«Ha llegado un punto en el que me cuesta escuchar a Pedro Sánchez sin sentir náuseas e ira»
Entrevista ·
«El día que se acabe el periodismo se habrá terminado también la democracia», afirma la periodista Isabel San SebastiánIsabel San Sebastián Cabasés (Santiago de Chile, 15 de marzo de 1959) llega de la televisión y llega a la entrevista tras pasear a su ... perro. Uno tira del otro, el can tratando de prolongar la estancia en la calle y ella para entrar en casa. La periodista, que ha trabajado con la mayoría de los grandes de este oficio en España y ha realizado innumerables coberturas, actualmente es columnista de ABC y se muestra firme y tajante, como con el animal, en todas sus respuestas. Está de retirada. Del periodismo, que no como escritora de novelas, algo que continúa apasionándola.
-Cuando le dije que le iba a entrevistar, una amiga me ha preguntado, ¿es simpática?
-Seguro que le has dicho que no.
-¡No, qué va!
-Tengo una fama espantosa, soy consciente. Tengo fama de comer niños para desayunar. Pero bueno, creo que no es verdad. Yo creo que en esto, la gente que salimos mucho en medios, unos cardan la lana y otros llevamos la fama. Y cuando eres vehemente, eres sincero, dices lo que piensas y encima eres nórdico-vasco y tienes nariz vasca y como los vascos y cara vasca, pues pareces más antipático de lo que eres, pero yo creo que soy bastante normal.
-¿Es una cualidad a destacar de un periodista ser simpático?
No, no especialmente. Yo creo que a un periodista lo que tiene que ser es honesto, profesional, trabajador y riguroso. Hombre, si es simpático, pues mejor. Yo creo que es una cualidad de cualquier persona, ser razonablemente amable y tratar bien a los demás.
-Yo en principio había pensado comenzar por Cudillero, donde va de vacaciones. No imagino muchos planes mejores que desayunar junto a ese mar leyendo un periódico...
-Yo desde mi casa no lo tengo cerca, pero desayuno viendo el mar. En un silencio absoluto, en medio de la naturaleza, oliendo a heno recién cortado. Para mí Cudillero es el paraíso. Es la paz, es la tranquilidad, es la felicidad.
-¿Por dónde empieza el periódico?
-Leo siempre en iPad. Hace ya muchos años que me pasé. Empiezo por la portada y, bueno, de formación profesional siempre me voy a la política. Aunque en verano muchos días no leo el periódico. Leo novelas, paseo mucho, juego con mis nietos.
-Aunque luego lo edite, he empezado tuteándole...
-Yo sé que soy una persona mayor... Te cuento una anécdota que me pasó con Ansón. Recién llegado a la ABC en el Pleistoceno anterior, más o menos. Estaba yo un día en la fotocopiadora y de repente aparece Luis María Ansón, que para mí era el director, era Dios. Yo era la última llegada, no becaria, pero casi. Era la última redactora que había aterrizado en la sección de internacional. Y viene Ansón y me dice: 'Buenas tardes'. Yo empecé a contestar: 'Señor director…'. Y me mira así con cara extraña y me dice: 'Aquí somos todos compañeros y nos llamamos de tú'. Y desde entonces, director, pero de tú.
-¿Y cuando se cabreaba también?
-También de tú, siempre. Pero se cabreaba... Bueno, yo alguna vez que iba a consultarle alguna entrevista o algo, desde el pasillo oías sus gritos porque le estaba echando la bronca a alguien. Su despacho tenía un semáforo con tres colores. Si estaba en rojo no podías entrar. En amarillo tampoco. Pero debo decir que a mí siempre me ha tratado con mucha justicia. Siempre. Alguna vez me llevé un grito merecido.
-Eso de poner un semáforo en la puerta del despacho está muy de moda en estas formaciones de productividad...
-Fue un precursor en eso también. Y en muchas otras cosas. Fue un gran director. Yo no tengo más que palabras de elogio hacia él. Levantó el periódico. Durante años fue la única oposición que había al gobierno del PSOE. El ABC. Y yo aprendí casi todo lo que sé de periodismo con él. Así que no me quejo. Luego me defendió en un momento bien complicado.
-¿Cómo fue eso?
-Bueno, pues una casualidad. Cuando se fueron Gustavo Villapalos y Cristina Almeida a Irak a rescatar a unos rehenes españoles, un compañero mío pidió una entrevista con Villapalos. Y como entonces no había teléfonos móviles, había que llamar al hotel y esperar a que te pusieran la conferencia. La cuestión es que se la dieron a las 3 de la tarde y ya no había nadie en la redacción más que yo. Y yo cogí el teléfono, me identifiqué como periodista de ABC y le hice la entrevista. Villapalos me dijo unas cosas tremendas, como que Sadam Husein era un dictador sanguinario. Y yo tomé buena nota de ellas y las publiqué. Claro, la entrevista fue portada. Cuando lo vio impreso Villapalos al día siguiente, supongo que le llamarían a la embajada en Bagdad o de lo que fuera, convocó una rueda de prensa y lo desmintió todo. Dijo que no me conocía, que nunca había hablado conmigo y que yo me había inventado todo aquello. Yo estaba recién llegada a Nacional, entonces era el último mono. El subdirector, Joaquín Vila, habló con el director y publicamos una nota diciendo que cuando volviera a Villapalos igual nos pronunciábamos, que de momento íbamos a guardar silencio por preservar su seguridad. Y cuando volvió lo fuimos a buscar al aeropuerto, no quiso hablar con nosotros y se fue directo al periódico a hablar con Ansón. Él le dijo que teníamos la cinta grabada y que la única razón de que no se la hubiéramos dado a la COPE era que no queríamos que lo mataran en Bagdad, pero que o se rectificaba lo que había dicho o al día siguiente iba la cinta a la COPE. No era verdad, era un farol, no había cinta, pero Villapalos rectificó. Y es cierto que el director de ABC, ante el rector de la Complutense se la jugó para defender a una redactora, el último mono.
