Un proyecto buscar recuperar el río Mijares a su paso por Yátova
El diagnóstico de los once kilómetros de cauce estará listo tras el verano aunque es seguro que uno de los problemas es la aparición de cañas
Los once kilómetros de riberas del río Mijares en el municipio de Yátova serán objeto de un proyecto de restauración, según indicó ayer David Fuentes, miembro de la asociación ecologista WWF, entidad participante en esta iniciativa que tratará de buscar la mejor reconstrucción para un río maltratado por las inundaciones de octubre.
De momento ya se han celebrado al menos dos reuniones de trabajo para impulsar este plan, que se desarrollará hasta su finalización en 2028. El objetivo de estos encuentros es sentar las bases para la recuperación ecológica, social y económica del río y su entorno. Una de las decisiones pasa por crear una mesa de trabajo participativa, clave para garantizar una visión integradora y sostenible. Participan representantes de la Conselleria de Medio Ambiente, la Confederación Hidrográfica del Júcar, WWF, IES de Buñol, Campus Diversia, Cooperativa Virgen de los Desamparados, personal agente medioambiental y personal técnico municipal de Yátova.
«Queremos escuchar las propuestas en el proceso participativo», dijo, para precisar que una de las prioridades pasa por elaborar un diagnóstico del río. «Queremos saber cómo está, los cauces nuevos que se han creado y a partir de esto tomar una serie de decisiones», explicó.
El nacimiento del río Mijares se considera que está entre Yátova y Buñol. «Nace en la rambla del Quixal», precisó sobre uno de los afluentes del Magro, al que se une justo en la cola del pantano. «Lo bueno es que no hay regulación con presas ni azudes, no hay grandes paradas, tiene una continuidad bastante buena», explicó el experto.
Fuentes indicó que en el visor de la Generalitat sobre el antes y después de la dana se observan los grandes cambios. «El cauce no se veía prácticamente porque estaba rodeado de arbolado. Este proyecto partió curiosamente algo antes de la dana porque queríamos ver qué medidas tomar para mejorar su estado de conservación. Luego pasó esto», dijo.
De seis a doce metros de anchura se ha pasado a medio centenar en algunos tramos. «Uno de los trabajos que haremos será ver dónde se ha establecido la caña», uno de los problemas», comentó. También debe verse dónde hay capacidad para que el bosque de ribera vuelva a salir. En principio, sobre la fauna no se hará un estudio el primer año aunque sí más adelante.
«Si mejoramos algún tramo del río, si eliminamos caña, eso supone una mejora para la fauna», señaló. La idea es que en septiembre haya un diagnóstico y pocos meses después se elabore una memoria, donde lo normal es que las primeras acciones pasen por algunas plantaciones y la eliminación de zonas de cañas.
«También podemos ayudar a recupera algún bancal o cualquier otra iniciativa que salga en la participación. Primero el diagnóstico, luego la participación y más adelante la memoria», resumió. En una parte de la ribera del Mijares ya se realizan unas tareas selvícolas a través del llamado campus Diversia.