La alerta del Ebro que no tiene la Confederación Hidrográfica del Júcar predice riadas tres días antes
El organismo de la cuenca presidido por Miguel Polo no prevé tener instalado el SAT en toda la demarcación del Júcar hasta dentro de tres o cinco años
La dana que el 29 de octubre de 2024 arrasó media provincia de Valencia causando 229 fallecidos y casi 18.000 millones de euros ... en daños materiales era un fenómeno inevitable. Sin embargo, una de las principales lecciones extraídas más de un año después de la tragedia es que se podían haber salvado vidas. Qué duda cabe de que para ello resultaba vital contar con el mejor modelo de alertas frente a inundaciones, del que carecía la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ) y que se vio obligada a licitar tres semanas después del desastre. Por contra, su homónima del Ebro dispone de un sistema de medición de caudales capaz de predecir y de avisar de crecidas con hasta tres días de antelación desde hace más de 20 años.
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La falta de un equipo similar al Sistema de Ayuda a la Decisión (SAD), en el que se integra la ya célebre alerta temprana frente a inundaciones, ha sido una de las armas arrojadizas más esgrimidas por los críticos con la gestión del 29-O por parte de la CHJ. Mientras en el Ebro este equipo lleva instalado desde finales de 2002 y prediciendo caudales desde 2025, el SAT no estará operativo hasta dentro de tres o cinco años en el conjunto de la demarcación del Júcar, según han manifestado desde el organismo de la cuenca presidido por Miguel Polo. También se ha apuntado a que se encuentran trabajando en un proyecto piloto del mismo par los cauces afectados por la dana sin que se haya reportado avance alguno al respecto a lo largo de estos meses.
¿Pero realmente qué es y cómo funciona el SAD? Este modelo predictivo permite detectar posibles avenidas con 72 horas de antelación, avisar de las mismas a los servicios de Protección Civil así como monitorizar en tiempo real una riada analizando información meteorológica de distintas agencias (lluvias), hidrológica (caudales) y de gestión de hidráulica (desembalses). Los técnicos de las disciplinas que lo integran ejercen labores de vigilancia sobre los cauces del Ebro las 24 horas del día los 365 días al año.
«Su misión es mitigar los daños potenciales producidos por las avenidas fluviales, valiéndose de la predicción de crecidas y de la emisión de avisos hidrológicos tempranos, medidas de preparación enmarcadas en el Plan de Gestión del Riesgo de Inundación», resume la Confederación del Ebro en un díptico informativo.
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La configuración de la cuenca de este río, que ostenta una superficie total de 85.362 kilómetros cuadrados, permite tener un alto grado de anticipación a la hora de lanzar una alerta temprana. Para su correcto funcionamiento, el SAD cuenta con su propio Sistema Automático de Información Hidrológica (SAIH), formado por una red de aproximadamente un millar de estaciones de control capaz de captar de forma automática del orden de 10.000 datos hidrometeorológicos e hidráulicos que, cada 15 minutos, son transmitidos al Centro de Proceso de Cuenca situado en Zaragoza.
Una vez captados estos parámetros, el sistema se encarga de visualizar la información en dos formatos: un mapa interactivo para consultar los pronósticos de los distintos aforos de caudal y un comentario genérico sobre la observación meteorológica de hidrológica y un vaticinio futuro de ambas disciplinas. El modelo actualiza sus recreaciones diariamente (de lunes a viernes) a las 8:00 horas en situaciones normales mientras que en circunstancias extraordinarias se refrescan cada vez que se disponga de nuevas predicciones meteorológicas, nuevos datos observados o la comunicación de nuevas maniobras de embalses y/o centrales hidroeléctricas dado que los flujos previstos «pueden variar sustancialmente de una publicación a otra». Este es un procedimiento complejo pues se tardan entre dos y tres horas en elaborar una simulación para el conjunto de una cuenca tan extensa, aunque una de las propuestas a mejorar en el futuro es automatizar cada vez más este proceso.
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Pese a sus múltiples bondades, la alerta temprana del Ebro no es perfecta y presenta sus limitaciones. En este sentido, la Confederación se cubre las espaldas alegando que el grado de acierto de las predicciones de caudal facilitadas está condicionado a factores como la correcta calibración de los modelos, la calidad de los datos del SAIH, las maniobras de explotación de presas, las detracciones de flujo futuras no conocidas en el pronóstico anterior así como el nivel de acierto de los vaticinios meteorológicos.
Asimismo, el SAD advierte a los usuarios de sus datos de la naturaleza provisional de la información antes de usarla para la toma de decisiones que conciernen a seguridad personal o pública o para un negocio que suponga consecuencias económicas u operacionales, un aviso similar al del SAIH de la CHJ. «La Confederación Hidrográfica del Ebro, no asumirá ninguna responsabilidad por cualquier daño o perjuicio ocurrido como consecuencia del uso de esta información. El Usuario se compromete a hacer un uso adecuado de la Información», asevera la CHE.
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Tres horas de margen
No obstante, la pregunta clave que cabe hacerse tras observar los 'pros' y 'contras' del SAD es si este modelo sería útil para predecir riadas en la Comunitat, máxime tras los múltiples fallos del SAIH. Cabe recordar que, tal y como ha denunciado LAS PROVINCIAS, la red de vigilancia de cauces de la CHJ ha decretado hasta nueve falsas alarmas por riesgo de desbordamiento en el barranco del Poyo durante las dos primeras semanas de noviembre.
Si bien es cierto que la demarcación del Júcar tiene la mitad de kilómetros cuadrados que la del Ebro y se rige por barrancos y ramblas de corto recorrido y mucha pendiente en lugar de grandes ríos, sí existe un margen para la alerta temprana frente a inundaciones que en lugar de ser de tres días rondaría las tres horas.
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Una muestra de ello es el análisis efectuado por este periódico tras haber conseguido de manera exclusiva las mediciones del aforo 'fantasma' del Poyo situado en Massanassa tras habérselos negado la CHJ en diversas ocasiones.
Gracias a estos datos, este diario consiguió demostrar que desde que la lluvia cae en Chiva y se genera la escorrentía con la que esa precipitación se convierte en caudal, pasan cerca de 180 minutos hasta que la avenida de agua llega a l'Horta Sud.
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