Cheste, del aislamiento por la dana a reclamar parques inundables
Ocho accesos del municipio quedaron fuera de servicio por la catástrofe, que el Ayuntamiento quiere prevenir formando parte del plan del Consell de zonas de drenaje y laminación de aguas
Cheste no olvidará nunca lo ocurrido el 29 de octubre y buena muestra de ello son las cifras que relata el alcalde José Morell con ... un hilo de emoción más allá de los fríos números: siete víctimas mortales empadronadas en el municipio, una de ellas todavía desaparecida, además de una decena de otros lugares, en su mayor parte atrapadas en la autovía cercana.
«Teníamos torrentes de agua y barro que cruzaban la localidad pero el mayor problema fue el aislamiento. Se nos cayeron ocho puentes, incluidos los dos principales de acceso», relata. De los servicios básicos, lo único que permaneció activo fue la red de agua potable. Todo lo demás saltó, por lo que carecían de información de lo que estaba ocurriendo. Hasta el día siguiente no tuvieron la película completa de la tragedia. «No sabíamos nada más allá de Cheste. Me encontré con la alcaldesa de Chiva, que estaba buscando cobertura para llamar y me enseñó vídeos de lo que había pasado allí», señala.
Once meses después, las necesidades de Cheste siguen siendo muchas y variadas, aunque la mayor parte están encarriladas. Sí que ha surgido una reivindicación tras la propuesta de la Conselleria de Medio Ambiente de promover una red de parques metropolitanos inundables, de manera complementaria a la reconstrucción y mejora de los barrancos que acometa la Confederación Hidrográfica del Júcar.
«El proyecto no incluye el curso medio y el alto del barranco del Poyo. Si quieres proteger l'Horta Sud, también se necesitan esas zonas de laminación e inundables más arriba», dice.
Argumenta que para proteger polígonos como el de Riba-roja «tienes que intervenir en el curso medio del Poyo y también antes de Chiva, lo mismo, me parece de cajón. Hay que coger el cauce entero del Poyo en esta propuesta. En el vídeo que nos pusieron salía el jardín del Turia. ¿A qué estamos jugando, a zonas de esaparcimiento o a la prevención de avenidas de agua? se pregunta el primer edil, quien considera que la ya famosa presa de Cheste, idea que surge de vez en cuando, «es un despropósito, lo dicen los técnicos, pero sí hay que hacer zonas de laminación, de absorción» para prevenir los destrozos de otras inundaciones por fuertes lluvias.
Al margen de este tema, el Ayuntamiento comenzó el pasado septiembre unas obras de ampliación y consolidación del barranco de la Silleta, que cruza el casco urbano en subterráneo. El día de la dana, todo el caudal iba por arriba al quedar atascado por completo el cauce.
Las zonas más dañadas en Cheste fueron este barranco, la avenida Castilla y la zona de la Garrama, donde hay urbanizaciones. Este último lugar se sitúa entre el cauce del Poyo y un afluente, el Barranquet, que ese día se convirtieron en uno, dado el enorme caudal. Fue uno de los lugares del municipio donde se registraron víctimas mortales.
«Ese día llovió mucho, a las diez de la mañana teníamos goteras en un colegio y llegó la alerta roja, cerramos los colegios», recuerda, para indicar que la finalización de todos los pasos y puentes, además de los caminos rurales, son prioritarios. «La línea de Cercanías quedó destrozada», dice sobre uno de los problemas de movilidad que tuvieron.
Si llegar a Valencia cuesta unos 25 minutos en coche, la rotura de los puentes y los rodeos que debían dar elevaba la cifra hasta las dos horas en ocasiones. El Ejército instaló un puente provisional por este motivo.
El barranco del Poyo está alejado del casco urbano y lo más llamativo es cómo cambió el paisaje respecto a lo que había antes. Se amplió hastas 40 metros, quedando todo desolado. «Ni una caña», dice el alcalde. Además, al día siguiente estaba todo «lavado» y sin una gota de agua, más allá de una escorrentía.
El próximo noviembre se celebrará el Gran Premio de Motociclismo en Cheste (en 2024 no pudo ser) después de la construcción de los nuevos accesos, tarea que ha emprendido la Generalitat, junto con otras infraestructuras en el municipio. En cuanto a los caminos rurales, los primeros meses hubo que hacer «maravillas» para dar servicio a los agricultores y los diseminados, unas obras que siguen por parte del Gobierno.
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