Borrar
Urgente Detienen a una abuela y a su nieto menor de edad por traficar con drogas en la Ribera Baixa
UNA JUEZA VALENCIANA EN LA COPA AMÉRICA

UNA JUEZA VALENCIANA EN LA COPA AMÉRICA

María Torrijo se convertirá en 2021 en la primera Oficial Principal de Regatas mujer en 170 años de historia

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Domingo, 26 de mayo 2019, 10:31

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Esta semana estuve en Mahón. Allí, en aguas de Menorca, empezaban las 52 Super Series, el circuito de regatas más importante del mundo. Un certamen en el que compiten once barcos de tipos con unas cantidades ingentes de dinero a quienes les flipa hacer carreras en el agua con unas embarcaciones, muchas de ellas fabricadas en la Comunitat Valenciana, carísimas.

Un día, el martes, salí al agua. La historia consiste en embadurnarte de crema solar hasta las cejas, poner cara de interesante y cogerte bien fuerte, pero sin que se note, a algún agarre para no pasar el bochorno de ser el primer periodista de la historia de estas regatas en salir volando y acabar chapoteando en el mar.

Entonces la lancha te lleva hasta la salida. Ese día apenas había viento, así que fueron retrasando el inicio hasta las dos de la tarde. Mientras, bamboleándote en la motora, te comes un bocata, mantienes la cara de interesante y te echas un poco más de crema porque ya me ha pasado alguna vez que, como te da el aire en la cara, piensas que no te estás quemando y sales de ahí como un cangrejo.

Mientras esperaba, para no avergonzar a mis compañeros con preguntas tontas, me puse a pensar en que tenía que llamar a la vecina de arriba para que su seguro eche un vistazo a las humedades que han salido en mi techo; me entretenía buscando al valenciano Pepe Ribes en su velero, o me quedaba embobado mirando el dron que sobrevuela la flota con su vuelo hipnótico. Hasta que la vi a ella enganchada a un soporte con las piernas.

Me llamó la atención ver a aquella mujer encaramada a unos hierros encima del barco mirando concentrada en el horizonte. A veces cogía un cacharrito, el que se ve en la fotografía, y averigüé que se trata de un compás de marcaciones y sirve para ver en qué dirección viene el viento.

Ahí sí me atreví a preguntar. Y pregunté mucho. Quién era. Qué hacía. Cuál es su misión. Por qué tiene al lado un panel con unos números. Así es como supe que aquella mujer es María Torrijo y que es la persona que manda en el campo de regatas.

Al día siguiente, casualidades de la vida, me enteré por Pedro Sardina, el decano de la información náutica en España, que María iba a ser en 2021 la Oficial Principal de Regatas de la Copa América. Y vi que aquello la iba a convertir en la primera oficial en los 170 años de historia, desde 1851, cuando empezó en la isla de Wight la lucha por el aguamanil de plata.

María Torrijo es de Alicante pero vive en la Gran Vía Marqués del Turia de Valencia. Se aficionó a la vela en el Real Club de Regatas de Alicante jugando con un Optimist. Luego se pasó a la vela ligera. Con los años comenzó la carrera de Química y los fines de semana, en lugar de ponerse a servir copas en un garito, se sacaba unos cuartos haciendo de oficial del club. Cuando se licenció, se dio cuenta de que lo que a ella le apasionaba era la vela.

La alicantina se convirtió, con solo 31 años, en la primera mujer en sacarse el título de juez, árbitro y oficial internacional. Y ahí empezó una carrera profesional que le ha llevado por decenas de países en Europeos, Mundiales, Juegos Olímpicos y regatas de todos los colores. Solo le faltaba la Copa América y en 2021 podrá añadir el último 'check' que le queda.

En Menorca la vi moverse agitada desde su atalaya y, sirviéndose de la información que le suministraban los chicos que van por todo el campo de regatas recopilando datos sobre el viento, iba corrigiendo el campo de regatas. Los expertos dicen que el viento, cuando es tan suave, se delata rompiendo pequeñas olitas con una espuma blanca que se puede ver desde lejos.

María, de quien todo el mundo habla maravillas en el pantalán, demostró su rapidez de reflejos hasta que pudo dar la salida en una línea imaginaria entre su barco y una boya colorada.

Tiene 43 años y ya es una eminencia en la vela. Como prueban sus dos participaciones en los Juegos Olímpicos de Pekín 2008 y Londres 2012 -en realidad, en las sedes de Qingdao y Weymouth-. La esperaban también en Río, en 2016, pero unos días antes, en julio de ese año, su marido, el destacado regatista valenciano Pablo Arandia, murió de cáncer y se vio obligada a declinar la oferta. María, Medalla de Bronce al Mérito Deportivo, añora a su pareja, con el que le gustaba salir a navegar, pero ahora se concentra en cuidar a la pequeña Iris, de 4 años. Buen viento.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios