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Un grupo realiza la bajada del río Cabriel en kayak. lp

La masificación del río Cabriel

La administración del parque estudia imponer cupos a las empresas de deporte

TEO PEÑARROJA

VALENCIA.

Domingo, 22 de julio 2018, 01:04

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Son las cosas del capitalismo. El dinero es el dinero, y qué más dan la palabra dada, la dificultad de evacuar en caso de emergencia, los clientes o el medio ambiente. Se trata del cupo que se autoimpusieron kas que incumplen las empresas de deportes de aventura en el parque natural de las Hoces del Cabriel y que ahora algunas están incumpliendo.

«Esto es un río limitado, no es el Danubio», empieza diciendo el responsable de una de estas empresas. «No es la playa de Benidorm: aquí hay tres mil metros y yo no tengo sitio para meter a mis veinte clientes», dice. Para eso -para que quepan sus veinte clientes- fueron las propias empresas, en un grupo de trabajo codo a codo con la dirección del parque, las que se autoimpusieron un cupo: seis embarcaciones y dos vehículos por empresa cada vez.

«Pero se lo pasan por el forro», asegura. «Lo mismo te meten quince o veinte barcas haciendo un rafting. Esas empresas que han salido últimamente no tienen ni idea: no sólo es que no cabemos, es que la actividad pierde calidad y la gente sale con una mala experiencia. Vender descontroladamente estas actividades es un error», sentencia. Y la preocupación no es sólo suya: la comparte la dirección del Parque Natural y también los agentes medioambientales de la Conselleria de Agricultura, Medio Ambiente, Cambio Climático y Desarrollo Rural.

A la dirección del entorno natural no le consta oficialmente que haya masificación

«Si ahí hay un incendio aquello puede ser muy peligroso», explica un agente medioambiental. «Los accesos no son buenos, con carreteras muy estrechas. Si no son buenos para entrar, imagínate para evacuar en caso de emergencia», continúa.

La masificación en la zona, dice, es un problema. Y sin embargo los agentes no han cursado una sola denuncia a las empresas por incumplir los cupos. «Claro, porque no podemos», responde. «Los cupos se los han puesto ellos para trabajar mejor, pero a nivel oficial no hay ninguna medida». A nivel oficial sólo hay que tener un permiso del director -directora, en este caso- del Parque para poder ejercer, y otro de la confederación hidrográfica para las embarcaciones. Los permisos, hasta el año pasado, no los poseía nadie. «Había que tenerlos, pero no los tenía nadie y nosotros tampoco hacíamos mucho caso», explica el agente.

Hasta que Teresa Camps se hizo cargo de la gestión de las Hoces del Cabriel y empezó a exigirlos. «Primero hicimos una campaña de avisos. Algunas empresas ni siquiera sabían que necesitaban uno», relata el medioambiental. «Pero ya los tienen en regla». Camps explica que «no consta oficialmente» que se incumplan los cupos. «Es decir, que no tenemos constancia de ninguna denuncia». En efecto, no hay ninguna; los agentes medioambientales no pueden tramitarlas porque el cupo establecido no tiene carácter legal. Otro gallo cantaría si la regulación se estableciera en el Plan Rector de Uso y Gestión del Parque. Pero para eso hay que realizar primero un estudio de capacidad, que es exactamente lo que la directora del entorno natural está haciendo, porque, extraoficialmente, sí se reconoce la masificación como un tema a tratar.

Las empresas se autoimpusieron unos cupos que ellas mismas no están cumpliendo

Camps pidió en enero un estudio de capacidad del río: cuánta gente conviene que esté, cuántas barcas, cuántos coches aparcados. El estudio lleva medio año en marcha, pero todavía no se conoce ningún resultado. A la luz de aquellas conclusiones, la dirección del Parque estudiará si conviene limitar la cantidad de personas que puedan acceder al entorno al mismo tiempo.

La sobreexplotación del río como recurso turístico no es patrimonio común de todas las empresas del lugar. «Hay empresas que son más cuidadosas con el medio ambiente y otras que sólo van a ganar clientes», reconoce un agente medioambiental que conoce la zona. El encargado de una de las empresas no es tan benévolo. «Está muy mal», dice. «Ese sitio lo vamos a reventar como sigamos así».

Hasta la fecha, pues, no se ha implementado ninguna medida efectiva para frenar la masificación del río. «Pero en agosto y septiembre aquí seguirá viniendo gente a punta pala», explica el mismo encargado . «Y ya va haciendo falta que alguien meta mano en esto».

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