«Todos los días freno a mis compañeros del Consell», admite Soler

El conseller de Hacienda y catedrático de Economía Aplicada, Vicent Soler, reconoció ayer en público que la delicada situación de tesorería que sufren las arcas autonómicas, totalmente dependientes de los instrumentos financieros como el FLA comercial o el de vencimiento, le obligan «a poner el freno en muchas de las ilusiones que mis compañeros del Consell me plantean en el día a día». Con mucha menos capacidad de convocatoria de la que tuvieron un día antes sus homólogos en Educación, Vicent Marzà, y en Sanidad, Carmen Montón, el responsable de las finanzas autonómicas y de que cobren a final de mes los 142.000 empleados públicos afeó a los dirigentes empresariales alicantinos que ayer no acudieran a escucharle insistir en que la deuda se eleva a 45.000 millones de euros y que anualmente hay que abonar 4.000 en intereses, lo que supone una cuarta parte del presupuesto de la Generalitat.

«No puede ser lo que no puede ser». Lacónico y contundente inició su exposición el conseller Vicent Soler, lo que no deja lugar a las dudas de la dramática situación que atraviesa la tesorería autonómica, lastrada por una deuda acumulada de 45.000 millones de euros. «Con los 4.000 millones de euros anuales de costes financieros podríamos incluso realizar un plan de infraestructuras a la carta para Alicante, ya me gustaría a mí, con tanto que dicen los empresarios, por eso me gustaría que esto estuviera lleno de empresarios alicantinos».

Con mucha razón, Soler se refirió a la escasa respuesta de los dirigentes patronales. En la sesión de este foro organizado por el conseller de Transparencia, Manuel Alcaraz, solo se dieron cita el director de Suma, Manuel Bonilla, y la directora de IFA, Esther López, además del alcalde alicantino Gabriel Echávarri o el diputado Julián López Milla y el ex Herick Campos. No faltó el catedrático alicantino y exconsejero socialista de CAM, Martín Sevilla, quien expresó sus dudas sobre si el nuevo Gobierno cambiará el sistema de financiación autonómica para aplicar mejor el sistema poblacional en lugar del de coste efectivo. Sevilla tuvo que escuchar, incluso, otra reprimenda hacia los empresarios alicantinos por la caída de CAM y Bancaja. «Nuestros empresarios estuvieron callados cuando debían hablar, porque ellos sí saben lo que es tener banca de proximidad», remachó Soler. Habló de la puesta en funcionamiento de la banca pública de la mano del IVF como instrumento financiero que «se ajusta al cambio de modelo productivo del 'Pacte del Botànic'». Soler confía en que el Banco de España acabe otorgando la preceptiva ficha bancaria para operar y recordó que el IVF acumuló en los gobiernos del PP el 64% en créditos dudosos, «cuando con el 12% cualquier banco ya estaría para ingresar en la UVI». Sobre la rescatada SGR, dijo que «es una idea buena, sobre todo para una zona como Alicante con mucha micropyme, pero no sé si la sacamos de la UVI o la tumba».