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Campus de Tarongers de la Universitat de València, en una foto de archivo. Irene Marsilla

Décadas de precariedad en la Universitat

Interinos que encadenaron contratos durante años, sin opción de tener plaza fija al no poder beneficiarse de la doctrina europea que ya aplican los tribunales

Joaquín Batista

Valencia

Domingo, 12 de julio 2020, 16:27

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La justicia, aunque sea de manera tímida, empieza a dar la razón a trabajadores interinos en su reivindicación de disponer de una plaza fija cuando han encadenado durante años contratos temporales, precarios por su inestabilidad. El abuso de esta figura para paliar problemas estructurales en las plantillas ha sido habitual en las universidades públicas, donde se ha producido un goteo constante de recursos judiciales, siempre contrarios a los demandantes.

Ahora, tras la doctrina emanada del Tribunal de Justicia de la Unión Europea, que criticó la mala utilización de estos profesionales en España, se abre la puerta que ha estado cerrada durante años: el reconocimiento a su derecho a acceder a un puesto estable, aunque no se adquiera la condición de funcionario de carrera. La primera sentencia en este sentido llegó en junio tras un recurso de una trabajadora municipal de Alicante, que encadenó trece años en una plaza en realidad temporal. Una buena noticia para el colectivo pero que llega tarde para cientos de profesionales veteranos que difícilmente podrán verse en esa situación tras dedicar casi toda su vida laboral a su institución.

LAS PROVINCIAS ha recogido el testimonio de cuatro afectados, trabajadores administrativos de la Universitat de València, que han querido contar su situación desde el anonimato.

Es el caso de A. R. A., vecina de Valencia que encadenó 32 contratos de carácter laboral durante 12 años, pasando después a ocupar una misma plaza durante otros 15, ya con la condición de interina. Como a sus tres compañeros, el cambio aplicado hace años en la ordenación de las bolsas de trabajo -donde prevalece la nota de la oposición y las partes del examen aprobadas respecto a la antigüedad- ha hecho que se sitúe en la parte final de la lista, sin opciones de acceder a vacantes para volver a ser interina. Y min esta condición, no hay posibilidad de acogerse a la nueva doctrina jurídica.

«Lo que sería justo es que se puntuara la antigüedad, que hemos estado toda la vida trabajando en la universidad y ahora nos encontramos en una situación complicada para encontrar empleo», señala la afectada, que durante años ha recorrido diferentes instancias judiciales sin éxito. «El Estatuto del Empleado Público dice que no se puede estar más de tres años en el mismo puesto, y yo estuve 15. Cuando cogieron mi plaza me fui a la calle sin indemnización, y ahora llega la sentencia de Alicante que reconoce el derecho tras trece años de interinidad. Yo he estado 27. Llevamos años luchando por nuestros derechos y nos quedamos fuera», critica. «Creo que ha habido una falta de consideración por parte de los tribunales españoles, y de valores por parte de la Universitat», zanja.

I. I. M. ha estado 28 años como interina. «Te causa rabia e impotencia. Entré a los 18 y he dedicado toda mi vida a ello. La gente que entra nueva (en las bolsas) lo tiene mucho más fácil, y no entiendo que toda la faena realizada no la cuenten», lamenta.

«Llego siempre tarde donde nunca pasa nada». A. B. S. parafrasea a Serrat para resumir su situación. Su incertidumbre, compartida, es dónde encontrará trabajo ahora, a pocos años de la jubilación. «He estado 25 años en la universidad, y mi último contrato de interinidad fue de 15. Me alegro por los que se puedan beneficiar, pero creo que en nuestro caso no se puede tener más mala suerte», sentencia.

El bagaje de T. O. L. se resume en 24 años en la universidad, los últimos 11 en el mismo departamento. «Sientes rabia. Con el cambio en las bolsas se nos condenó a no tener trabajo. Y te vas a la calle sin indemnización, cuando a las empresas sí se les obliga a pagarlas. Sólo espero que otros compañeros no tengan mi misma mala suerte», dice.

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