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-En una conferencia le escuché decir que no sabía si había tenido la suerte o la desgracia de que le gustase su profesión.
-Es cierto. Suerte en el sentido de que ya que vas a hacer una cosa toda tu vida, por lo menos disfrútala. En el caso del periodismo es casi un sacerdocio, son muchísimas horas, es muchísima dedicación, es muchísimo compromiso, a veces es muchísimo riesgo. Yo me pasé muchos años amenazada por ETA, con guardaespaldas. O riesgo profesional, de que por ser fiel a ti misma, a tus principios, a tu integridad, a tu independencia, te echen de los sitios, cosa que me ha ocurrido. Y todo eso te quita paz, te quita tiempo, te quita capacidad de conciliar con tus hijos, con tu familia, con tu pareja, con lo que sea. Por eso es una suerte y una desgracia. Es más suerte que desgracia, pero también tiene su parte de negativo. Hay gente que va a la oficina a las nueve de la mañana, sale a las cinco y si te he visto no me acuerdo, hasta el día siguiente no quiere saber nada. Un periodista lo es las 24 horas del día.
-Habla de cuando estuvo amenazada por ETA, pero es que ha tenido víctimas en la familia.
-Como tantas otras familias vascas, yo tengo por parte de madre, por parte navarra, varios primos o bien en la organización ETA, o bien en el entorno muy cercano, o sea, Batasuna, Bildu... Y por la parte vizcaína de mi padre, tengo un primo asesinado por ETA, Rafa San Sebastián, que fue probablemente la causa por la que yo me impliqué más directamente en este asunto. Por rabia más que por dolor, porque cuando lo mataron yo estaba en Bulgaria cubriendo unas elecciones y me llamó mi padre para contarme lo que había pasado. Y cuando volví a Madrid vi que en ABC habían publicado la noticia en Sucesos como un ajuste de cuentas entre narcotraficantes, que fue lo que divulgaron los cabrones de ETA cuando se dieron cuenta de que se habían equivocado de hermano. Yo, que siempre he estado un poco pirada para eso, me fui como una bala al despacho de Ansón a echarle la bronca por lo que había pasado. Que cómo era posible que el periódico hubiera publicado eso, que eso era una basura y tal. Y una vez más en vez de mandarme a la mierda y eso que habría hecho otro director, me dijo: 'Bueno, pues publica tú una rectificación, publica lo que quieras, lo siento, estas cosas pasan'. Lo hice y a partir de ahí me empecé a meter, escribí un libro, otro, acabé en una lista de un comando, y 11 años con guardaespaldas.
-Eso no sabemos lo que es los periodistas de ahora...
-No, afortunadamente para vosotros no sabéis lo que es eso, porque ahora parece que tener guardaespaldas es un privilegio. A mí me jorobó la vida mucho tiempo. Yo empecé con los guardaespaldas a los 40 años hasta los 51, tú calcula. Me condené a pasar mucho tiempo en casa o fuera de España, fue una situación muy dura. Estos tíos no me robaron la independencia ni la libertad de pensamiento pero sí la libertad de movimiento. Estaba amenazada, yo tenía hijos relativamente pequeños, entonces yo lo pasé mal, mis hijos lo pasaron peor. A lo mejor es estupendo llevar guardaespaldas porque quieras, porque estés forrado y te lo paga la empresa y te lleven en coche y encima te protejan y te abran las puertas, pero cuando llevas guardaespaldas por orden del Ministerio del Interior y porque hay una banda que te quiere matar y que tiene tu dirección en Madrid y donde entonces veraneaba, en Marbella, la cosa cambia.
-¿Y se arrepintió de haber ejercido la profesión como lo hizo en algún momento de esos 11 años?
-En esos 11 años, nunca. Me lo he planteado después. Ahora que veo lo que ha pasado con ETA, cómo van saliendo a la calle uno tras otro, cómo el partido que los jaleó y que los amparó y que los representó políticamente es socio del gobierno, o como la señora Mertxe Aizpurua, que nos señalaba en Egin y después en Gara con nombre y apellidos, ahora da lecciones de periodismo en el Congreso... ahí es donde yo me he planteado si no habré hecho el imbécil sacrificando tantos años para una causa que al final los políticos han traicionado. Si volviera a estar en la misma situación probablemente volvería a hacer lo mismo y me llevaría la misma decepción, Yo no me he traicionado a mí misma, han sido otros los que me han traicionado.
-¿Tenemos los periodistas del siglo XXI menos libertad que los que tuvisteis que convivir con aquella porquería?
