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Morosidad fincas en Valencia | Los administradores de fincas temen que la morosidad vecinal se dispare tras el verano

Los administradores de fincas temen que la morosidad vecinal se dispare tras el verano

La inflación obliga a la subir cuotas entre un 12 y un 15% y lleva a las comunidades de vecinos a aplazar obras en los edificios

RUBÉN GARCÍA BASTIDA

Martes, 28 de junio 2022, 00:59

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La subida de los costes de la luz, los servicios y las materias primas de los últimos meses han comenzado a atenazar ya a las comunidades de vecinos. Los administradores de fincas alertan de que los niveles de morosidad han empezado a elevarse ya como síntoma del agotamiento financiero de los presupuestos familiares más ajustados, pero será después del periodo estival cuando estos niveles podrían dispararse. Así lo da y por seguro Sebastián Cucala, presidente del colegio de gestores de Valencia-Castellón: «Tenemos claro que a la vuelta del verano tendremos un fuerte repunte de morosidad como ya lo hubo en otras crisis económicas», señala. Y es que los presupuestos fijados para este ejercicio han dejado de satisfacer unos gastos que se ven empujados de forma constante por la subida de la inflación.

Así el ajuste al alza de cuotas es obligado. «Estamos teniendo que recalcular la previsión de gastos por las diferencias de costes que estamos viendo ya», apunta Cucala. Estos encarecimientos suponen elevar la contribución de los vecinos «entre un 12 y un 15% como mínimo» con la intención de establecer un margen que permita absorber no ya solo los distintos sobreprecios de suministros y servicios, sino también el impacto de las posibles cuotas impagadas de vecinos que dejen de afrontarlas.

De todos los incrementos, el eléctrico es el que más preocupa. En mayo, el Índice de Precios al Consumo (IPC) en la Comunitat acumuló una subida del 8,6% respecto al mismo mes del año anterior, mientras que en el caso de la electricidad el repunte alcanzó el 30,2%.

«La luz está afectando muchísimo, hay comunidades de vecinos donde tenemos facturas que han subido hasta un 100%. Eso ha provocado muchísimos problemas», explica el administrador de fincas de Valencia Vicente Sales, que alerta de que, en la constante búsqueda y comparativa de comercializadoras de energía más económicas, se están encontrando con que «muchas de las más pequeñas ni siquiera han podido aguantar y han tenido que ser absorbidas por otras mayores al no poder afrontar las subidas».

Tras la luz, otro de los mayores escollos que se están encontrando las comunidades de vecinos son los encarecimientos de los materiales y los servicios relacionados con las obras de mejora y reparación, especialmente si incluyen hierro, aluminio o cristal, tres de las materias primas con mayores incrementos de precios en los últimos meses, y que se ven sacudidas por fluctuaciones constantes. «Nos encontramos el problema de que a la hora de afrontar cualquier obra que implique estos materiales, como puede ser cambiar barandillas en los balcones o hacer una obra para una puerta de un bloque, las empresas no nos están respetando los presupuestos que nos dan por un plazo de más de 15 días, y en algunos casos incluso de diez», señala Cucala. «Eso nos limita mucho en la toma de decisiones, porque mientras se convoca la Junta, se celebra, y le comunicas al contratista que le has aceptado el presupuesto, puede que ya no tengas el mismo precio».

«Otro problema muy importante que estamos teniendo es la reparación de los ascensores –subraya Sales–. Están siendo mucho más caras por los problemas de abastecimiento que hay de repuestos y maquinaria. Eso retrasa las reparaciones y, además, las encarece».

Ascensores y placas solares

Con este panorama, las tensiones crecen en las comunidades de vecinos, donde no todos reciben de buen grado las propuestas de subida de cuotas. «Siempre que hay una subida no es agradable», subraya Sales. Por otra parte, también comienzan a valorarse en las comunidades medidas que permitan contener el gasto, algunas muy drásticas, como la suspensión del servicio de uno de los ascensores cuando el edificio dispone de más de uno o el aplazamiento de obras que estaban previstas a la espera de tiempos mejores. «Algunas se paran esperando que se estabilicen los precios, pero otras quedan aparcadas 'sine die' por este tema ante la incertidumbre de que puedan venir otros gastos que sean urgentes y no exista la capacidad económica para atenderlos», advierte Cucala.

Pero la medida estrella, destacan los administradores de fincas, está siendo la instalación de placas fotovoltaicas. «Es un auténtico 'boom'», dice Sales. «En muchos casos incluso son los vecinos los que lo proponen como un método para rebajar la factura o lograr el autoconsumo antes de que se lo planteemos nosotros».

El cambio se ha dejado en la receptividad a estas tecnologías se ha hecho notar. Cucala destaca que «hace año y medio solo se interesaban aquellas comunidades de vecinos con una cierta sensibilidad ecológica, pero ahora es también un asunto económico».

A eso ayudan las ayudas gubernamentales para la adopción de energías renovables, pero también las ofertas de las propias empresas del sector. «Muchas están ofreciendo la posibilidad de aplicar a la instalación una financiación y amortización a largo plazo», asevera el presidente del colegio territorial. De este modo se allana el camino para lograr el favor de las Juntas vecinales, evitando grandes desembolsos de golpe.

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