La mitad de las víctimas de delitos sexuales en la Comunitat son menores

Los últimos datos por edades que refleja el Ministerio del Interior corresponden a 2020. Ni el confinamiento, ni los toques de queda con menos salidas nocturnas, ni el resto de restricciones impidieron que 1.546 personas, la práctica totalidad mujeres, sufrieran delitos sexuales. De todas esas víctimas, 766, un porcentaje del 49,5%, no había alcanzado la mayoría de edad.

Las víctimas menores de edad casi doblan a las que se registraron en la franja inmediatamente superior, los adultos jóvenes de entre 18 y 30 años, con 400 casos contabilizados por el Gobierno. Las conductas que sufrieron las niñas van desde los tocamientos o abusos a la pornografía infantil, el exhibicionismo, la corrupción o las violaciones. Sobre este último delito, no del resto, Interior aporta cifras. En un panorama generalizado de descenso de todas las infracciones por el estado de alarma, las violaciones a menores ascendieron en 2020 con 53 casos denunciados, casi 20 agresiones sexuales más que en 2019. Y se trata de la cifra más elevada de los últimos siete años.

Por contra, las violaciones a jóvenes de entre 18 y 30 años en la región experimentaron un considerable descenso, al pasar de 71 en 2019 a 58 en el año de la pandemia. Y llevan tres años en caída frente a lo que está ocurriendo con las niñas y adolescentes.

Si ponemos las cifras de víctimas en contraste con las de los detenidos, aparece una lectura muy clara: la pederastia está detrás de buena parte de los delitos sexuales que sufren menores en la Comunitat. Es decir, en muchos casos no se trata de agresiones de un menor a una semejante en edad, sino que muchas de las niñas padecen el delito por acción de un adulto desconocido o, en demasiadas ocasiones, de su propia familia.

Esto se aprecia en las proporciones de detenidos por delitos sexuales en la Comunitat. En este caso, de los 1.030 arrestados en 2020 en la región únicamente 82, un 8%, eran menores de edad. La mayor parte de las detenciones está corresponde a sospechosos de entre 41 y 64 años. Fueron 370 los delincuentes sexuales puestos a disposición de la justicia. Uno de cada tres acusados se sitúa en esta franja de edad.

La magnitud del problema se plasma a la perfección en los tribunales. La mayoría de juicios que se celebran cada semana en la Audiencia de Valencia son por delitos sexuales y, dentro de ellos, relacionados con la pedofilia.

Ayer, sin ir más lejos, se tenía que sentar en el banquillo de los acusados el profesor de una academia de repaso de un municipio de la provincia de Valencia para el que la Fiscalía solicita 43 años de prisión. Está acusado de abusar sexualmente de nueve alumnas menores. El juicio ha sido aplazado para hoy por la indisposición de un letrado.

Según la acusación pública, los hechos se prolongaron durante tres años, en los cursos escolares transcurridos entre 2015 y 2018. El procesado sometía supuestamente a tocamientos a las víctimas, de entre 14 y 17 años. Sucedía durante el desarrollo de las clases o cuando se acercaba a sus pupitres para darles alguna explicación.

También hoy, en otra sala de la Audiencia, será juzgado un hombre acusado de amenazar, agredir y violar a su mujer, con la que llevaba 14 años casado. Los hechos sucedieron en el domicilio familiar. Según la Fiscalía, el procesado dominaba la víctima, con insultos durante las discusiones y menosprecios. Desde 2019 se volvió más agresivo y la amenazó de muerte. Hasta obligarla a mantener relaciones sexuales a la fuerza. En algunas ocasiones ni siquiera le importó que ella le dijera que estaba enferma. Se enfrenta a 14 años de cárcel por agresión sexual, maltrato psicológico y amenazas.

Mañana se sentará en el banquillo otro hombre para el que la Fiscalía solicita 13 años de cárcel por abusar sexualmente de su nieta menor de edad y enseñarle vídeos de tipo pornográfico durante dos años, según la acusación.

Rodrigo Hernández es director de Save the Children en la Comunitat. «Las niñas sufren la mitad de las agresiones sexuales y es imprescindible activar todos los mecanismos para prevenir y actuar ante el problema, sea en el entorno físico como en el digital», reclama el experto.

Hernández está convencido de que las cientos de niñas que cada año denuncian delitos sexuales en la región «son sólo la punta del iceberg». El aumento de denuncias que vive la región, por tanto, «puede encerrar un rayo de esperanza», por la importancia de no callar tras sufrir el daño. «Tenemos que animar a cualquier menor a que denuncie la violencia sexual, ofreciendo todas las garantías para su protección», resalta.

Frente a la violencia sexual en menores, «hay que sensibilizar a la población de la gravedad del problema, capacitar al sistema para detectar los casos lo antes posible y tener todos los mecanismos para actuar» sin que la víctima reviva su padecimiento.