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JOSÉ GÓMEZ FRECHINA EXCONSERVADOR DEL MUSEU DE BELLES ARTS DE VALÈNCIA LP

Jueves, 12 de noviembre 2020, 07:33

Azuzar la lumbre en otoño, tras las bondades y quietismo de la canícula que coincide en general con los días de asueto del personal de la función pública, es algo recurrente y hasta previsible. Tantos conflictos, altercados y refriegas se dan por estas fechas para evitar maridarlos con los rigores e incomodidades del frío invierno y las fiestas de la celebración de la Navidad y de Año Nuevo.

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Hoy deberíamos estar hablando del Maestro de Perea, uno de los primitivos valencianos más interesantes y poco conocidos por el público y estudiosos del panorama pictórico de estas tierras durante el paso del Gótico al Renacimiento. ¡Nuestro gozo en un pozo!

Nos vemos impelidos por circunstancias adversas y muy preocupantes a entonar el 'J'accuse...!' de Émile Zola, pero no en favor del capitán Alfred Dreyfus sino del zarandeado Museu de Belles Arts de València. Adoptar una postura silente puede resultar acomodaticia, pero hemos optado por actuar porque ya se sabe en tantas ocasiones: El que calla otorga.

El entrometimiento desleal, la intromisión desmañada y las injerencias indeseadas son pésimos compañeros de viaje, comúnmente muy incómodos y de efectos y contratiempos por lo general imprevisibles.

Decidir desde la Dirección General de Cultura y Patrimonio y del Ivacor de forma baladí y en comandita a dos semanas de la exposición que las tablas restauradas del Retablo de los Tres Reyes -conservadas desde la desamortización en el Museu de Belles Arts de València- no formen parte de la exposición de contexto 'El Mestre de Perea. Un primitiu valencià' supone en la práctica desvirtuar totalmente el diálogo previsto como elemento vertebrador de este proyecto expositivo. De este modo se pasa tristemente de un plumazo del contexto a la descontextualización.

Desconocemos el argumentario oficial para vetar estas piezas capitales en la exposición ya que su pintura ya está restaurada desde hace bastantes años, incluso se presentó la tabla principal del retablo en una exposición del Museo en 2010. A menudo lo bueno es enemigo de lo mejor. Si por azar, fuera causa de la falta de algún dorado puntual en alguna de las tablas, nadie pienso iba por tal insignificancia a poner el grito en el cielo o contorsionar su cuerpo como Regan, la niña del exorcista. En la actual muestra del museo: 'Mes Museu. Ultimes adquisicions del Museu de Belles Arts de Valencia (2020-2020)' se ofrecen por fortuna algunas pinturas sin restaurar que además de su disfrute por el público nos recuerdan que hemos de aunar esfuerzos para su recuperación futura, como diría el que fuera director del Museo don Fernando Benito Doménech.

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No cabe errar el blanco ni el despiste, el museo se ha convertido a su pesar y por la falta manifiesta de voluntad política y cierto descuido ciudadano en el dominguillo o tentetieso de la cultura en Valencia acostumbrado al bamboleo continuo, sin orden ni concierto.

Actuar en Cultura sin consensos, sin respeto al trabajo intelectual ajeno, sin diálogos constructivos, con autoritarismo notorio y reincidente, con tintes egocéntricos y con auto-halagos complacientes, entre otras notas discordantes del amplio repertorio, no favorece el avance y deseado crecimiento del Museo en el marco de una sociedad moderna y plural, preocupada y protectora del conocimiento de su historia y de sus manifestaciones artísticas.

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La visión cortoplacista y el egoísmo displicente de este sinsentido de ocultación de las pinturas del museo me recuerda el tono burlesco de las poesías de Quevedo: «Yo me soy el rey Palomo: yo me lo guiso y yo me lo como». En fin..., fisuras, descosidos ya muy añosos, atragantamientos continuos y ni visos de luces o mejora en el horizonte.

En demasía no se ofenda el lector, si ha llegado en su lectura a este punto, porque hay preguntas como la del título de este texto en las que uno prefiere por instrucción cívica, gravedad, decencia y algo más obviar las respuestas. La solución pasa -como es sabido- por la autonomía para el Museu de Belles Arts de València, una dotación presupuestaria adecuada a la altura de la institución y la provisión de plazas de personal cualificado: conservadores, restauradores... No desperdicien su tiempo en bagatelas; a estas alturas de la fabula ni la cigarra se queja de la solución y al infortunado Perea se le pasó -por el rebozo- la ocasión.

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