Un juzgado condena al jeque del Málaga a pagar 3,8 millones a un arquitecto valenciano

El arquitecto valenciano José Seguí, que trabaja sobre todo en Andalucía, ha logrado el doble objetivo que buscaba tras denunciar al jeque Abdullah Al-Thani, propietario del Málaga Club de Fútbol y que lleva varios años sin abonarle los servicios prestados. Una situación que acabó en los juzgados -que ahora le dan la razón- y por la que recibirá una indemnización de 3,8 millones de euros.

El proyecto del puerto de La Bajadilla de Marbella fue redactado por el equipo técnico del Estudio Seguí, coordinado por el propio arquitecto valenciano y con la colaboración de los ingenieros José María Berenguer y Francisco Rueda, así como de otros trabajadores, como ayer reconoció a este periódico José Seguí.

«La adjudicación de la concesión fue objeto de un concurso público promovido por la Agencia de Puertos Públicos Andaluces (APPA) en 2010», aunque pasó un año hasta que se conoció el ganador. Seguí llevó a cabo los trabajos que se le reclamaron. Sin embargo, pasaban los meses y no cobraba.

Por ello, tras dos años «sin que el jeque Al-Thani pagara las deudas con el equipo técnico» y sin «cumplir con los compromisos con la administración pública de comenzar y realizar la obra», el Estudio Seguí decidió iniciar una «acción jurídica para exigir dicho pago».

El proceso se extiende hasta el pasado viernes 6 de marzo, cuando se conoce la sentencia que condena a la empresa Nasir Bin Abdullah & Sons al abono «de la factura reclamada», que asciende a 3,8 millones de euros.

Para Seguí y su equipo, «esta decisión judicial supone una doble satisfacción», puesto que por un lado «se gana la reclamación de unos honorarios pactados poniendo en valor el rigor de los profesionales en la consecución de los objetivos por los que fueron contratados». Por otro, «y quizá el más importante», también supone la protección «de la concesión de este importante equipamiento turístico» para la provincia de Málaga, «que sin esta reclamación se hubiera suspendido por el incumplimiento también de las obligaciones administrativas a las que estaba sujeto».

El proyecto de La Bajadilla pretendía convertirse en una de «las principales referencias de puertos turísticos del Mediterráneo» dada su estratégica «capacidad para potenciar el turismo nacional e internacional de la Costa del Sol, con una superficie comercial y hotelera de 65.000 metros cuadrados y una capacidad para 1.221 embarcaciones, incluyendo megayates de 125 metros de eslora y Cruceros de 170».

Seguí señaló que el siguiente paso «sería la subasta de las acciones del puerto, que se encuentran en poder de la empresa del jeque» para permitir que la infraestructura pueda «realizarse dentro de las condiciones y plazos legalmente establecidos por la administración pública».