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El calor y la humedad ponen en jaque al arroz 'bomba' y a otras variedades tradicionales
Las condiciones ambientales favorecen la expansión de un hongo que reduce de 115.000 a 90.000 las toneladas recogidas
La cosecha del arroz en la Albufera ha comenzado. Algunos campos han aparecido ya con maquinaria lista para recoger lo sembrado esta temporada. Pero ... las expectativas no son buenas. Los cálculos de la Asociación Valenciana de Agricultores (AVA-Asaja) señalan que la cantidad recogida se reducirá un 21,7%, casi una cuarta parte, respecto a la campaña anterior al pasar de las 115.000 toneladas registradas en un año normal a las 90.000 esperadas para esta temporada.
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Pero las mermas pueden llegar a más. En algunas parcelas se han contabilizado hasta unas pérdidas del 42%. Así lo refiere Javier Matoses, un arrocero de los campos del sur de la Albufera, que indica que en una de las parcelas en las que ya ha cosechado la reducción frente al año anterior ha sido del 38% y en otra, el referido 42%. En total, ha recogido unas 90 hanegadas. Todavía le quedan unas 1.100. «Pero como esto siga así esto va a ser un verdadero desastre. No solo no voy a ganar, si no que voy a perder», expresa.
El sentir es común a todo el parque natural. Hay quien cifra la merma en un 50% y depende de las variedades porque unas han sido más afectadas que otras. Y es que las cuentas no salen se mire por donde se mire. «Se perderá mucho dinero», aseguran. La rentabilidad del cultivo peligra. Según los agricultores se ha producido una tormenta perfecta con el descenso de la producción y de los precios en origen que coincide, además, con una escalada de los costes de producción, una falta de soluciones eficaces contra plagas y enfermedades y el recorte del 22%, planteado por la Comisión Europea, de las ayudas de la futura Política Agrícola Común (PAC).
El descenso de la producción está asociada a un hongo, el de la pyricularia que este año se ha cebado con los campos ribereños de la laguna y que ya afecta al 60% de las parcelas de la Albufera. El fuerte calor que ha hecho este verano y la humedad (que ha alcanzado en algunos momentos el 90%) han sido los factores que han propiciado que este parásito se extienda casi sin control afectando a variedades tan tradicionales como el arroz 'bomba' o el 'Albufera' donde las mermas han sido más importantes.
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En este sentido, según detalla Miguel Minguet, tesorero de AVA, las más afectadas son estas variedades más típicas, «las vinculadas a un patrimonio cultural y gastronómico de nuestra tierra». Así, dos de las más dañadas han sido el arroz 'bomba' y el 'Albufera'. «El 'bomba' casi ha desaparecido y la variedad 'Albufera' se encuentra en una situación peligrosa», afirma Minguet.
El futuro no es alentador para las variedades tradicionales. «Ahora hay algunas que incluyen un gen resistente al hongo y son las que más se van a cultivar», añade Minguet que indica que «si no cambia la política de la Unión Europea, y no parece que vaya a ser así, vamos a perder la riqueza patrimonial y gastronómica. No tenemos alterativa para utilizar otros productos diferentes».
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La influencia de este fatídico hongo ha sido devastadora. El problema se agrava por el hecho de que por prohibiciones de la UE el uso de productos fitosanitarios está reducido. Desde la prohibición del Triciclazol, el Ministerio de Agricultura tan solo permite para combatir la pyricularia, de modo excepcional, sustancias que llevan estrobirulinas, que tienen como principal amenaza generar resistencias.
Desde 2001, el número de ingredientes fitosanitarios activos disponibles se ha desplomado de 900 a menos de 470. Así, desde junio de 2019, 85 sustancias han sido retiradas sin ofrecer alternativas convencionales que las sustituyan. Estas materias se han retirado sin ninguna prueba de que sean nocivas, aunque son utilizadas en todos los países desde los que la Comunitat Valenciana importa arroz generando una situación de competencia desleal con naciones competidoras.
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Los agricultores piden que se cambie el sistema de autorización de materias activas y se aprueben permisos excepcionales de fungicidas que permitan continuar con un cultivo milenario. Además, también se demanda una mejora significativa en la línea del seguro del arroz, de manera que se amplíen las coberturas para indemnizar las pérdidas de producción derivadas de la pyricularia y otros riesgos similares.
Pero hasta el momento las reclamaciones de los arroceros han caído en saco roto y este hongo está afectando gravemente a la producción arrocera en la Albufera.
De esta forma, la afección a las parcelas es bastante importante. Los agricultores señalan que la mayoría de las parcelas sufren alguna merma. El lamento es común a todos ellos Si no hay autorizaciones excepcionales con productos con los que se pueda combatir la pyricularia la situación puede ser nefasta ya que las materias que se utilizan han creado resistencias.
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«Sucede igual que con un antibiótico. Si se produce la resistencia de nada sirve el medicamento», ha indicado Miguel Minguet. El producto con el que se trata la pyricularia genera resistencia y por eso el fabricante recomienda su uso en años alternos. «En la Albufera se ha usado los diez últimos años y hasta dos veces al año», explica el arrocero.
Por otro lado, las consecuencias de la merma de producción se extienden hasta los precios. Los agricultores han detectado una tendencia negativa a lo largo del año que implica un descenso del 15% en las cotizaciones, en las primeras estimaciones.
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Además de la recuperación de la superficie cultivada de arroz en otras regiones españolas como Andalucía y Extremadura -donde han sufrido varios años de sequía-, las importaciones se convierten en el motivo capital que explica ese desplome de los precios a pie de campo. De acuerdo a los datos recabados por el sector arrocero hasta agosto de 2025, las compras a países terceros de arroz alcanzan las 1.586.000 toneladas, casi 70.000 más que durante la campaña anterior, de las cuales 522.000 toneladas corresponden a Camboya y Myanmar.
Ante esta situación los arroceros piden medidas protectoras a la UE como puede ser la aplicación de las cláusula de salvaguardia ante el arroz procedente de países del sureste asiático donde se cultiva con muchas menos limitaciones que en la Unión.
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