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Un verano bajo la amenaza de las medusas en la Comunitat

Los expertos advierten de que esta temporada puede haber mayor presencia de una de las especies más urticantes

JUAN SANCHIS

Domingo, 8 de julio 2018, 01:05

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La carabela portuguesa se está labrando un nombre entre los bañistas de las playas valencianas. No es una medusa, aunque se la conoce como 'falsa medusa', ni es típica del Mediterráneo. Aún así, desde abril se viene detectando su presencia en las playas de la Comunitat Valenciana.

Durante estos tres meses se han avistado ejemplares en una quincena de municipios valencianos. La carabela portuguesa ha llegado hasta las playas de la ciudad de Valencia y ha obligado a prohibir el baño en numerosos puntos. Localidades tan turísticas como Altea, Benidorm, Alicante, Calpe o Torrevieja se han visto amenazadas por la presencia de este hidrozoo sifonóforo.

La carabela portuguesa es una especie propia del Atlántico, lo que no quiere decir que no tenga en el Mediterráneo sus propios viveros. Su presencia «no es habitual, pero no es extraordinaria», explica César Bordehore, investigador en Ciencias Marinas de la Universidad de Alicante.

La carabela portuguesa tiene una picadura peligrosa que puede llegar a ser mortal

Los científicos manejan varias hipótesis para explicar su presencia. Una de ellas es que los ejemplares que aparecieron durante los meses de abril y mayo en las costas alicantinas fueron arrastrados desde el Atlántico por los vientos y corrientes producidas por la tormenta Gisele del pasado mes de marzo.

También apuntan a que la proliferación hasta fechas tan avanzadas del verano, la carabela portuguesa prefiere ambientes más fríos, puede deberse a una reciente entrada de aguas atlánticas en el Mediterráneo. Los expertos esperan que los avistamientos de ejemplares de esta especie se vayan reduciendo progresivamente en las próximas semanas, ya que el calor elevado es enemigo de esta especie.

Miguel Candelas, responsable del departamento del Mediterráneo y Medusas de L'Oceanogràfic de Valencia, explica que este año la temperatura del mar es ligeramente inferior a lo habitual, un factor que puede haber influido en la presencia de la 'falsa medusa'.

La alarma causada por los avistamiento de carabela portuguesa está más que justificada, ya que su picadura es peligrosa, especialmente si los ejemplares son grandes. Sólo se produce por contacto, ya que no es un animal autónomo, es muy dolorosa, provoca úlceras urticarias y puede llegar a ser mortal por sus neurotoxinas, citotoxinas y cardiotoxinas. Son un factor peligroso para las personas más débiles (niños, personas que aún no tienen desarrollado su sistema inmunológico, alérgicos o enfermos cardiorrespiratorios).

Presencia en verano

Si la carabela portuguesa no es una especie característica del Mediterráneo, hay numerosas variedades de medusas que sí lo son. Durante las últimas semanas se han producido llegadas de bancos de pelagia noctiluca a las costas andaluzas. El gobierno murciano ha cubierto de redes la entrada al Mar Menor para dificultar su entrada. La pregunta es: ¿Habrá más este verano que el año pasado? La opinión unánime de los expertos es que es muy difícil predecirlo. Según el director del Instituto Universitario de Medio Ambiente y Ciencias Marinas (Imedmar) de la Universidad Católica de Valencia, José Tena, «depende de muchos factores, no me gusta hacer predicciones».

Puede servir de indicador lo que ocurre en otros lugares. Juan Guillén, investigador del Instituto de Ecología Litoral de El Campello, alerta de que este verano se puede producir la llegada masiva de pelagias noctilucas, una de las variedades más urticantes que se puede encontrar en el Mar Mediterráneo. Guillén recalca que «hay que esperar a ver que pasa en julio, que es cuando se produce el pico más elevado» y resalta que «los indicadores de lo que está pasando en otros mares muestran que hay una proliferación de ejemplares de esta especie».

La presencia de la pelagia noctiluca se debe a la entrada masiva desde el Atlántico a través del estrecho de Gibraltar. Pero, además, hay dos puntos de afloramiento: uno en la isla de Alborán y otro en el norte de las Islas Baleares.

