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Javier García.

Una vendimia excepcional

La sequía ha adelantado la recolección y ha recortado la producción en un 50%, pero su calidad es mayor y algunas bodegas como la cooperativa de Pinoso se lanzan a la elaboración de vino ecológico

RAMÓN BERNABEU

Domingo, 28 de septiembre 2014, 00:58

No hay mal que por bien no venga. Esta es la conclusión a la que han llegado los viticultores alicantinos después de haber atravesado el desierto hídrico. Una de las sequías más duras de las que se recuerdan en décadas. La ausencia de precipitaciones de este año -las de la última semana llegan tarde- se ha traducido en una merma de casi el 50% de cosecha con respecto a la campaña del año anterior. Pero a cambio, la uva va a ser de mayor calidad al haberse concentrado en muchos menos kilos que en 2013. Así lo constata el director técnico de La bodega de Pinoso, Javier García, quien cifra en unos 4,5 millones de kilos la producción de esta temporada, «un 40% menos que el pasado año, en el que que se recogieron 7,5 millones de kilos», apunta García. Sin embargo, esta significativa reducción del fruto resulta inversamente proporcional al incremento de la calidad del grano.

Una buena noticia para los cosecheros que de esta forma verán compensados sus duros sacrificios, percibiendo una bonificación económica por parte de la bodega receptora, como es el caso de la cooperativa pinosera. Buena noticia también para los amantes del buen vino, a quienes les aguarda una añada de excelentes caldos que, sin duda, satisfará los paladares más exquisitos, tal y como asegura García. Y, además, no tendrán que esperar mucho tiempo para poder llevarse a la boca este regalo del dios Baco, ya que este año la recolección de uva se ha realizado de forma casi vertiginosa. Tanto es así que, sin haber acabado septiembre, la campaña de 2014 está casi cerrada. No ha quedado otra porque, aparte de 'matar' gran cantidad de grano, la falta de agua ha acelerado la maduración de la uva, «elevando el grado de concentración de los azúcares que luego se transforman en graduación alcohólica», explica el técnico bodeguero.

En algunas plantaciones del término pinosero ha habido incluso que recurrir a riegos de apoyo para salvar al menos parte de la cosecha. Tan dañina ha resultado la sequía que, aun siendo perjudicial para la vendimia, los cosecheros han recibido con alborozo como si se tratase del maná caído del cielo, las lluvias de estos últimos días. Las precipitaciones generadas a final se septiembre van a servir para que se recuperen muchas cepas que encontraban al borde de la extinción definitiva, tras padecer auténtica sed durante meses y meses, según explica el director técnico de la bodega cooperativa de Pinoso.

La buena salud de la que gozan los viñedos contribuye notablemente a la regeneración de las plantas. No en vano, la cooperativa de Pinoso no solo ha cambiado su nombre, sino que en la última década ha apostado claramente por la modernización de su estructura comercial con el fin de adaptarse a las nuevas exigencias del mercado no ya nacional sino internacional. Fundada en 1932, ha dejado atrás la venta de caldos muy fuertes y a granel que solo se consumían en casa, para centrarse en la producción de vinos más elaborados pensando en paladares más delicados como los de los consumidores alemanes, holandeses, finlandeses y, cómo no, en el jugoso mercado chino.

Sus responsables no han tenido reparo en contratar los servicios de un enólogo francés que, de vez en vez, se traslada hasta Pinoso para controlar personalmente el proceso de elaboración de estos nuevos vinos. Aunque, a decir verdad, donde La bodega de Pinoso ha dado un giro copernicano, situándose entre las top diez del país y la mejor de la provincia, es en la elaboración de vino ecológico, tanto tinto como blanco y rosado. «Hoy en día, de las 1.700 hectáreas cultivadas, dedicamos más del 60% a uva ecológica», aclara Javier García.

Para lograr este reto, ha habido que concienciar a los cosecheros de la zona, acostumbrados a las maneras tradicionales y al vino de siempre. Ahora, los viticultores disponen de un plan de trabajo trazado por los técnicos de la cooperativa que ya nadie se salta «porque saben que es beneficioso para todos» y por los incentivos económicos que otorga la bodega a los más aplicados. No obstante, todavía pervive una gama de vinos más convencional y asequible a todos los bolsillos como es 'La Torre del Reloj'.

La importación de vino que no cumple con las mismas normas de calidad ni con la presión fiscal del producto español pone en riesgo el mercado, saboteando los precios que ya de por sí son muy bajos para los cosecheros, según Javier García.

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