Aplausos, canciones, silbidos y saludos: salir al balcón para estar en grupo
«la meditación es buena, pero uno tiene que desahogarse, transmitir hacia afuera las sensaciones: de vez en cuando tenemos que soltarnos un poco, es bueno», afirma el psicólogo
efe
Miércoles, 18 de marzo 2020, 13:30
Los días de confinamiento en casa por el coronavirus son más llevaderos si sabes que tienes una cita con el exterior a las ocho de la tarde: a esa hora, balcones y ventanas se llenan de aplausos solidarios, pero también de silbidos, saludos al vecindario, canciones y algún que otro grito de desahogo.
«Los seres humanos somos seres fundamentalmente sociales: aunque podamos estar solos, y de hecho lo necesitemos en alguna ocasión, la interacción con los nuestros es fundamental», explica a EFE el psicólogo Fernando Catalán, quien destaca que participar en acciones como estas salidas a los balcones es «como estar en grupo».
Los aplausos nocturnos que empezaron el sábado -gracias a mensajes de Whatsapp y en las redes sociales- para homenajear al personal sanitario que nos cuida en esta pandemia han dado lugar a salidas diarias para dar las gracias a otros colectivos que siguen al pie del cañón, como la alimentación, la seguridad o la limpieza.
Pero no solo eso: desde el balcón también se silba, se saluda y se pregunta al vecino cómo está, se tocan instrumentos o cacerolas, se encienden y se apagan luces, se juega al 'veo veo' y se ponen canciones, desde el Himno de la Alegría al nacional o el regional, pasando por 'Resistiré', 'Yo viviré' y hasta 'Mi gran noche'.
«Si uno hace una broma, otro pone una canción, y sobre todo si cantamos y hacemos cosas en grupo, sobrellevamos cualquier situación», señala Catalán, quien reivindica la ayuda que supone aplicar un poco de humor: «Es como decir: vamos a sacar lo que seguimos teniendo de bueno, y a no ponernos excesivamente tristes».
Hay barrios, como el de Cánovas en València, que tienen su propio DJ en un ático y con sus altavoces a toda potencia entretiene al vecindario e incluso mueve a bailar a algunos, o el del Corazón de Jesús de Elche (Alicante), donde un vecino regala a diario quince minutos musicales que acaban siempre con la pieza más conocida de la película 'Rocky'.
También hay localidades, como Almoines (Valencia), que utilizan la megafonía municipal para difundir canciones como 'Color esperanza' o 'Resistiré' y hacer así más fácil de llevar el confinamiento, y vecinos espontáneos que, micrófono en mano, agradecen al resto de 'balconistas' los aplausos y les emplazan para el día siguiente.
Y no faltan quienes aprovechan el momento de aplausos y silbidos para lanzar algún que otro grito al exterior, desde un 'bravo' a un 'me aburrooo', pues, como explica este psicólogo, «la meditación es buena, pero uno tiene que desahogarse, transmitir hacia afuera las sensaciones: de vez en cuando tenemos que soltarnos un poco, es bueno».
Hay quienes están trabajando en la calle cuando llegan los aplausos, como una agente de la Policía Nacional que explica a EFE que al paso del coche patrulla les gritaron 'Viva la Policía' y cuando les hizo luces se duplicaron los ánimos. «Fue emocionante: por gente como esta te la juegas cada día y no por los que hacen caso omiso del confinamiento sin pensar en los demás», asegura.
La gente está saliendo más que nunca al balcón: hay quien no sabe por qué está aplaudiendo, pero lo hace; quien se emociona de saludar a su madre en la ventana de enfrente; y quien aprovecha el ratito para conversar con los vecinos o poner bien la pancarta casera con el arco iris y la frase «todo irá bien».
«No es lo mismo estar solo en casa que saber que tengo una acción en la que participamos todos: de pronto realizo una actividad en grupo, donde me estoy animando porque nos apoyamos entre todos«, destaca el psicólogo Fernando Catalán. Esta tarde, a las ocho, nos vemos de nuevo en los balcones.