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CELADES

Desde el mirador ·

KIKE MATEU

Jueves, 7 de noviembre 2019, 09:23

Siempre defiendo en estas letras que hay que recelar de aquellos que te cuenten que alguien lo hace todo bien... o todo mal. Porque todos cometemos errores y difícilmente encontraremos a alguien que lo haga todo bien. Como con los directores deportivos en el fútbol nadie es infalible. Hay que valorar el equilibrio aciertos-errores para hacer análisis rigurosos de cualquier persona. Algo así me pasa con Celades. Valoro muchas cosas buenas que está haciendo pero aprecio también alguna que no me gusta. Me gustan mucho sus lecturas de partido. Desde Valverde no había en Valencia un entrenador que, con los cambios en las segundas partes, modificara la situación. Celades toma decisiones y, de momento, mayoritariamente acertadas para cambiar el rumbo de los partidos. Alavés, Espanyol y Lille anteayer son ejemplos prácticos. No le salieron bien ante el Ajax, por poner ejemplos que no funcionaron, pero no es inmovilista. Ataca con valentía la realidad y mueve piezas para mejorar. Eso habla bien de él como entrenador. También es destacable como, en medio de un marrón descomunal, maniobró con destreza su llegada al vestuario tras el despido de Marcelino. Tomó decisiones importantes -como la salida del once de Guedes- para sorpresa general y respeto ganado con muchos. Eso también es un entrenador. Tácticamente intentó inculcar sus 4-3-3 pero al tercer partido de zozobrar atrás volvió al 4-4-2 en lugar de imponer su idea hasta el fin de los tiempos. Adaptarte a lo que tienes renunciando a lo que quieres también es ser entrenador. Y, por el contrario, veo un asunto capital a mejorar: el Valencia ha perdido agresividad, competitividad, velocidad y ritmo para afrontar el arranque partidos. Es un equipo blando. De inicio Espanyol, Osasuna, Lille o Sevilla (por no remontarme a sus primeras dos semanas) han sido mejores que el Valencia o, en el mejor de los cosas, nunca peores. Con llegadas y en muchos casos goles. Los propios jugadores terminan los partidos y reconocen que fallan en las primeras partes, que la actitud no es la correcta y que la intensidad de inicio debe ser mucho mayor. En el fútbol si no corres como el contrario ya no le ganas a nadie. Y, como eso está pasando, obliga a cambiar todo en las segundas partes. A veces alcanza y otras no. Pero es una lotería que este equipo debe solventar rápido. Porque remontar partidos debe ser una solución pero nunca una costumbre. Y, como dice el Cholo, si su Atlético sale a un partido con menos intensidad que el rival, asume la culpa como propia por no haber conseguido transmitir esa obligación de correr, pelear y luchar como si quedaran 5 minutos para poder empatar. Y eso, aunque debiera ser obligación de los jugadores, también es cosa del entrenador.

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