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Las asociaciones vicentinas de Valencia

Las asociaciones vicentinas de Valencia

JOSÉ F. BALLESTER-OLMOS Y ANGUÍS

Domingo, 4 de febrero 2018, 11:22

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La mayoría de las llamadas 'festes de carrer' provienen de la sociedad tradicional y gremial de la Valencia preindustrial. Hacia 1870 todavía se celebraban más de cincuenta fiestas de calle en la ciudad en honor a santos, advocaciones marianas o a Cristo crucificado, cuyas imágenes se mostraban en pequeños retablos u hornacinas, o en un altarcillo colocado en la pared de cualquier edificio. Junto a ellos nunca faltaba algún adorno floral, acompañado de tafetanes y oropeles rodeando el altar, así como la indispensable llantia o farola de aceite que los vecinos se encargaban de mantener encendida. El vecindario festejaba a su santo patrón con actos religiosos y profanos durante dos o tres días y contaba con una pequeña comisión de clavarios o mayorales, uno de los cuales -el Clavario Mayor- ostentaba la representatividad de la corporación y guardaba la imagen del santo en su casa el resto del año.

Las asociaciones devocionales vicentinas valentinas surgieron con el nombre de cofradías y esclavitudes y fueron naciendo en su mayoría vinculadas a gremios y parroquias de los barrios de la ciudad. Desde la Asociación de San Vicente de la Calle del Mar, que tiene sus primeras actividades ya en el siglo XVI, nacieron la Fiesta de los Niños de la Calle de San Vicente (1625), el Altar de la Plaça del Mercat (XVI-XVII), el Altar del Tossal (con antecedentes en el XVI y documentado en 1655), la Asociación de la Pila Bautismal (con antecedentes desde 1755, documentado en 1866), el Altar del Mocadoret (1861-1864), el Altar de la Plaça del Pilar (1877), el Altar de Russafa (con antecedentes en 1706 y documentada en 1879), el Altar de Xirivella (segunda mitad del siglo XIX), el Altar del Carme (1903), la Asociación de Excolegiales del Colegio Imperial (1919), el Altar d'Almássera (antes de 1915), el Altar de Mislata (1943), el Altar de Meliana (1955), el Altar Plaja (1960), el Altar de Ribarroja (1973), la Cofradía de San Vicente Ferrer de la Cañada (1977), la Asociación de Damas de San Vicente Ferrer (1995), el Altar del Ángel Custodio (2002), el Altar del Mercado de Colón (2008) y el Altar de L'Eliana (2013).

Existen dos corporaciones autónomas con naturalezas y objetivos singulares. Una es la Hermandad de la Celda del Glorioso Padre San Vicente Ferrer (1552), nobiliaria y con números clausus. La otra es el Capítulo de Caballeros Jurados de San Vicente Ferrer (1966), corporación de naturaleza caballeresca, también con número cerrado, que tiene como Prior al Arzobispo de Valencia y cuya finalidad de culto a la figura de San Vicente se unen los objetivos de promover estudios y acciones de divulgación acerca de la vida y obra vicentinas y la conservación del patrimonio histórico vicentino, tanto material como intangible. Asociaciones ya extinguidas fueron la de la plaza de la Pelota (1863), la de la calle de Colón (1881) y las de Santa Mónica, de la Cruz del Cabañal, de la Calle Tosalet, de la Plaza de Sant Vicent de Na Chamorra, de la Calle Valeriola y de la Calle Sogueros.

En nuestros días las asociaciones devocionales de Valencia y algunas poblaciones cercanas, junto con Lo Rat Penat, el Colegio Imperial de Niños Huérfanos de San Vicente Ferrer y su Asociación de Excolegiales, integran la Junta Central Vicentina, cuyo Presidente es el alcalde de la ciudad y, por delegación, el Concejal de Cultura Festiva.

Son poco conocidos la génesis y nacimiento de esta Junta, pocos años después del término de la Guerra Civil, cuando las fiestas dedicadas al Patrón de Valencia comenzaban a recobrar su perdida vitalidad. En esa situación, dos instituciones: Lo Rat Penat y el Altar del Tossal, y dos hombres: Martín Domínguez Barberá y Antonio Rossi Torres concibieron una iniciativa de la que nacería la Junta Central Vicentina, articulada legal, formal y operativamente por el prestigioso jurista y vicentino José Ferrer Olmos. Martín Domínguez, concejal de Ferias y Fiestas del Ayuntamiento y más tarde director de LAS PROVINCIAS, era directivo de Lo Rat Penat y colaborador del Presidente de dicha institución valencianista. Por su parte, Antonio Rossi, joven pero experto vicentino, era Secretario del histórico Altar del Tossal.

El 16 de febrero de 1943 el concejal Domínguez Barberá y Antonio Rossi recibieron la autorización eclesiástica para la constitución de una Junta Central Vicentina que reuniera en su seno a las distintas Asociaciones organizadoras de festejos en honor de San Vicente Ferrer. El 5 de abril de ese año fue autorizada la actividad de la Junta por el Gobernador Civil de la Provincia, Francisco Javier Planas de Tovar y quedó regida estatutariamente por un Patronato formado por un representante del Ayuntamiento, un delegado del Cabildo catedralicio, un religioso designado por la Comunidad Dominicana de Valencia, un miembro del Colegio Notarial y un representante de Lo Rat Penat.

Se dio la presidencia nata al concejal delegado de la Comisión de Ferias y Fiestas del Consistorio. Enseguida se estableció una operativa que, bajo la organización y la tutela de Lo Rat Penat, armonizara las inquietudes y participación de las asociaciones en el concurso de milagros, que el año anterior había vuelto a ser convocado por la institución ratpenatista. Han pasado 75 años. ¿Valencia es vicentina? El pleno municipal aprobó recientemente una moción de la Concejalía de Cultura Festiva que relega al Patrón de la Ciudad, de la Archidiócesis y del Reino a la condición de 'patrón de los católicos valencianos'. Apuntémoslo, y anotemos también que don Antonio Cañizares ha convocado a los valencianos para que preparemos nuestro ánimo para la celebración del VI centenario de la muerte del Santo.

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