Aguas negras en la Albufera. Irene Marsilla

Las aguas negras se extienden por el sur de la Albufera al no haberse quemado la paja del arroz

Medio Ambiente propone un envío extraordinario de agua que tiene que contar con el visto bueno de la Confederación del Júcar

Juan Sanchis

Valencia

Martes, 11 de noviembre 2025, 00:28

La mayor parte de la paja del arroz se ha quedado en los campos de la Albufera. Ni ha podido ser quemada ni se ha podido retirar ... de las parcelas cultivadas. Las lluvias de fines de septiembre y comienzos de octubre, justo en el momento en el que se empezaba a gestionar estos restos de la cosecha, han humedecido los rastrojos y han hecho muy difícil tanto su incineración como su retirada.

Publicidad

De esta forma, la paja del arroz sigue en los campos y las consecuencias se empiezan a hacer evidentes. Al no poder retirare ni incinerarse se ha quedado en los arrozales. Ahora, con la inundación invernal de los campos con la perellonà, la situación se agrava. El agua cubre las explotaciones de arroz repletas de los restos de la cosecha con el consiguiente riesgo de que se produzca la temida anoxia que tiene lugar cuando el agua pierde el oxígeno afectando a fauna y flora. Son las imágenes de peces muertos en los canales y acequias. Otra de las consecuencias de esta putrefacción de las aguas son los malos olores que se generan.

Ahora, según detallan desde la Universitat de València, la entrada de aguas negras (producida por la acumulación de materia orgánica como la paja del arroz) se estaba produciendo en los canales y acequias del sur del parque la semana pasada con el consiguiente riesgo de que se produzcan mortandades masivas de peces. Así lo muestra la imagen de satélite de hace unos días en la que se aprecia el avance de esta agua putrefacta.

Una de las soluciones que se plantea para evitar el avance de estas aguas es la apertura de las golas del Perelló y Perellonet para que facilite la renovación de las aguas, un procedimiento que hasta el momento no se ha aplicado.

Publicidad

Otra solución pasa por la inyección de agua limpia desde el Júcar. Esta es la opción que ha planteado la Conselleria de Medio Ambiente y que está a la espera de recibir el visto bueno de la Confederación Hidrográfica del Júcar. Todo indica que el organismo de cuenca autorizará esta remesa extraordinaria de recursos hídricos.

Fuentes de la Conselleria de Medio Ambiente han explicado que este envío será puntual y se dirigirá fundamentalmente a la zona sur del parque que es donde más problemas de anoxia y aguas negras han aparecido. Las aguas saldrán de la Acequia de Tous hacia el parque a través de los canales de la Acequia Real del Júcar. Este año hidrológico (que empezó el pasado octubre) la Acequia Real tiene previsto inyectar en la Albufera algo más de 19 hectómetros cúbicos en el lugar y en el momento que se le indique desde los gestores del parque.

Publicidad

La presencia de aguas negras puede tener terribles consecuencias. Es el caso de la mortandad de llisas, anguilas y otras especies tradicionales de la Albufera. A este hecho hay que sumarle el hedor procedente de esas aguas negras.

La situación, en cambio, parece haber mejorado en la zona de El Palmar donde la semana pasada los agricultores dieron la voz de alarma ante la presencia de estas aguas negras y pidieron una aportación extraordinaria de agua a la Confederación Hidrográfica del Júcar.

Publicidad

Una semana después en esta parte del parque las aguas empiezan a recuperar sus coloración habitual. Según señala Vicente Aleixandre, presidente de los Tancats de la Albufera, «el viento que ha soplado estos últimos días ha removido el agua y ha facilitado la comunicación con el mar».

Y es que el viento y la bajada de las temperaturas contribuyen a que la pérdida de oxígeno en el agua sea menor.

Crisis agrícola

El problema de este año ha venido generado por la crisis en la recogida de la paja del arroz. Justo cuando estaba todo dispuesto para su eliminación llegaron las lluvias. Estos rastrojos se mojaron y no se pudieron quemar. La Conselleria de Medio Ambiente había autorizado que se procediera a la quema entre el 10 de octubre y el 31 de diciembre. Pero los fenómenos atmosféricos no lo han permitido.

Publicidad

La recogida de la paja, la otra alternativa, tampoco se ha podido llevar a cabo por la misma razón, las lluvias. Las precipitaciones humedecieron los rastrojos y encharcaron los campos haciendo imposible la entrada de maquinaria. De esta forma, los restos de la cosecha se han quedado en el campo.

Para esta campaña, la Conselleria de Medio Ambiente había orquestado un dispositivo dirigido por la empresa pública Vaersa para la recogida de la paja de arroz. Las lluvias lo han dificultado y el departamento que dirige Vicente Martínez Mus ha llegado a pedir a los agricultores que saquen las balas de estos rastrojos a zonas públicas para ser retiradas urgentemente.

Noticia Patrocinada

De todas maneras, este procedimiento no es muy utilizado por los agricultores. Las cantidades que se recogen anualmente son mínimas y no llegan a un 3 o 4% del total acumulado en los campos. Pero el verdadero problema ha sido la imposibilidad de quemar la paja del arroz por las precipitaciones.

Hasta la llegada de las lluvias, y según datos de la Conselleria de Agricultura, sólo 172 hectáreas (el equivalente a a unas 850 toneladas métricas) habían presentado la solicitud para que les fuera retirada. De ellas 400 toneladas ya habían sido empacadas cuando comenzaron las precipitaciones y el resto estaba pendiente de ser retirada del campo.

Publicidad

La alternativa que queda a los arroceros es la del fangueo, un procedimiento que consiste en incorporar a la tierra los restos de la cosecha. Esta operación tendrá lugar cuando se retiren las aguas de la inundación invernal a partir del mes de enero.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Suscríbete a Las Provincias al mejor precio

Publicidad