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Un bombero, ayer, en el escenario del ADDA, durante el simulacro.

Preparados contra el fuego

El ADDA vivió ayer un simulacro de incendio con 200 personas. Personal del auditorio, equipos de emergencias y un centenar de músicos de la Joven Orquesta de Alicante protagonizaron la escena para ser analizada y mejorada

Eneas G. Ferri

Miércoles, 30 de julio 2014, 01:04

Pasaban unos minutos de las once y cuarto de la mañana de ayer cuando la música sonaba plácida en la Sala Sinfónica del Auditorio de la Diputación de Alicante (ADDA) a cargo de los músicos de la Joven Orquesta de la Provincia de Alicante dirigida por Francisco Maestre. Pero, de momento e inesperadamente, saltaron las alarmas del edificio y un técnico de seguridad del edificio irrumpió en el escenario.: «Por un problema técnico, el edificio debe ser evacuado. Por favor, sigan las indicaciones del personal del auditorio y mantengan la calma». A excepción del director de la orquesta, ninguno de los jóvenes sabía del simulacro que la Diputación de Alicante había organizado para conocer cuál sería la respuesta ante una emergencia.

Sin embargo, fue eficaz e inmediata. Rápido pero sin nerviosismo, los azafatos y técnicos de seguridad se situaron estratégicamente para indicar los vías más rápidas de salida de la sala y el edificio y, en apenas dos minutos, el centenar de jóvenes músicos, la mitad sobre el escenario y la otra mitad distribuida tanto en el patio de butacas como en los palcos superiores, junto a los trabajadores del ADDA, abandonaron el auditorio.

Pero no quedó ahí la escena. En lugar de quedarse en la puerta, que sería un error, el centenar de personas se desplazaron por el paseo de Campoamor en dirección a la Plaza de Toros, ya que en el caso de un fuego real, quedarse a las puertas sería una permanecer en una zona de riesgo y, además, podría molestar al trabajo de los equipos de bomberos, protección civil y de atención sanitaria.

Estos equipos, avisados del ejercicio por la Diputación, tardaron unos diez minutos en acudir tanto a la puerta principal como a la trasera, en la que se había situado la detección del foco del incendio, según apuntaron desde el organismo provincial.

Pese a que el personal del ADDA se había desplazado a la zona segura, el jefe de emergencias, el jefe de intervención, el equipo de primeros auxilios y el equipo de alarma y evacuación, puestos designados entre el equipo del auditorio, no habían terminado su labor. Recibieron a los equipos de bomberos y sanitarios, les indicaron las puertas de acceso y las vías para acceder a distintas zonas y siguieron velando para que cada detalle de seguridad quedara resuelto.

Tras unos minutos en que los bomberos y los sanitarios del SAMU realizaron las comprobaciones pertinentes en el interior del edificio se daba por concluido el simulacro del que, como expuso posteriormente el Diputado de Cultura, Juan Bautista Roselló, se extrajeron buenos resultados y detalles a mejorar en próximos simulacros o, en el caso de necesidad, en emergencias reales.

No lo sabían

Entre los jóvenes músicos destacaba la presencia de su director, Francisco Maestre, orgulloso de la respuesta que habían tenido sus pupilos a la emergencia. Según explicaba, «en mi caso, me habían anunciado que se realizaría el simulacro, pero el resto de jóvenes no sabían qué sucedía. Han mantenido la calma pese a las sirenas, han seguido las indicaciones del personal de la casa y, por lo que nos dicen, la evacuación ha sido rápida y segura». El director comentaba las repercusiones que una escena así puede tener para cualquier persona: «Realmente, es un privilegio poder vivir una escena así. Es un recuerdo que se guarda para siempre y, en caso de vivir alguna situación parecida, la reacción será mucho mejor».

Buena muestra de la seriedad con la que los jóvenes se tomaron el simulacro era ver el escenario justo antes de la vuelta de los músicos, vacío y con las sillas ocupadas por los instrumentos abandonados para el desalojo. «Si sucediera en realidad, esto sería una buena señal. Hay instrumentos que pesan y otros que pueden entorpecer la salida tanto al que lo porta como a las personas que andan cerca. Sería una lástima y una gran pérdida económica, pero si se queman por salvar una vida, valdría la pena», comentaba Maestre.

Valen decenas de refranes, expresiones y frases hechas para citar la importancia de la prevención. Quizás nunca sea necesario, pero con acciones como esta y con su posterior análisis, el ADDA y su equipo, desde ayer, viven mucho más preparados contra el fuego.

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