Es una variedad propia del Mediterráneo y también se la conoce con los nombres de medusa luminiscente o clavel. Es altamente urticante, aunque su picadura se caracteriza sobre todo por ser molesta y su gravedad depende de las características de la persona y de la zona en la que se haya producido el contacto.

Miguel Candelas señala que es muy abundante. Se trata de una variedad pelágica (que vive en mares interiores, alejados de las costas) y que cuando hay régimen de vientos de Levante son arrastradas hasta el litoral.

Guillén también advierte de la presencia de otra especie, la medusa compás (Chrysaora hysoscella). Se han producido avistamientos recientes en algunos puntos de la costa valenciana como en Xilxes.

Esta variedad es de color amarillento y muestra en la umbrela una figura geométrica de donde le proviene el nombre. Es típica de Mediterráneo y su ciclo vital se desarrolla durante el verano. Tiene una alta capacidad urticante. Su picadura causa picor y puede producir eczemas que tardan en desaparecer.

Los expertos siguen estudiando las medusas y explicar sus mecanismos. Juan Guillén habla de que se ha detectado un comportamiento cíclico. Unos años son más numerosas, mientras que en otros su número remite. «De la observación se desprende que entre 2009 y 2012 hubo un número muy elevado, mientras que en los últimos años ha habido menos. Ahora puede estar cambiando la tendencia», afirma.

El régimen de vientos de Levante arrastra a estas especies hasta el litoral

«Hay congresos que intentan explicar su proliferación. Pero hay muchos factores», apunta Candelas. Recuerda que se está hablando del papel que juegan aspectos como la contaminación, la salinidad del mar o el clima. «Los estudios parecen demostrar que las medusas prefieren los sustratos artificiales más que los naturales para desarrollarse, por lo que el aumento de la contaminación puede ser un facto importante», sostiene Candelas.

Para José Tena es importante que este fenómeno sirva para llamar la atención sobre lo que le estamos haciendo al mar. Los comportamientos antrópicos, como el aumento de la contaminación o de los desechos en los océanos, están afectando a numerosas especies, muchas de ellas depredadoras de las medusas (atún, pez luna, tortugas...). Son un factor más a tener en cuenta.

Otro aspecto, según destaca César Bordehore, son las lluvias. «Un año con muchas precipitaciones hace que los ríos viertan más agua al mar con sedimentos y nutrientes, que son alimento para las medusas, lo que podría facilitar su proliferación», recalca.

«Cuando llega la primavera el agua cercana a la costa se homogeneiza con la oceánica», resalta. Este fenómeno facilita la llegada al litoral de especies pelágicas como la carabela portuguesa o la noctiluca.

Pero como sostiene José Tena, «el mar es un medio natural, con seres vivos y nos tenemos que acostumbrar a convivir con ellos». No queda otra.

Bandera roja y blanca por medusas en la playa de El Saler.
Bandera roja y blanca por medusas en la playa de El Saler. I. Marsilla

El 'huevo frito' o la común, inofensivas para el hombre

No todas las variedades de medusa tienen una picadura altamente urticante. Otras son totalmente inocuas. La pelagia noctiluca es una de las más abundantes del Mediterráneo. Pero también se encuentran con frecuencia ejemplares de la rhizostoma pulmo, más conocida como aguamala.

Miguel Candelas explica que es también típica de este mar. Frente a otras variedades, no tiene tentáculos y los brazos orales son mucho más compactos. Su picadura es molesta y no muy grave. Carece de abertura bucal, que es sustituida por una multitud de puntos.

La cotylorhiza tuberculata o medusa 'huevo frito' desarrolla su ciclo vital durante el verano, recuerda Candelas. Es una especie muy frecuente en el Mar Menor y soporta muy bien las altas temperaturas. Tiene algas simbióticas flotando a su alrededor, de las que obtiene hasta el 80% de su energía. No es una especie urticante. Forma grandes enjambres que pueden alcanzar varios kilómetros de largo.

La aurelia aurita también es conocida como medusa común, sombrilla o luna. Es muy cosmopolita, ya que su temperatura de tolerancia es un abanico muy amplio. Es una de las abundantes a nivel mundial. En algunas partes del mundo se utiliza para consumo humano y es totalmente inofensiva para el hombre.

También es frecuente encontrar en el Mediterráneo una abundante presencia de la Velella velella o medusa velero. Posee una especie de vela que facilita su propulsión por la superficie. Es inofensiva para el ser humano.

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