Así serán las nuevas notas que su hijo recibirá el mes que viene

Ya no consistirán en una relación de asignaturas con su calificación numérica y un apartado de observaciones escueto en el que el tutor, además de recomendaciones, aprovechaba para felicitar al alumnado y a su familia de cara al inminente periodo vacacional. Más bien será a la inversa. Simplificando, ya no es tan importante lo cuantitativo, la nota numérica, sino lo cualitativo, el destacar los logros alcanzados y los aspectos a mejorar. Y todo con un enfoque competencial, es decir, incidiendo en hasta qué punto el alumno ha sabido aplicar los conocimientos trabajados en clase.

El próximo mes lo verán todas las familias con hijos en 1º, 3º y 5º de Primaria, 1º y 3º de la ESO y 1º de Bachillerato. Los de los niveles pares mantendrán este curso el formato tradicional, el de notas numéricas, pues a ellos todavía no les ha alcanzado la reforma. A partir del 2023-2024 los boletines ya serán iguales para todos.

Tras cada evaluación, que suelen ser trimestrales, los alumnos llevarán a casa un informe en el que el tutor, con ayuda del resto de profesores que intervienen en el grupo, reflejará los aspectos en los que destaca y aquellos en los que debe mejorar. El primero llegará a finales de diciembre y será especialmente llamativo porque no recogerá las calificaciones (de Insuficiente a Sobresaliente).

La normativa que regula la organización de Primaria insiste en que este informe se tiene que rellenar desde un enfoque competencial y en que la evaluación del alumno debe centrarse en las destrezas asociadas a las diferentes asignaturas, llamadas competencias específicas. No se concreta si hay que valorarlas todas -en algunas hay hasta una decena- o sólo destacar lo que se considere más importante.

Por ejemplo, en Conocimiento del Medio entre las competencias específicas destacan el uso de recursos digitales para buscar información, la realización de investigaciones sencillas guiadas por el tutor, el conocimiento de aspectos del entorno natural, cultural o social, la identificación de hábitos saludables (alimentación o consumo) o de los problemas generados por el ser humano en el entorno, el reconocimiento de elementos patrimoniales y la organización política y territorial de la Comunitat, España y Europa, o la capacidad de situar cronológicamente los grandes periodos históricos. Lógicamente, todas están adaptadas al nivel correspondiente, pues no es lo mismo un niño de 1º que otro de 6º, aspecto que debe concretarse en la guía de la asignatura que realiza el tutor.

Según recoge la normativa, en el informe «se tienen que reflejar los resultados obtenidos en el proceso de aprendizaje del alumno, los aspectos personales y evolutivos que se consideren oportunos y mencionar las medidas y apoyos de atención educativa que se hayan adoptado o previsto y la conveniencia de su continuidad».

En cuanto a la redacción, debe destacar «sus progresos, esfuerzos, dificultades superadas y talentos, así como explicitar los aspectos que habría que continuar trabajando».

Al final de curso, en junio, además del informe de evaluación llegarán las calificaciones de las asignaturas. La gran diferencia respecto al modelo tradicional es que no estarán expresadas en número, sólo en los términos siguientes: Insuficiente (IN), Suficiente (SU), Bien (BI), Notable (NT) o Sobresaliente (SB).

Los alumnos de Educación Secundaria Obligatoria también dispondrán de un informe de evaluación trimestral que sigue el mismo patrón que el de Primaria, aunque con una salvedad importante. Además de destacarse los logros y aspectos a mejorar en cada asignatura sí se incluirá en todos los boletines la calificación correspondiente (del Insuficiente al Sobresaliente), aunque a diferencia del modelo anterior tampoco se acompañará de una expresión numérica. Es decir, el Sobresaliente podrá ser un nueve o un diez.

Otro cambio importante derivado de la Lomloe es que todo el alumnado que termine 2º y 4º recibirá un documento llamado Consejo Orientador. Es reciente pero no novedoso, pues se distribuyó por primera vez el ejercicio pasado, cuando entraron en vigor los cambios de la reforma educativa relacionados con la evaluación y la promoción de los alumnos, siendo los más destacados la desaparición del límite numérico de suspensos para pasar de curso o la eliminación de los exámenes de recuperación.

El de 2º recogerá el grado de adquisición de destrezas básicas del estudiante tras los dos primeros cursos de la ESO y una propuesta sobre la opción más adecuada para proseguir su formación: o bien continuar en 3º o formar parte de un grupo de diversificación curricular o de FP Básica, pensados para alumnos que requieren de un aprendizaje adaptado a sus necesidades o con un enfoque más práctico y dirigido hacia los estudios profesionales. En cuanto al de 4º planteará seguir hacia Bachillerato o hacia un ciclo formativo de grado medio.

De manera puntual, cuando el equipo docente considere que lo más adecuado para un alumno que termina 3º es cursar una FP Básica, debe planteárselo a las familias también a través de este documento.

Para los alumnos de 1º de Bachillerato el patrón es muy similar a los de la ESO. El boletín que recibirán tras cada evaluación tendrá tanto la calificación de las asignaturas como la información cualitativa: «Aspectos positivos del proceso de aprendizaje que hay que destacar y las barreras o dificultades a superar», dice la normativa.

Eso sí, las notas serán numéricas, algo que se explica en que es necesario extraer un promedio al finalizarla de cara al acceso a la universidad o a un ciclo superior de Formación Profesional.