La palmera de los 27 brazos y otras maravillas: los secretos del Jardín Botánico
HISTORIAS DE VALENCIA ·
Un paseo por el privilegiado oasis urbano de que dispone Valencia en la calle Quart, depositario de una deslumbrante flora, una rica fauna y unos cuantos secretos: incluidas sus plantas carnívoras
Le llamamos Jardín Botánico pero en realidad este privilegiado enclave de Valencia es a ratos también un pequeño bosque e incluso una breve selva en sus rincones más apartados. Pero desde luego es un jardín y desde luego también encarna un privilegio para la ciudad que lo alberga. Un lujo menos conocido de lo que debiera. Un pecado del que nos absolverá el siguiente paseo que se activa en su entrada por la calle Quart de la mano de un cicerone de lujo, el profesor José Azkarraga, que lo sabe todo sobre casi todo y lo sabe todo por supuesto sobre el Botánico.
Guiados por su apabullante arsenal de conocimientos, recorremos sus rincones más conocidos, los más misteriosos, su rica fauna y su impresionante flora: el majestuoso ciprés, el simpático gingko biloba o su formidable colección de cactus y palmeras: entre ellas, un ejemplar de 27 brazos apodada carcasa. O su maravilloso catálogo de avifauna, consistente en 77 especies cuyos trinos acompañan al visitante. Una experiencia sensorial de altísimo valor por un tesoro que guardan 40 trabajadores y cuyo director, Jaime Güemes, describe en términos muy entusiastas: «Desde luego que para la ciudad de Valencia el Jardín es un auténtico privilegio, porque no todas las ciudades tienen un espacio como éste». Y concluye: «En España hay muy pocos jardines botánicos y Valencia tiene la fortuna de ser una ciudad que posee uno de los jardines botánicos más antiguos de España». De fondo de sus palabras, suena el canto de los pájaros: trina el carbonero y le sigue el piar de la tórtola, mientras el perfume de la Malvarrosa inunda todo el espacio.