-Pues no sabría decirte, yo conviví con aquella porquería y conviví con miedo y con temor y con peligro pero siempre tuve el apoyo de mis jefes. Y tuve el apoyo del Estado de Derecho tanto con el PP como con el PSOE, yo tuve guardaespaldas hasta que se dejaron, hasta que dictaron la tregua esta incondicional y definitiva. Los periodistas de ahora tenéis que convivir con salarios de miseria con una situación laboral muy precaria, con un gobierno o con un Estado de Derecho que no os protege, sino lo contrario. Se ha aprobado una ley de secretos oficiales que en realidad es una ley de censura para los medios de comunicación y para los periodistas. Pueden multar hasta con dos millones de euros a quien revele un secreto. Eso en mi tiempo hubiera dado lugar a una protesta bestial y hoy en día hasta donde yo sé la única protesta colectiva que ha habido de un grupo de periodistas ha sido para quejarse de los compañeros que hacían periodismo de investigación. Hoy en día yo no sé si es por la precariedad o por la dispersión o porque hay mucha gente que vive del pesebre gubernamental, del pesebre de la política, los periodistas creo que están mucho más desamparados de lo que estábamos nosotros aunque tuviéramos gente que nos quería matar. Había más solidaridad y había más conciencia de lo que era la libertad de información.
-Fueron los políticos los que inventaron la rueda de prensa sin preguntas…
-Eso es alucinante, empezó con Jordi Pujol cuando era presidente de la Generalitat. Decía 'avui no toca' y se piraba. Los periodistas más o menos protestaban, pero en Cataluña estaban más mansos. Esto lo hubiera hecho un ministro, yo digo que me da igual de qué partido, se habría armado la marimorena. Poco a poco se empezó a tragar. Yo creo que si fuera a una rueda de prensa a la Moncloa y me dijeran no hay preguntas, o hay dos preguntas, una para El País y otra para la Cadena Ser, yo me levantaría y montaría un pollo, aunque fuera la última vez que fuera. Yo lo que no sé es por qué van los periodistas, que te manden el papel y ya verás tú lo que publicas si es que publicas algo.
-Qué fácil es, cuando hablamos entre periodistas, ponernos a hablar de las miserias del oficio, con lo bonito que es…
-El oficio fue maravilloso, yo tuve la inmensa fortuna de practicar el periodismo en una época en la que podías viajar. Yo cubrí toda la caída del comunismo en Bulgaria, en Checoslovaquia, en Hungría, en las repúblicas bálticas, en Rusia, en lo que entonces era la Unión Soviética. Era impensable que hicieras información de lo que allí acontecía sin ir. Incluso te alojabas en hoteles bastante potables y luego tenías unos problemas de transmisión de la pera porque no había líneas telefónicas. La tecnología era muy complicada pero ibas y veías y hablabas con la gente, informabas de lo que veías. Hoy en día eso, salvo para dos o tres privilegiados de algún periódico privilegiado, es impensable. Hoy solo hay opinión en los periódicos, entonces había información y había medios para que los periodistas hiciéramos nuestro trabajo. Podías tomarte dos o tres días, o cinco, para hacer una información, para amarrarla, para consultar distintas fuentes, para contrastarla. Hoy en día tienes que estar refrescando la portadilla constantemente, es que eso no es periodismo. Hoy en día hacemos periodismo de Twitter, eso no es periodismo. Hay gente que prefiere informarse a través de lo que diga un youtuber o un instagramer antes que leyendo un periódico cuyos profesionales se supone que a pesar de todas las dificultades todavía saben lo que es hacer una información y lo que es contrastarla.
-El periodista que sigue en los medios continúa reconociendo el valor de estar en los sitios y de contrastar...
-Por supuesto. ¿Crees que se puede informar de la dana sin ir allí, ver, hablar con la gente, tocándolo… Con todas las informaciones pasa lo mismo, cuando cubres un acontecimiento importante tú tienes que poder ir o cuando haces una entrevista importante con una persona importante. Yo he tenido la inmensa fortuna de entrevistar a Margaret Thatcher, a Gorbachov, a Isaac Shamir a Isaac Rabin. Digo personas internacionales porque los nacionales los he entrevistado prácticamente a todos pero no es ni parecido coger un teléfono y llamar a ver la cara que pone una persona, cómo se expresa si le pillas en una trola… periodismo era eso y ahora bueno, pues para cubrir un acontecimiento nacional, como la dana hay más capacidad pero para el resto de la información hay muy poquita.
-Es que cuando se escribía de la dana tras estar allí se escribía con el corazón encogido...
-Pues eso me ha pasado a mí siempre cuando he escrito sobre terrorismo y sobre víctimas del terrorismo y sobre atentados terroristas, que escribes con el corazón. Ves a las viudas llorando, ves a los hijos, ves a los muertos. He visto policías abatidos a tiros en la calle y escribes con el corazón. Si no lo has visto y si no has hablado con esa gente pues es que no eres periodista, es otra cosa. Si estás hablando de la teoría pues estás haciendo otra cosa, no estás siendo un periodista, no estás poniendo voz, luz y foco a lo que ocurre. Cuando hablas de información especialmente sensible que implica vidas humanas pues evidentemente es fundamental. Ahora yo percibo que hay más columnistas que periodistas en la redacción, es una cosa ciertamente curiosa.
