La lucha del pequeño José por aprender a caminar
Los padres de un niño de Massalavés con parálisis cerebral y autismo inician una campaña para recaudar fondos con los que comprar un andador y una silla adaptada para su hijo
El pequeño José tiene cuatro años pero lleva toda su vida con una parálisis cerebral y autismo. A los once días de nacer le operaron ... y unos meses después pasó por segunda vez por quirófano. Consiguió salvar la vida pero las secuelas le impiden caminar hoy en día. Por eso sus padres, José Flores y María, vecinos de Massalavés, han seguido todos los tratamientos y rehabilitaciones posibles, pero ahora necesitan una ayuda económica para el andador y la sillita adaptada que requiere su hijo, que tiene una discapacidad del 42%. Están recogiendo firmas (llevan casi 2.000), han buscado visibilidad con 'influencers' e incluso han abierto un crowdfunding para recaudar los más de 4.000 euros que les hacen falta.
Hasta ahora el pequeño ha podido ir en sillitas de paseo convencionales de niño, pero con su crecimiento ya no le valen. «Lo que necesita es un andador adaptado en el que se pueda agarrar a los barrotes y caminar, y una sillita hasta que aprenda a caminar, porque no tiene fuerza y necesita sentarse cada cierto tiempo», explica el padre. «Este año llevamos cuatro sillitas ya porque las rompe de los saltos que pega, necesitamos las adaptadas, con estructura reforzada», añade José. «Hay que tener mucho cuidado con todo, que no se de ningún golpe ni se haga daño. Es un niño cariñoso pero tiene esos impulsos que no controla, te coge y te aprieta», dice José.
Y las rompe porque «con el autismo, tiene muchos impulsos y fuerza en los brazos, pero no en las piernas», por eso necesita material adaptado a su peso, de unos 24 kilos. «Estamos haciendo campaña para conseguir un andador, porque con su debilidad en las piernas no puede andar», indica el padre. Pero la Seguridad Social sólo les cubre el 15% del coste de esas sillas. «No llegamos para comprar un andador, que vale 1.200 euros y una sillita, que ya son 1.800, y nos está siendo imposible», apunta el hombre. Los padres reciben 400 euros de paga por el grado 3 de dependencia que tiene el niño.
José nació con sólo seis meses de gestación. «Era muy pequeño, se le rompió una venita de la cabeza y al hacerle una ecografía nos dijeron que lo tenían que operar a vida o muerte», explica su padre. Tenía un derrame cerebral de grado 3. «Eso le afectó a la debilidad de las piernas y el equilibrio. La operación era complicada, le tuvieron que extraer líquido cefalorraquídeo en el hospital Clínico», cuenta. Pero continuaron los problemas tras la intervención. «Le hicieron una resonancia y salió que el cerebro lo tenía dañado por la sangre, se le habían taponado conductos del líquido raquídeo y le hizo una hidrocefalia», dice el padre.
Tuvo que permanecer tres meses ingresado en la planta de Neonatos del Clínico, donde lo operaron por segunda vez. «Le pusieron una válvula en el ventrículo izquierdo para bajar el líquido hasta el estómago. Dijeron los pediatras que podía tener secuelas de ese sangrado que tuvo y de las operaciones. Tras muchas pruebas nos dijeron que tenía una parálisis cerebral infantil», apunta el hombre.
Durante este tiempo de su crecimiento la madre es la que se ocupa las 24 horas de su atención, ya que tiene reconocida una dependencia de grado 3. «Con el autismo tiene muchos altibajos y sólo aguanta 15 minutos de pie, no puede andar por la debilidad en las piernas», indica José. «Por eso creo que con el andador cogería más fuerza y trabajaría para mejorar el equilibrio, eso es lo que nos dicen en rehabilitación», expresa.
El seguimiento médico se lo hacen en el hospital de La Ribera en Alzira y también en el Clínico, donde lo operaron, y aunque por el momento no va al colegio, sus padres quieren mirar uno de educación especial para este próximo curso. «Estamos estudiando a ver a qué tipo de centro puede ir. El niño no está desarrollado, es muy pequeño aún, y además tiene déficit de atención, pero tendrá que ir al colegio», comenta. Tienen otra hija de 7 años «que ayuda mucho a su madre con su hermano», ya que la dedicación es total cada día.
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