La CHJ oculta medidores en el Magro que podían haber alertado de la riada
Las estaciones de Real de Montroi y Carlet aparecen en las memorias de gestión pero no en la versión pública del SAIH
Que la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ) tuvo un papel crucial en la tragedia provocada por la dana del pasado 29 de octubre que ... causó 229 muertos y casi 18.000 millones en daños materiales no se le escapa a nadie. Su vital labor de vigilancia en los cauces de la demarcación está en el punto de mira tras el fatídico desenlace. Su presidente, Miguel Polo, romperá este viernes el estruendoso silencio que ha mantenido durante casi once meses en su declaración como testigo ante la jueza instructora de la causa. No son pocas las sombras que sobrevuelan la gestión del 29-O por parte del organismo que encabeza Polo y que tendrá que aclarar en sede judicial como máximo responsable. Uno de estos asuntos es el de los aforos 'fantasma', aquellos sensores que registran datos pero que no se muestran de manera pública en la web del Sistema Automático de Información Hidrológica (SAIH). El marco de control del barranco del Poyo en Massanassa desvelado por LAS PROVINCIAS no era una excepción, pues en el Magro también existen hasta dos caudalímetros con mediciones de carácter reservado sólo conocidas en el número 48 de la avenida Blasco Ibáñez de Valencia.
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El Magro, río que nace en la Plana de Utiel-Requena y que confluye con el Júcar antes de llegar a Alzira, fue una de las cuencas más afectadas por las riadas y barrancadas del 29-O que devastaron cuantas poblaciones se encontraban en su curso. El riesgo de rotura de la presa de Forata por la gran cantidad de agua que entró aquella tarde al embalse fue la máxima preocupación de los integrantes del Cecopi, que descuidaron la amenaza del barranco del Poyo que bajaba desbocado desde Chiva dispuesto a sembrar el caos en l'Horta Sud.
La resistencia del embalse de Yátova salvó a las poblaciones de la Ribera de un desastre mayor, pero, aún con su efecto laminador, las inundaciones del Magro provocaron graves daños sobre municipios como Algemesí. La realidad es que estos destrozos podían haberse minimizado si se hubiese dado un aviso temprano gracias a la información que registraban hasta dos medidores de la CHJ que no son visibles en la página web del SAIH, pero que se encuentran situados entre la salida de Forata y Guadassuar. Un vistazo por la red pública de vigilancia de los cauces demuestra que no hay puntos de medición intermedios entre la infraestructura hidráulica y la citada localidad, cosa que desmienten las memorias de gestión anuales de la Confederación que evidencian la existencia de un marco de control en Real de Montroi y un pluviómetro a las afueras de Carlet, que podría estar dotado de un medidor de nivel en barranco de Prada, también conocido como barranco de Benimodo.
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Las sombras que debe disipar Polo ante la jueza de la dana
Este diario ha consultado a la CHJ para que dé una explicación sobre este hallazgo de nuevos aforos 'fantasma' en el Magro sin haber obtenido respuesta alguna. La pregunta en cuestión es si el 29-O esos medidores estaban en funcionamiento, es decir, transmitiendo datos y, en su defecto, por qué esta información de la que dispone de manera exclusiva el organismo de la cuenca no fue utilizada para alertar a las poblaciones del avance de la avenida.
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De hecho, un informe de la propia CHJ fechado el pasado 15 de enero asegura que el medidor de caudal de Guadassuar, que sí se puede consultar a través de la web del SAIH, llegó a registrar una altura máxima de 5,465 metros de agua a las 20:50 antes de ser arrastrado por la corriente. Es decir, había margen para haber alertado de lo que sucedía con el agua que salía por los aliviaderos de Forata mientras la presa luchaba por su supervivencia.
Aforo de Massanassa
La realidad es que desde el ente presidido por Miguel Polo ya mostraron sus reticencias a la hora de dar explicaciones sobre este tipo de caudalímetros cuando LAS PROVINCIAS preguntó por la existencia de un marco de control 'fantasma' en Massanassa a finales de febrero. Desde la CHJ emplazaron entonces a realizar una solicitud de esas mediciones a través del Portal de Transparencia dado que, según su versión, esos datos «no son públicos» y sólo indican si la acequia de Favara lleva o no caudal a la Albufera. De hecho, una técnico del SAIH que compareció en la comisión de investigación del Senado llegó a decir que este caudalímetro estaba «en pruebas».
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No obstante, esta cabecera consiguió los datos del medidor del Poyo en Massanassa que, si bien es verdad que calcula la altura del flujo en lugar del caudal en metros cúbicos por segundo, como sí lo hace el sensor de la rambla del Poyo situado en Riba-roja junto a la A-3, resulta de vital importancia en caso de riada. Esto permitió demostrar que a las 14:50 horas del 29-O la primera de las avenidas del Poyo llegó a Massanassa con una lámina de agua de metro y medio de altura.
En otras palabras, la alerta hidrológica del Poyo se decretó a las 12:20 después de que por Riba-roja pasara un torrente de más de 150 metros cúbicos por segundo, la cantidad fijada como umbral rojo para alertar en caso de desbordamiento, pero esta no llegó a Massanassa hasta tres horas después. Es decir, el tiempo de reacción para prevenir riadas y avisar a la población del peligro que baja desde Chiva ronda los 180 minutos. Ya a las 18:20 de la tarde, llegó la segunda avenida pues en apenas los 10 minutos hasta las 18.30 horas, se pasó de 80 centímetros de altura del agua casi alcanzar los cinco metros. Sin embargo, los mecanismos de previsión no se activaron y el fatídico mensaje Es-Alert terminó llegando a los móviles hasta las 20:11 horas.
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De hecho, la jueza instructora de la causa de la dana, Nuria Ruiz Tobarra, no pasó por alto la relevancia de estas mediciones reservadas del sistema SAIH y requirió a la CHJ los datos del aforo 'fantasma' de Massanassa a mediados de junio.
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