-Y la gente se queja de los bulos y sin embargo la tendencia es hacia los youtubers. ¿Cómo les convencemos de que todavía hay periodistas y de que vuelvan a los medios?
-Yo siempre se lo digo a la gente que me pregunta de mi familia o de mis amigos: '¿Oye, esto es cierto?'. Yo siempre contesto lo mismo: 'Si no lo publican en dos medios serios al menos, de los de siempre, de los de papel, tú no te lo creas'. ¿Por qué? Pues porque los periodistas podrán tener sus simpatías, sus antipatías… pero somos gente seria que ha aprendido un oficio, que sabe lo que es contrastar una información, que sabe lo que es consultar una fuente. Yo me pregunto si los chavales jóvenes estos que van al Congreso con una 'carchofa' y se la ponen a todo el mundo saben diferenciar intoxicación de información. Porque es que ahora en la política ya no hay información. Me pregunto si hay tiempo para cultivar una fuente que te vaya a decir la verdad, no lo que toca ese día. Ojalá que sí, porque es que el día que se acabe el periodismo se habrá acabado la democracia. Si hay una condición absolutamente indispensable para el mantenimiento de cualquier democracia, de cualquier régimen de libertades, es una información libre, independiente y total. El día que consigan los políticos cargarse la información o los gobernantes más bien cargarse la libertad de información, se habrá terminado la democracia.
-Una vecina asqueada de los casos de corrupción me dijo el otro día que da igual a quién votar…
-La verdad es que la experiencia práctica, lamentablemente… Yo llevo votando 40 años y lamentablemente todos los partidos políticos han tenido casos de corrupción, unos más que otros, pero todos. La UCD yo creo, apenas le dio tiempo, bastante tuvo con hacer la transición hacia la democracia desde una dictadura pero todos los demás, tanto el PP como el PSOE, han tenido casos de corrupción a mansalva.Al final uno llega a la conclusión que me dijo una vez Montanelli. 'Yo no les pido que no nos roben, les pido que no sólo roben'. Al final es que llegas hasta esa conclusión, que dejen algo para los demás, que hagan crecer el país y luego que se lo lleven crudo pero que dejen algo para los demás. La mayoría de los políticos son decentes, lo que hay es corrupción dentro de los partidos. Las personas la mayoría son honradas y decentes, lo que pasa es que se establecen ahí covachas donde se instala el chorizo o la choriza y roba.
-Yo lo que le planteaba a esta mujer es que ya no me preocupa tanto que me roben como que estén alimentando la crispación.
-A mí me importa más que estén destruyendo España los que nos gobiernan ahora, el sanchismo. Que estén destruyendo las libertades, que estén ocupando las instituciones que deberían ser independientes, que estén intentando maniatar a la justicia... eso me preocupa mucho porque eso es tocar la fibra de la democracia. Robar al fin y al cabo pues bueno, la corrupción material, económica, se combate, si se les pilla y siempre se les acaba pillando, van a la cárcel. A mí me preocupa mucho más la corrupción moral y la corrupción institucional, que es lo que se ha disparado con este gobierno sanchista. Corrupción institucional y moral como ahora, nunca. Hasta Zapatero nadie negoció con ETA. Zapatero negoció una rendición vergonzosa, Rajoy se lo comió con patatas y este de ahora ha elevado a Otegi a hombre de paz a gran socio y preferente y a Bildu a partido ejemplar y mira, yo por ahí no paso. Al nacionalismo golpista de Cataluña lo han convertido en un referente democrático absolutamente impecable y ya pretenden que nos traguemos que se justifica el privilegio para que los catalanes estén tranquilos o los independentistas catalanes estén tranquilos. ¡Oiga, no! Son privilegios. Si no están tranquilos siendo iguales ya tienen dos problemas. Eso me parece una forma de corrupción mucho más grave que la corrupción económica o material.
-Carlos Herrera en mayo dijo que lo que rodea el PSOE es todo tan cutre que resulta fascinante.
-A mí no me fascina, la verdad. A mí lo que me da es un asco espantoso. Yo he llegado al punto en el que me cuesta escuchar a Pedro Sánchez sin sentir náuseas, sin sentir ira. No me parece nada fascinante, me parece repugnante, escandaloso, me parece vergonzoso y me parece que la historia lo juzgará y con mucha severidad. Es posible que no sólo la historia, es posible que acabe en un banquillo. No te digo yo que de momento haya indicios que apunten en esa dirección pero a la vista de lo que estamos viendo tampoco es posible descartarlo.
-Sería el primer presidente del Gobierno en el banquillo…
-Sería el primero, sí. Ahora, méritos han hecho otros. Todos sospechamos, digamos quién era la X de los Gal, o quién estaba en el vértice de la Gürtel, y otras muchas cosas. Sería el primero que se sentase, pero de momento no hay nada que lo acuse. Son muy listos, generalmente utilizan peones para el trabajo sucio, no se manchan ellos.
-Hija de diplomático… ¿por qué periodismo?
-Por descarte, porque a mí me gustaba mucho filosofía y letras, o la rama de hstoria, pero yo sólo le veía la salida de la enseñanza. Yo para eso no valgo porque no tengo paciencia. Admiro inconmensurablemente a los maestros junto a los médicos, considero que deberían ser las personas más respetables y mejor pagadas de una sociedad. Periodismo tenía un poco de historia, literatura… era una miscelánea bonita para estudiar. Lo que no pensaba es que me iba a picar el gusanillo tanto, que lo hizo en segundo de carrera y hasta hoy. Ahora ya me he desenamorado bastante.
