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La ESA ha pedido a varios grupos de investigación que le propongan ideas de bases lunares.
Europa anuncia su plan para establecer una base en la Luna

Europa anuncia su plan para establecer una base en la Luna

La agencia espacial quiere impulsar sus programas tripulados y busca establecer un hogar fijo en el satélite en las próximas dos décadas

BORJA ROBERT

Martes, 1 de marzo 2016, 01:51

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La exploración tripulada del espacio lleva cuatro décadas estancada a apenas 400 kilómetros de la superficie de la Tierra. Desde que el astronauta estadounidense Eugene Cernan diese su último paso en la Luna, en 1972, ninguna persona ha viajado más allá del planeta que le vio nacer. Aunque puede que eso esté a punto de cambiar. Hace apenas unos días, Europa avanzó que entre sus planes a medio plazo está instalar una base fija en la Luna. Un refugio estable lejos de la Tierra, de su gravedad y su protección, desde el que planear el asalto definitivo al planeta rojo.

El nuevo director de la Agencia Espacial Europea (ESA), Jan Wörner, fue el encargado de hacer el anuncio apenas seis meses después de hacerse con el cargo. Según explicó, una base permanente en la Luna es el proyecto «viable» más ambicioso que se puede plantear la humanidad en la actualidad, además de un paso previo necesario antes de embarcarse en una misión tripulada a Marte. Esta última sigue siendo el objetivo a largo plazo de todas las agencias espaciales del mundo.

Su plan, aseguró Wörner, es trasladar el sistema de cooperación internacional que ha permitido construir la Estación Espacial Internacional hacia un proyecto más ambicioso y, además, más arriesgado. «Queremos que sea una estación abierta a muchos países de todo el mundo», explicó en un vídeo que publicó la ESA.

Según Wörner, solo hace falta una implicación más importante de los distintos actores del espacio. Recordó que apenas pasaron 12 años desde el lanzamiento del primer satélite artificial (Sputnik 1, en 1957) hasta que Neil Armstrong puso su pie en la Luna (1969). Lo anómalo, sugiere, han sido los últimos 43 años, en los que ninguna persona ha viajado más allá de la órbita baja terrestre. «En la actualidad, con una tecnología mucho más sofisticada, estamos preparados para hacerlo».

Esta vez, la vuelta a la Luna supondría desplegar en ella toda clase de nuevas tecnologías con el objetivo de abaratar el máximo la supervivencia en el satélite y tratar, en la medida de lo posible, de vivir de la tierra. El plan contempla que los astronautas de distintos países puedan pasar largos periodos sobre su superficie para identificar los retos físicos, psicológicos y tecnológicos que haría falta anticipar ante un previsible viaje a Marte. La Luna está a apenas tres días de camino en nave espacial, mientras que el planeta rojo orbita alrededor del Sol a no menos de cinco meses de distancia de la Tierra.

«La Luna está llena de recursos», afirmó Wörner. Misiones anteriores han encontrado hielo, y se cree que el regolito lunar -el polvo que recubre la capa de roca sólida que forma el suelo del satélite- puede utilizarse para todo tipo de propósitos. Con la tecnología adecuada, se podrían aprovechar ambos elementos y la energía del sol para obtener agua, oxígeno para respirar y puede que incluso materiales de construcción.

Antes de enviar a personas a pasar largas temporadas a la Luna, desde la ESA quieren prepararles un hogar en el que refugiarse. Como el satélite no tiene ni atmósfera ni campo magnético, los astronautas deben protegerse de la caída de micrometeoritos y también de la radiación ionizante que llega desde el Sol. Cualquiera de las dos podría matarlos. Para colmo, cada kilo de material que se lanza al espacio cuesta decenas de miles de euros, por lo que la única alternativa viable es construir la base con materiales que se encuentren allí.

El plan de la ESA, supuestamente previsto para las próximas dos décadas -aunque suelen retrasarse a menudo-, pretende enviar robots albañiles que construyan cúpulas con el regolito lunar y las adecuen para soportar la vida humana durante periodos prolongados. Para ello, primero enviarían una estructura ligera e hinchable con forma de semiesfera que recubrirían con los materiales rocosos del propio satélite. La agencia trabaja desde 2013 en varios proyectos para transformar los elementos disponibles en la Luna en otros, útiles para sus propósitos.

Pese al entusiasmo que ha mostrado la ESA, todavía hay muchas dudas sobre cómo deberían llevarse a cabo unos planes tan ambiciosos. «Hablamos mucho de los recursos de la luna, pero todavía está por demostrar que podamos usarlos para nustros propósitos», afirmó el ingeniero Clive Neal a la revista Space. «Aún no sabemos si realmente podemos contar con ellos como si fuesen reservas, así que una verificación sobre el terreno para determinar el tamaño de los depósitos, su composición, forma y homogeneidad requiere un programa de prospecciones coordinado. Solo así sabremos si podemos usarlos para explorar el espacio».

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