Un caudal como siete veces el Tajo arrasó Picanya
La CHJ estima que por esta localidad, donde el Poyo se ha ensanchado tras la dana, fluyeron 3.400 metros cúbicos por segundo en la tarde del 29 de octubre
La terrible barrancada del 29 de octubre es, todavía un año después, un misterio para los expertos en hidrología. Aunque los estudios desvelan periódicamente datos ... de lo que ocurrió aquella tarde, los caudales en determinados puntos todavía no están claros. La falta de medidores en muchos de los barrancos que aquel día bajaban llenos dificulta saber cuánta agua arrastraban las ramblas que cayeron sobre una Horta Sud desprevenida. Los últimos estudios de la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ) revelan que el Poyo a su paso por Picanya llevaba unos 3.400 metros cúbicos por segundo, un caudal equivalente al que lleva el Tajo en su desembocadura en Lisboa.
En el científico y, quizá por eso, escalofriante relato que hace la CHj se explica que aguas abajo de Torrent, la crecida daña y destruye sucesivos puentes a su paso por Picanya, «donde el CEDEX provisionalmente ha estimado que el caudal máximo fue de unos 3.400 m3/s». En ese punto del Poyo, el barranco ya ha recibido las aportaciones de cuencas como Horteta, Saleta o Gallego, por lo que su caudal ha aumentado mucho más de lo que marca el medidor de Riba-roja, donde antes de perderse la señal se habla de unos 2.200 metros cúbicos por segundo.
Misterios resueltos en Catarroja y Sedaví
El paleocauce de la Rambleta y la rotura de las pantallas antirruido del tren, tras el agravamiento de las inundaciones en ambas localidades. Es una de las principales conclusiones del plan de resiliencia, que permite así explicar cuestiones cómo por qué la zona de Catarroja que más se inundó fue la que bordea la avenida de la Rambleta (el nombre ya daba pistas) y que está tan lejos del barranco. Según la CHJ, las aguas conducidas por esta avenida inundan las calles contiguas produciéndose en estas zonas los mayores niveles de agua en la población de Catarroja. «Al finalizar la avenida de la Rambleta existen unos pequeños restos, con falta de continuidad, del paleocauce que divide los términos municipales de Catarroja y Albal, lo que produce que parte del agua salga de éste y se dirija al casco urbano de Albal. Las aguas desbordadas y las que continúan en el paleocauce fluyen en dirección la Albufera de Valencia teniendo que atravesar el polígono industrial y la V-31», describe.
Respecto a lo ocurrido en Sedaví y Benetússer, explica que parte del caudal procedente de la rambla del Poyo se une al agua procedente del barranco de la Saleta y fluye a través de La Torre donde el terraplén y las pantallas acústicas de la línea de ferrocarril de cercanías València-Silla suponen una barrera al paso del flujo del agua y concentran los caudales hasta las salidas de agua por la CV407 y por el paso a nivel de la avenida Gómez Ferrer. Pero ese día, además, la rotura parcial de las pantallas acústicas del ferrocarril de cercanías Valencia-Silla genera una onda de avenida aguas abajo, con impactos sobre las zonas urbanas e industriales de Sedaví.
El informe explica que la dana ha provocado «un incremento en la capacidad del cauce de la rambla del Poyo a su paso por Picanya». Sin considerar el efecto de los puentes, esta capacidad se estima en unos 2.000 m3/s. La capacidad del cauce sin puentes se reduce a su paso por Paiporta, variando entre 1.200 m3/s y menos de 800 m3/s aguas abajo del núcleo urbano, lo que produce desbordamientos masivos hacia ambas márgenes que crean 4 vías de flujo principales, tres en la margen izquierda de la rambla del Poyo y una en la margen derecha.
Según la CHJ, en Picanya es «muy importante ampliar la capacidad del cauce a su paso por el núcleo urbano, lo que requiere, entre otras acciones, la reubicación de las viviendas más próximas al cauce en su margen izquierda, que han sido gravemente afectadas por la dana». La ampliación de la sección del cauce en unos 20 metros en el tramo donde se sitúan esas viviendas supone una reducción en los niveles de inundación de más de 2 metros para la avenida de 500 años de periodo de retorno.
Ese periodo, por cierto, se superó en mucho el 29 de octubre, lo que habla a las claras de la tremenda excepcionalidad del episodio de lluvias e inundaciones de hace un año, cuando lo que ocurrió excedió todas las previsiones tanto del Patricova como de los distintos organismos encargados del control meteorológico e hidráulico. El Plan General de Riesgo de Inundaciones (PGRI) de la CHJ marcaba unas zonas que se inundarían en caso de una avenida con el periodo de retorno de cinco siglos que se quedaron muy cortas. Según el plan de resiliencia, las diferencias entre lo que ocurrió y lo que preveía el organismo de cuenca «son especialmente importantes en poblaciones como Picanya, Paiporta, Benetússer, Sedaví y pedanías de Valencia o en los polígonos industriales de Loriguilla, Ribarroja y Quart de Poblet».
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