-Empezó en 'La Gaceta del Norte'…bueno eso dice Wikipedia, no voy a ir de que me he documentado muchísimo
-Un día en una fiesta familiar que hicimos, mi sobrina que es italiana me dijo: 'Tía, ¿sabes lo que pone la Wikipedia de ti? Que eres lesbiana y que tienes una relación desde hace años con Esther Esteban. Pero que eres del Opus y la mantienes en secreto'. Estaba con mi amiga Esther y dice: 'Isa, vale, somos pareja pero me mantienes'. Por eso te digo que lo de la Wikipedia…
-Por eso lo ponía en cuarentena… ¿es cierto entonces?
-Estuve, en segundo de carrera estuve en prácticas, que ahí tomé un contacto crudo con el terrorismo. Estábamos en los años de plomo, el 78 o 79. Tenía un redactor jefe que era Antonio Petit falleció hace algunos años. Llevaría un mes en el periódico y mataron a dos policías en Getxo y me dijo que fuera a cubrirlo: 'Que se entere la niña de Madrid de lo que vale un peine'. Fue terrible, fue ver a dos pobres policías, que todavía vestían de marrón, tumbados en el suelo, tapados con una chaqueta que les habían tirado encima, la viuda llorando… una cosa espantosa. Recuerdo las ruedas de prensa de Herri Batasuna en el ayuntamiento dándose unos aires, y todos los periodistas poniéndoles los micros, eran los años duros del ensalzamiento de los terroristas y silenciamiento de las víctimas.
-¿Cual es el papel de la prensa regional?
-La prensa regional es la que sostiene, para empezar, los periódicos de papel. La prensa nacional ha abandonado el papel, y yo creo en la prensa de papel. No por el formato, sino por lo que significa. Lo puedes leer en el iPad, pero lo que implica de seriedad, rigor, información… también digo de papel, de pago. La gente tiene que volverse a acostumbrar que la información tiene un valor y como itene un precio. Y es imprescindible que volvamos a inculcar eso. Pero la prensa regional es la de proximidad, la de cercanía, la que se ocupa de lo que nadie más se ocupa, de los intereses inmediatos de la gente. Y es la que sostiene en cierto modo el concepto de periodismo que yo conocí en su momento.
-Trabajó con Jesús Hermida, fue el primero que le llamó para la televisión…
-Efectivamente. Para esas tertulias que hacía. Yo había empezado a hacer entrevistas en ABC y me había llamado Iñaki Gabilondo para ir a la Ser. Tendría 30 y tantos. Me llama un día Hermida para ir a la tele. Cuando me llamó Antena 3 para hacer 'El primer café' él tenía un cargo y me dice: 'Tienes que hacer dos cosas para trabajar en televisión. Quitarte las gafas y operarte la nariz'. Me quedé perpleja y le dije: 'Mira, Jesús, las gafas me las voy a quitar porque me voy a operar de la miopía, pero la nariz nací con ella y con ella me voy a morir'. ¿Imaginas eso hoy? Sería machismo, la que se montaría…
-Él dijo que un periodista es un contador de historias…
-Sí, un periodista es un contador de historias, pero no sólo eso. También es un controlador del poder, también es un contrapeso, y una voz de la sociedad de los que no tienen voz. Hermida yo creo que sobre todo fue un contador de historias, pero otros periodistas además tienen otras funciones importantísimas. Sobre todo ejercer de controlador del poder. El día que se pierda esa faceta y nos convirtamos sólo en contadores de historias, el poder político y económico, que van de la mano siempre, estarán encantados.
-¿Las historias pueden empujarles a hacer bien su trabajo y preocuparse por la vida de las personas o es la reflexión de un soñador?
-Es una reflexión de soñador. Al poder lo único que le mueve es la presión. Es una lección de vida que está en todas mis novelas: los poderosos no se mueven ni por convicción, ni compasión. Los que llegan a la cúspide del poder se mueven con presión.
-Voy a grabar la entrevista, que tras 40 minutos si hay un fallo y se borra, me da algo.
-Me pasó una vez con Fraga, que era terrible. Yo siempre me llevé bien con él, pero ese sí que daba gritos. La primera vez que fui a entrevistarle le dije a Ansón: 'Yo a este señor no le vuelvo a entrevistar'. Y luego le hice muchísimas entrevistas. En una de estas, después de estar una hora hablando con él, le doy al grabar y no se había grabado nada. Casi me muero. El otro me vio tan apurada que me preguntó qué pasaba. 'Don Manuel, que no se ha grabado'. 'Bueno, vale. Tiene usted media hora. Media hora. Volvemos a empezar. Pero asegúrese de que grabe'. A partir de ahí siempre, años y años, fui con dos grabadoras. He tenido mucha suerte. La gente a la que he entrevistado, en general, salvo este impresentable que he dicho antes de Villapalos, los demás, en general, siempre habrá sido más o menos tensa la entrevista y tal, pero nunca he tenido problema. Tampoco me he inventado yo nunca nada.
-Es que habrá que recordárselo, que una entrevista es una forma de dar la oportunidad de que digan lo que quieran ellos.
