El Gobierno plantea anular el convenio de Alarcón que reserva agua para la Comunitat
El acuerdo firmado en 2001 establece unos recursos mínimos destinados a abastecer los regadíos de la provincia de Valencia
El 23 de julio de 2001 se firmó un acuerdo histórico entre los regantes valencianos y el Ministerio de Medio Ambiente. Fue el convenio ... de Alarcón que en su momento se convirtió un ejemplo de la solidaridad hídrica en España.
Los regantes del Júcar cedieron la gestión del embalse de Alarcón al Ministerio de Medio Ambiente. Fue una decisión nada sencilla porque la existencia de este pantano se debió a todos estos regantes que con su esfuerzo y trabajo estuvieron décadas pagándolo.
La construcción de este embalse fue todo un modelo de previsión ya que con él se pretendía acabar con las carencias de agua que sufrían los regadíos del Júcar en la provincia de Valencia. Durante décadas los regantes hicieron frente a los gastos de construcción de esta infraestructura que se comenzó poco después del fin de la Guerra Civil.
El Ministerio de Medio Ambiente pretendía asumir su gestión e integrarlo en el sistema hídrico nacional con el objeto de que otros usuarios, en especial los de La Mancha, se beneficiaran de sus recursos.
Fue un acuerdo en el que todos cedieron y con el que todos salieron ganando. Finalmente se consiguió firmar ese 23 de julio de 2001 siendo Jaume Matas ministro de Medio Ambiente.
Ahora este ejemplo de solidaridad hídrica puede saltar por los aires. El actual Gobierno se plantea denunciarlo con el objetivo de tener las manos libres para llevar más agua a los regadíos que se encuentran en plena expansión de La Mancha Oriental en detrimento de los usuarios del Júcar en Valencia.
"Ahí nos encontrarán. Vamos a por todas. Y hasta donde sea necesario para que no se cometa esta arbitrariedad", señaló José Fortea, presidente de la Comunidad de Regantes de Sueca. "Si no les gusta el convenio de Alarcón, que nos devuelvan el embalse", apuntó.
El problema estriba en que cada vez son más las necesidades hídricas en la cuenca y el número de usuarios que acuden al Júcar para hacer frente a sus demandas sigue en aumento, especialmente en Castilla-La Mancha. Pero, al mismo tiempo, la disponibilidad de recursos es paulatinamente más escasa en un escenario de cambio climático.
"El Ministerio para la Transición Ecológica ha venido con una política de agua para todos y eso no puede ser. Como tampoco que los últimos que han llegado sean intocables buscando exenciones de tasas y tarifas", apuntó el dirigente de los regantes de la Ribera.
La estrategia del Gobierno se ha encontrado ahora con el problema de que no puede disponer de toda el agua de Alarcón que precisa para atender todas estas necesidades porque en el convenio se establece una curva de reserva de recursos para los regantes del Júcar en Valencia que es intocable.
Como contrapartida a la cesión del pantano de Alarcón, los regantes valencianos se reservaron una cantidad mínima para atender a sus necesidades que sólo puede ser alterada para el consumo humano, que tiene prioridad absoluta, pero no para abastecer otros cultivos.
Ahí parece residir el problema ante la expansión experimentada por el regadío en Castilla-La Mancha durante los últimos años. Según la Encuesta sobre Superficies y Rendimientos de Cultivos (Esyrce) la extensión destinada a este tipo de cultivos en esta comunidad se ha incrementado un 17,6% en la última década. Y ahora no hay agua suficiente para atender todas las demandas que han ido apareciendo y el Gobierno pretende sacarla de dónde sea preciso o pueda.
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