29-O: ¿La tarde de las tres barrancadas en Valencia?
La mayor experta en el barranco del Poyo cree que el agua llegó en tres tandas a l'Horta y apunta a la CHJ: «Si sigue lloviendo, sabes que las ramblas van a llevar caudal»
La catedrática en Geografía de la Universitat de València Ana Camarasa apuntó en su declaración ante la jueza del juzgado de instrucción número 3 de ... Catarroja que investiga la dana que la tarde del 29 de octubre hubo hasta tres barrancadas en l'Horta. Habló de las 18.55 o 18.58 horas para la primera oleada, 19.30 o 19.50 para la segunda y 20 0 20.13 para la tercera.
«Francisco Vallés calculó unas velocidades, llegó a calcular hasta 8 metros por segundo. Eso es mucho», dijo. 8 metros por segundo es casi 29 kilómetros por hora. Ella calcula medias de entre 5 y 8 metros por segundo. «Me da que hay tres avalanchas. Una primera que llega desde Horteta, y llega como muy tarde a las 19 horas, entre las 18.55 y 18.58 horas, porque le cuesta muy poco llegar. La del Gallego, que está un poco más lejos y llega un poco más tarde, llegaría entre la 19.30 y las 19.50 horas. Son datos groseros», apuntó. La barrancada del Poyo «llegó entre las 20 o las 20.13 horas». «No está medido», insistió.
Camarasa cree que habría que haber alertado ya a las 15 horas. «Yo habría convocado el Cecopi si no el día de antes esa misma mañana porque llevaba lloviendo días y los cauces estaban ya llenos de agua», explicó. La científica indicó que los acuíferos que se empapan y las escorrentías de las ramblas mediterráneas se forman cuando el suelo ya no puede asumir más. «Normalmente corre por los barrancos un 6% del agua que cae, pero calculamos que ese día fluyó hasta el 60% del agua total», aseguró.
Aunque la profesora de la UV dio una visión imparcial y científica de lo ocurrido, sí apuntó al retraso en los avisos. En este sentido, Camarasa cree que alguien debería haber sabido que las ramblas iban a bajar llenas de agua. «Tenemos una lluvia que sí se está registrando en tiempo real, no sé el retraso entre que está pasando y llega el dato meteorológico, pero sí conozco ese tiempo en el SAIH (Sistema Automático de Información Hidrológica, dependiente de la Confederación Hidrográfica del Júcar), no más de 15 ó 20 minutos, con lo cual es una capacidad inmediata. La lluvia se sabe que está llegando, la lluvia pasa antes que el caudal», dijo. «Si ya está lloviendo, y ya sabemos que esa agua se convierte en caudal, y ya sabemos que la mayor parte se va a convertir, ya se ha superado el umbral de escorrentía», indicó.
«Hay que seguir vigilando»
«Hay que seguir vigilando lo que llueve y a qué cuencas afecta esta lluvia, hace falta ver a qué cuencas afecta el foco de la tormenta y obtener información de todas las fuentes que ayuden: llamadas telefónicas, medidores, escalas en los ríos, informadores...», aseguró Camarasa, que también habló de los bomberos. Dijo que entendía que tuvieran que irse cuando peligrara su integridad física, pero no antes porque ellos dan información 'in situ' sobre lo ocurrido. Camarasa, que trabajó en el SAIH, explicó que en 1994 tenían un 'busca' e iban a los lugares de donde recibían aviso de que estaba lloviendo con fuerza. Eso no se hizo el 29 de octubre: todo se fió al sistema automático, que respondió bien pero que, por desgracia, nadie estaba vigilando, dado que todos los ojos estaban fijos en la presa de Forata, que finalmente aguantó.
La mención a la lluvia es clave. LAS PROVINCIAS publicó ya en noviembre que tanto la Agencia Estatal de Meteorología como la CHJ disponían en su mano de datos que deberían haber desatado todas las alarmas. Provenían de un pluviómetro en Chiva: entre las 15.40 y las 19.50 horas cayeron sobre el pueblo 351,6 litros por metro cuadrado, un torrente que anegó el barranco, que empezó a crecer con mucha fuerza a partir de las 17 horas. En las calles de Chiva ya se sentía la tragedia cuando en l'Horta Sud miles de personas volvían a casa de sus trabajos, sin que nadie les advirtiera de que una ola gigante bajaba hacia ellos desde los 400 metros de altura a los que está Chiva. De 19.30 a 20 horas, en apenas media hora, cayeron 84,4 litros por metro cuadrado en la cabecera de la rambla. Una intensidad tal que cualquier previsión saltó por los aires pero que nadie, incomprensiblemente, supo interpretar de forma correcta.
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