-Es que ahora hay como, no sé, se ha establecido como una especie de relación un poco tóxica entre el periodismo y la política. O sea, es como de sumisión y de servilismo absoluto o de enfrentamiento y de encono absoluto. Se puede tener una relación crítica de tú estás en tu papel y yo en el mío y yo te aprieto... Y luego al final sale lo que sale. Pero ni estoy yo para ponerte una alfombra y que te luzcas ni estoy para sacarte los ojos. Es una cosa intermedia.
-Escritora, yo no sé si le gusta la etiqueta de novela histórica, pero por todo lo que está hablando yo creo que ahora disfruta mucho más con la literatura...
-Muchísimo más. Sí, me encanta la etiqueta novela histórica. Me parece que la novela histórica tiene toda la ventaja de la historia y toda la ventaja de la literatura. Agrupa dos de mis grandes pasiones y dos elementos maravillosos de la cultura, la historia y la novela y la literatura. Lo que pasa es que una novela histórica tiene que ser novela y tiene que ser histórica. Tiene que ser entretenida y tiene que ser rigurosa. Y disfruto mucho más, porque es que la política se ha envilecido mucho y el periodismo se ha envilecido mucho, sobre todo el periodismo político, que es a lo que yo me he dedicado siempre. Entonces la novela histórica es lo contrario, es una fuente de satisfacción, de aprendizaje. Cada vez que escribo una novela y que la documento lo hago. Estoy intentando completar algo que nadie ha hecho nunca y que me parece interesante que es novelar toda la Reconquista. Ocho siglos.
-¿Por dónde va?
-La próxima novela será la de las Navas de Tolosa y el regreso de las campanas que se llevó Almanzor de Santiago. Se las llevó a hombros de cautivos cristianos hasta Córdoba y luego las devolvió Fernando el Santo a hombros de cautivos musulmanes desde Córdoba hasta Santiago.
¿Cuántos libros lleva y cuántos le quedan?
-De la Reconquista llevo siete. Este va a ser el octavo. Sí, me queda este que va a salir ahora en abril y uno más. A partir de Navas y de la Reconquista de Córdoba y Sevilla ya se produjo una especie de impás hasta la Reconquista de Granada que no pasó nada muy sustancial. Se había reconquistado prácticamente todo el territorio excepto el Reino Nazarí que será la última novela.
-¿Y luego?
-Me quedan unos meses para acabar esta y luego dos años más. Yo disfruto el día a día. Si puedo completar mi proyecto, feliz. Y luego Dios dirá. Veremos si estamos aquí en este mundo.
-¿Cómo comenzaría una novela en un mundo en el que ya no queda ningún periodista?
-(Reflexiona antes de contestar por primera vez en la entrevista) 'Era el reino de la mentira, la oscuridad y el abuso. Los poderosos campaban a sus anchas. El pueblo obedecía o pagaba las consecuencias de rechazar el vasallaje'
-Es la única pregunta donde le he hecho dudar. Eso sí, ha tenido que pensar otras frases literarias...
Una novela no empieza como una conversación. Lo que más cuesta, de hecho, es empezar. Lo más difícil es empezar y también terminar, porque una novela tiene que ser, para mí, circular, tiene que ser redonda. Una novela tiene que tener un principio y un final coherente con ese principio. Yo, de hecho, siempre que empiezo una novela sé cómo va a acabar. Muchas veces lo tengo incluso escrito. Si no, creo que no terminaría nunca.
-Una amiga me propuso que le preguntase cómo convive en un mundo como el literario donde el 90% de los actores son de izquierdas. Y me apuntó: 'Igual se cabrea cuando le digas que es de derechas...'.
-Yo nunca me cabreo por una pregunta. Es que es absurdo, pero además es verdad. El 90% del mundo de la cultura es de izquierdas. Porque es que en España ser de izquierdas te da todas las ventajas. Eres progresista, estás bien visto. Y luego vives como un marajá. Tienes casa en Ibiza o en Menorca. Tienes otra mansión en Madrid maravillosa. Pero como eres progresista, nadie se mete contigo. Y luego, encima, cuando gobierna la izquierda te va muy bien y cuando gobierna la derecha, también. No se puede meter con la gente de la cultura a la mínima que le protestas.
¿Cómo le va?
-Pues bien. Afortunadamente mis libros se venden muy bien, toco madera. Espero que eso no cambie. Escribo lo que quiero y nadie me ha dicho nunca que escriba otra cosa. No me han hecho nunca una serie de televisión ni me la harán precisamente porque el mundo del audiovisual está absolutamente en manos de la izquierda. Yo soy una proscrita en el mundo de la izquierda. Pero es que la verdad es que me da igual. Yo soy de la época de la cultura impresa y, en consecuencia, me gustan mucho más los libros que la televisión, las series o el cine. Y estoy feliz con mis libros y me va muy bien. Afortunadamente, como digo yo siempre, el poder político ha buscado la forma de echarte de la radio, de echarte de la tele, de echarte incluso de los periódicos que se dejan que les echen gente. Hay otros, como ABC, que no se dejan. Pero de las librerías todavía no ha buscado la forma de echarte. No la ha encontrado. Si escribes libros que a la gente le gustan, que se los compran, pues eres libre.
