El Mediterráneo 'hierve' antes que nunca y augura lluvias intensas en otoño
El mar en el golfo de Valencia llega a los 25 grados que el año pasado alcanzó en julio y los expertos auguran más noches tórridas este verano
Nunca ha estado el mar Mediterráneo tan caliente tan pronto. La boya de Valencia de Puertos del Estado, que registra la temperatura del mar a ... 35 kilómetros de la ciudad, llegó el miércoles a última hora a los 25,18 grados, una temperatura récord en lo que llevamos de año. En 2024, los 25 grados se superaron el 5 de julio, por lo que a esa cifra se ha llegado tres semanas antes que en el ejercicio anterior. Es, además, récord para estas fechas desde comienzos de la serie histórica, en 1940.
Según explica el jefe de Climatología en Valencia de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), José Ángel Núñez, los valores actuales están «casi tres grados por encima de los normal para estas fechas». ¿Puede esto querer decir que en otoño habrá lluvias torrenciales aún mayores a las de 2024? No del todo... pero tampoco es descartable. «Que el mar esté en valores extremos de temperatura en este junio de 2025 no implica necesariamente que se vayan a producir lluvias torrenciales este otoño. Las lluvias torrenciales otoñales son fenómenos atmosféricos que se nutren de la energía acumulada en el mar y, como hemos visto históricamente, no es preciso un mar excesivamente cálido para que se produzcan los grandes episodios de lluvias torrenciales, porque estos normalmente se producen a partir de mitad de septiembre y sobre todo en octubre y al principio de noviembre, cuando el mar ya está enfriándose y, por el contrario, no se suelen producir en agosto, que es cuando el mar está más cálido», indica Núñez.
Y es que lo que ocurrió en octubre de 2024 es una concatenación de factores. Uno de ellos, sí, fue la temperatura del mar. Pero no el único. «Se necesita una configuración atmosférica adecuada y, si se produce, la importancia de la temperatura del mar será relativa a la masa de aire que lo sobrevuela, es decir, a la diferencia de temperatura entre el aire y el mar, pero si no se produce la situación atmosférica adecuada, el mar por sí mismo no es capaz de generar lluvias torrenciales. Las configuraciones adecuadas se producen en otoño y no en verano, porque en verano se produce una expansión del anticiclón subtropical hacia el norte, y tanto las borrascas como el chorro polar circulan muy lejos de nuestro territorio. Cuando llega septiembre, la circulación general se empieza a ondular y es en esas circulaciones cuando hay borrascas que quedan aisladas en nuestra zona cuando se pueden producir las gotas frías, o danas que decimos ahora, y que si son capaces de conectar la energía del mar con el frío del aire en capas medias, a unos 5 kilómetros de altitud, derivan en lluvias torrenciales, que es lo que ocurrió el trágico 29 de octubre», asegura Núñez. Vamos, que si el aire que hay sobre el mar no es también frío, la torrencialidad es menor. De ahí que lleguen en otoño y no en verano.
«A día de no podemos afirmar que vayamos a tener un otoño de lluvias torrenciales basándonos sólo en el predictor temperatura del agua del mar. Otros años con mar cálido en verano se han saldado con un otoño seco y la energía acumulada progresivamente se fue disipando conforme avanzaba la estación», indica el jefe de Climatología de Aemet. Sí apunta, eso sí, que habrá más noches tropicales donde la temperatura no bajará de 20 grados. «Ya se están produciendo», insiste Núñez. También habrá noches tórridas, en las que no se bajará de 25 grados. «En las ciudades mediterráneas la correlación entre la temperatura de la superficie del mar y la temperatura nocturna en verano es muy alta. Con situaciones de estabilidad, las más frecuentes en verano, el aire se desliza sobre un mar muy cálido, de forma que no sólo adquiere su temperatura, sino que se carga de humedad, lo que implica un nuevo factor de adversidad, ya que no es lo mismo un aire seco cálido, en el que los mecanismos de enfriamiento de nuestro organismos son más eficientes, que un aire húmedo cálido, en el que los mecanismos de enfriamiento son poco eficientes y nuestro organismo reacciona sudando más para lograr enfriar el cuerpo. Con un mar tan cálido, el inicio de la temporada de noches cálidas ya ha comenzado y es probable que continúe los próximos días», asegura Núñez. Para que se hagan una idea, el miércoles a las 22 horas la temperatura del mar todavía rondaba los 25 grados.
Desde el Centro de Estudios Ambientales del Mediterráneo, Paco Pastor, investigador del área de Meteorología y Climatología, asegura que la tendencia de que el mar se caliente cada vez más es algo que estudian «desde hace muchos años, pero es verdad que se ha acelerado en lo súltimos 15 o 20 años». «Las temperaturas están claramente por encima de lo que tienen que estar, y lo notamos sobre todo desde 2022. Se van batiendo récords, aunque cada vez son más extremos», indica Pastor, que ahonda en lo que dice Núñez respecto de la torrencialidad: «Sí es un factor que crea más capacidad de potenciar las lluvias, pero no el único».
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