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El cine alicantino compite en Locarno

El cine alicantino compite en Locarno

La oriolana Elena López Riera estrena hoy el cortometraje 'Las vísceras' en el festival de Suiza

REBECA RUIZ

Jueves, 11 de agosto 2016, 01:17

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¿Es fácil abrirse las puertas del Festival de Cannes? De los centenares de certámenes que se celebran a lo largo y ancho del globo, siempre están aquellos con nombre y apellidos, los que la industria prefiere llamar 'de clase A', pero que todo el mundo conoce por copar titulares y focos, un podio al que muchos cineastas aspiran al menos a rozar con los dedos.

En 2010 la valenciana Beatriz Sanchis llegaba al festival de Berlín con su corto 'Mi otra mitad'. En la 60º edición de la Berlinale se medía con Spike Jonze. Un año más tarde, en Moscú se proyectaba 'Las olas', el filme de Alberto Morais que se acabó llevando el San Jorge de Oro. Ya en 2015, 'Pueblo' llegaba a la Quincena de Realizadores de Cannes. El corto de Elena López Riera (Orihuela, 1972), junto a la cinta de León de Aranoa eran los únicos representantes en el certamen francés. Ahora el segundo cortometraje de la alicantina llama a las puertas del Festival de Locarno. 'Las vísceras' compite por el premio 'Leopardo del mañana' en la conocida cita cinematográfica suiza. Un pleno. Aún así, la realizadora prefiere quitarse mérito: «Hay que poner mesura: aunque tu trabajo haya entrado, el de mucha otra gente se queda fuera y no por eso son peores», asegura.

A López Riera se le escapa constantemente la primera persona del plural, el «nos», el «equipo». Es su manera de entender el cine lo que ha marcado también sus dos únicos cortometrajes ('Pueblo', en 2015 y ahora 'Las vísceras') y lo que explica el peso que ha tenido y tiene en su carrera el colectivo artístico 'Lacasinegra', que ella misma fundó junto a algunos compañeros en 2008 y en elque participó como autora de la cinta 'Pas à Genève'.

«Es complicado definirnos, ¡casi ni siquiera nosotros somos capaces!», explica la alicantina. Su trabajo con este grupo copa gran parte de su currículum, en el que también aparece Cinema Jove (del que formó parte como programadora). López Riera amplía la definición de este particular coletivo:

«En 'Lacasinegra' nos conocemos desde hace 16 años porque coincidimos estudiando en la Universidad de Valencia. Estudiantes que teníamos muchas ganas de hacer cine y no sabíamos muy bien cómo. Nació por la frustración que nos generaba una industria a la que no pertenecíamos».

Una industria que cuadriculaba el séptimo arte y en la que costaba una vida hacerse hueco. Porque «no todo el cine encaja» ahí. Pero la mirada de López Riera se sale de lo convencional. Es una obra que «juega con todo, con móviles o con cualquier cámara que pueda haber a mano», que no tiene guión.

«Las raíces me han marcado muchísimo. No olvido mi casa, mi familia y el lugar donde crecí». El trabajo de López Riera, que actualmente reside en el extranjero, no se entiende tampoco sin su propia huella: «Hay mucho de mí en este cine, cosas que me han pasado y conozco. No sería capaz de hacer algo que se alejara completamente de lo que vivo porque hay momentos que uno no elige, se van quedando y de alguna manera tienes que canalizarlo», confiesa. Por eso en 'Las vísceras' hay tanto de su Orihuela natal, y del cine de Pasolini, su principal referente, «uno de los grandes».

Ni siquiera la propia López Riera se atreve a ponerle a lo que hace el calificativo de «cine de autor». «Son palabras grandes», asegura. Pero sí pone de relieve «las muchas maneras de hacer cine» que surgen cada vez con más fuerza y que han alcanzado a la industria española: «En este país desde hace unos años se hacen películas muy diferentes entre sí y eso es muy bueno».

Estilos «alejados de lo comercial» que conviven con «trabajos de Bayona o Amenábar». «El cine español se ha quitado muchas telarañas y complejos en los últimos años», sentencia antes de añadir: «No sé si estoy con un subidón de optimismo, pero creo que estamos en un buen momento a pesar de la crisis».

Solo se le escapa un reproche, «la falta de ayudas» de las instituciones. «Es toda una generación la que no se ha sentido apoyada. Es muy complicado cuando haces un tipo de película que no encaja en un estilo tradicional», apunta. López Riera no quiere hacer sangre, sólo llamar al diálogo: «Hay muchas cosas que hay que cambiar a nivel general para que todos puedan optar a estas ayudas. Quiero que el IVAC o el ICA entiendan que hay muchos modos de hacer cine, hablarlo sería lo sano y lo correcto», matiza la alicantina.

El séptimo arte se puede entender más allá «de una cámara de 35mm y un equipo gigante», en un sinfín de formatos y estilos que tienen su hueco en los grandes festivales. Algo debe tener el cine de López Riera para conseguir abrir las puertas de Cannes y Locarno y llegar al podio, por más que ella le reste importancia: «Hay mucho de casualidad, que tu corto llegue a un programador al que le guste tu trabajo y que esté de buen humor».

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