-Eso se lo oí decir en una conferencia en el Ateneo de Santander. En Wikipedia dicen que se mostró contraria al aborto y crítica con el movimiento 8M. Sin embargo, en esa conferencia escuché una reivindicación de la mujer y del personaje femenino como crucial en la historia de España.
-Una cosa no está reñida con la otra. Las mujeres han tenido un papel determinante en la historia de España. Sobre todo en la alta Edad Media. Absolutamente esencial, mucho antes de la Reina Isabel. En todas mis novelas hay protagonistas femeninas. Las mujeres en España, en razón del matriarcado Astur, etcétera, sería muy largo de contar, pero tienen un papel determinante en la Edad Media española. Y en la historia en general, pero en la historia de España en particular. Le pongo un ejemplo solo. La primera reina de pleno derecho que vivió en España fue una reina de León, Urraca de León, la protagonista de mi última novela. Eso en Francia habría sido imposible o en cualquiera de los países de Europa porque las mujeres no podían reinar. En España podían. En la España cristiana, por supuesto. ¿Soy contraria al aborto? Sí. Al aborto como derecho. No me opongo al aborto por una ley de supuestos como la que existía antes. Me parece que es una necesidad cuando la alternativa es peor. No me parece que la mujer tenga derecho a aniquilar otra vida. Ni me parece que el aborto tenga nada que ver con el feminismo. El feminismo es la igualdad de derechos, de oportunidades y de responsabilidades. Y ahí he estado yo siempre, cuando era mucho más difícil de hacerlo que ahora. Por ejemplo, cuando yo entré en ABC, había Blanca Berasategui, que estaba en Cultura, sigue estando en el Cultural. Estaba Marichari González, la madre de Luis del Pino, que estaba en local, y hasta ahí llegaron las mujeres. Y yo. Que llegaba con dos niños pequeños a Internacional. Una recién nacida y otro muy pequeñito.
-¿Y eso cómo se hacía? ¿Cómo se conciliaba?
-Se conciliaba tan mal que al cabo de tres o cuatro años, un día volví a casa y mi hija pequeña me dijo: 'Mamá, vete, quiero a Nina'. Nina era la señora que les cuidaba. Y a mí me rompió el corazón, me fui al periódico y dimití al día siguiente. Y entonces fue cuando el Ansón me dio la opción de seguir haciendo entrevistas y de liberarme de los viajes y de los horarios de redacción. Entonces, ser mujer en un mundo de hombres, como ha sido siempre el periódico, siempre, era durísimo. Cuando yo empecé a escribir una columna en ABC, que se llamaba igual que la de ahora, 'El Contrapunto', sólo había habido dos. Josefina Carabias en el Pleistoceno y Pilar Urbano. Aquello era un mundo machista, machista, machista. Y yo me he dejado los cuernos combatiendo ese machismo. Trabajando, metiendo horas, conciliando como podía, sacrificando un montón de cosas. A mí me parece que reivindicar que el feminismo es el derecho al aborto... no tiene nada que ver ni con el feminismo, ni con mis principios, ni con lo que yo creo que es importante para las mujeres. Las mujeres no quieren abortar. Las mujeres lo que quieren es poder ser iguales en derechos, en obligaciones, poder ejercer su carrera y poder conciliar y atender a su familia. Y ahí se ha avanzado poquísimo. Tengo una hija que ahora es madre de dos niños. Tiene las mismas dificultades para conciliar que yo. Y esa es la madre del cordero, no el aborto. El aborto es una tragedia. No contribuye en nada al avance y a la felicidad de las mujeres.
-¿Y lo del 8M?
-Lo del 8M es lo mismo. ¿Sabes quién murió el 8 de marzo del año 1127? Urraca de León. La primera reina de pleno derecho que hubo en Europa. ¿Tú has oído alguna vez a las feministas del 8M reivindicar la figura de esta mujer? Que esta sí que fue poderosa y que encima se fue a morir el 8M. El 8M es que es un movimiento, primero, que está sesgado. Es un movimiento okupado con K por una ideología concreta de la izquierda. Y el feminismo tiene que ser necesariamente un movimiento transversal cuyo único punto en común sea reivindicar igualdad de derechos, de oportunidades y de obligaciones. Porque a veces lo de las obligaciones se olvida. Pero en el momento en el que empiezas a excluir a cualquiera que no comulgue contigo en el tema del aborto, de la inmigración, en el tema que sea… pues eso ya no es feminismo, es otra cosa. Es sectarismo de izquierda, llámalo lo que quieras. O es socialismo femenino. Pero no es feminismo.
-Qué complicado es el problema de la inmigración...
-Es un charco que no me gusta para nada porque es complicadísimo. Pero es el problema de Europa. De toda Europa. Y la solución tiene que venir de toda Europa. Y tiene que ser una inmigración ordenada, regulada y controlada. Es la única solución a largo plazo. Porque si no, nos desbordará el problema, claro.
-Eso y la vivienda.
-La vivienda también está complicada. Esa es otra de las cosas que han ido a peor con el tiempo. Cuando yo empecé, con dos sueldos, el de mi entonces marido y el mío, te podías comprar una casa así, con una hipoteca, sacrificando. Los dos primeros años, por ejemplo, o poníamos la calefacción o pagábamos la hipoteca. Pero podías. Hoy en día es prácticamente imposible que un periodista joven, aunque sea una pareja, aunque tengan un buen sueldo y tal, que se compre una vivienda. Se tiene que ir a 100 kilómetros de Madrid o comprarse un piso de 30 metros cuadrados y estar 30 años pagándolo. Es un problema gordísimo.
