Dimitir en directo

Lunes, 27 de junio 2022

En 'El síndrome de La Moncloa', Pilar Cernuda explica cómo Lord David Owen, político y neurólogo, se dio cuenta de que su carácter cambió en ... las etapas en las que desempeñó diversos cargos -fue ministro de Sanidad y de Exteriores-. Su curiosidad le impulsó a estudiarse y estudiar, además, a otros líderes para descubrir el porqué. Owen concluyó que los políticos que tocan poder en periodos prolongados acaban manifestando una forma similar de actuar que se muestra cuando dejan de escuchar y no reconocen sus errores. A esa conducta la denominó 'síndrome de hybris' en referencia a la actitud que adoptaban los personajes heroicos en la antigua Grecia cuando, tras el éxito, quedaban irracionalmente subyugados por la soberbia, la arrogancia, el orgullo desmedido y un exceso de confianza que los arrastraba a interpretar los hechos de manera equivocada. En su libro sobre los expresidentes del Gobierno, Cernuda examina ese ensimismamiento capaz de conducir al político a ver «enemigos por todas partes» y a pensar aquello de «quien no está conmigo, está contra mí».

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En los días que transcurrieron desde que Mónica Oltra fue citada como investigada por el Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana (TSJCV) por presunto encubrimiento del caso de abusos de su exmarido a una menor tutelada por su conselleria, hasta que dimitió, se sucedieron una serie de acontecimientos de los que todavía desconocemos su secuencia completa. Tuvo lugar con regularidad un pleno del Consell en el que Ximo Puig la saludó con «dos besos». Se produjo una rueda de prensa en la que señaló a una «cacería» de la «extrema derecha» reiterando que no renunciaría por «ética y estética». Tras decenas de preguntas de los periodistas, realizó una valoración reveladora sobre su percepción ante la grave magnitud del asunto: «¿Desgaste político? Yo no lo estoy viviendo así». Al día siguiente, Compromís públicamente cerró filas en el acto del polémico baile. Después vino un domingo de gloria para el PP en Andalucía. El tono de Puig se retorció, incisivo y apremiante: «No estoy para fiestas». Ahora sabemos que casi paralelamente a esa advertencia que lanzaba el president, la Policía Judicial irrumpía en dependencias de Igualdad y Políticas Inclusivas buscando el expediente de la menor víctima de abusos. Horas más tarde, se anunciaba la ausencia de Oltra en la ejecutiva de Compromís. Pero minutos antes de esa cita, ella se presentaba por sorpresa para comunicar su dimisión en directo arremetiendo contra todo y contra casi todos. Con especial iracundia hacia Puig quien se enteró a la vez que el resto del mundo. Habló de «denuncias falsas» y de «infamia», emulando seguramente sin querer a su némesis, Francisco Camps.

Oltra deja la política. La presión externa e interna, de muchos de los suyos, provocó que sus pies bajaran al suelo aunque no fuera de motu proprio.

Cernuda examina ese ensimismamiento, capaz de conducir al político a ver enemigos por todas partes

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