-Vamos acabando ¿El periodista debe ser objetivo?
No. Para empezar, un periodista no puede ser objetivo. Ni un periodista ni nadie. La objetividad no existe. Es un imposible. Si tú y yo, ahora que estamos aquí, miramos en esa dirección, tú vas a ver una cosa y yo voy a ver otra. Un periodista lo que tiene que ser es honesto, honrado. Y tiene que ser riguroso. Y tiene que ser imparcial. O cuando es parcial, o sea, cuando opina, tiene que dejar claro que está siendo parcial, que está opinando. Y cuando está informando, tiene que dejar claro que está informando. Y que está informando con honestidad. Pero la objetividad no existe. Existe la independencia, que es mucho más importante. Tú tienes que ser independiente y tienes que ser honesto. Me decía Montanelli, un periodista maravilloso, a quien tuve ocasión de entrevistar en un par de ocasiones: 'Los anglosajones siempre presumen de ser objetivos. Y en realidad lo que hacen es seleccionar las fuentes que citan y citar solo las que les interesan. Sesgan a través de la fuente y ellos se quedan al margen como lo más objetivo y lo más independiente. Y en realidad están siendo mucho menos objetivos que los italianos, que no nos preocupamos de eso, pero somos generalmente más honestos'. Pues esto es rigurosamente cierto. La objetividad no existe.
-Tenía apuntado, si me respondía afirmativamente, si prefería objetividad o rigor...
-Tú, por ejemplo, vas a hacer una entrevista lo más objetiva posible. ¿A que tu enfoque a la hora de escribir la entrevista, o por lo menos la entradilla de esa entrevista, no es la misma antes de hablar conmigo que después?
-No, claro que no.
-Pero es que eso es de cajón. La objetividad no existe, ni siquiera para cosas tan objetivas como mirar ahí y decirme qué ves. Y he hecho muchas informaciones a lo largo de mi vida. Muchísimas. Y en esas informaciones he recogido todo lo que honestamente me habían contado. Todo lo que sabía de esa información. Y he sido lo más rigurosa y lo más honesta posible al elaborar esa información. Evidentemente, por algún sitio se traducen tus simpatías. Yo, por ejemplo, me dices: 'Cuando escribes sobre ETA. ¿Eres objetiva?' No. '¿Eres imparcial?' Tampoco. Soy absolutamente parcial. ¿Por qué? Porque me parece que en determinados asuntos, la equidistancia, que sería lo más parecido posible a la objetividad o a la imparcialidad, está de más. Hay determinadas cosas ante las que hay que posicionarse.
-Cuando cuadramos la hora de la entrevista hubo que tener en cuenta cuándo se queda cuidando a sus nietos. ¿Qué España van a heredar?
-Esa es mi máxima preocupación hoy en día, porque mis nietos son ahora mismo la luz de mis ojos. Lo que más quiero yo en este mundo. ¿Qué España van a heredar? Pues no lo sé. Me temo que una España empobrecida. Una España a lo mejor amputada de una parte de su territorio, al paso que vamos no es descartable. Una España insignificante en el campo internacional. Una España enfadada consigo misma, enconada. Que es justo la España contraria a la que heredé yo. Y eso es lo que más pena me da. Cuando Franco murió yo tenía 13 o 14 años. Es decir, que mi conciencia, mi vida consciente, mis recuerdos, son de una España que se abría a la democracia, que se abría a Europa, que se abría al bienestar, que se abría primero a la OTAN, después a Europa, al euro. A la aventura esta compartida de crecer, de integrarse, de homologarse a lo que yo había admirado más siempre. Y me temo que la España que van a heredar mis nietos va a ser justo lo contrario. Y me da una pena espantosa. Yo lo único que espero es que se dediquen a actividad que no tenga nada que ver con la política ni con la vida pública. Y que les permitan ser felices sin preocuparse demasiado de estos menesteres. En este terreno de la política, de la vida pública me parece que es muy difícil encontrar motivos para la felicidad.
¿Y cómo se informarán?
-Vete tu a saber. La mayor tiene 6 años. El otro día me mandó su padre las notas del colegio y me dejó perpleja. Decían que ya es capaz de entender un programa de ordenador y de comprender y descifrar un algoritmo. ¡Y tiene 6 años! Pues ya sabe mucho más que yo. Vete tú a saber cómo se van informando. Espero que se informen. Porque si siguen viviendo en un país democrático, a lo mejor ya no hay periodistas ni hay elecciones ni nada. Vete tú a saber lo que pueda pasar de aquí a tantos años. Pero si siguen viviendo en un régimen democrático y votan y participan, tendrán que informarse. Espero que sigan existiendo periódicos libres y periodistas libres y que sigan pudiendo informarse a través de esos héroes de nuestro tiempo que son los periódicos libres y los periodistas libres.
El inicio de la novela te lo dejaré por si quieres escribir una ciencia ficción cuando acabe con la Reconquista.
-No sé, es que le encuentro más satisfacción hoy en día yéndome hacia el pasado que hacia el futuro, no sé por qué.
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