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Artur Mas y Francesc Homs.
Mas no podrá ser candidato en las elecciones catalanas

Mas no podrá ser candidato en las elecciones catalanas

El expresidente catalán se enfrenta al dilema de recurrir al Supremo sin saber qué va a hacer ese tribunal en la misma causa del 9-N con Francesc Homs

Ramón Gorriarán

Lunes, 13 de marzo 2017, 13:59

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Artur Mas no podrá ser el candidato del PDeCAT en las elecciones catalanas durante los próximos dos años. Es decir, no encabezará las listas de su partido si Carles Puigdemont convoca comicios adelantados en caso de no poder celebrar el referéndum, y tampoco lo será en la hipótesis de que se celebre la consulta y después haya elecciones, como prevé la hoja de ruta soberanista.

Un escenario que podría cambiar si recurre el fallo ante el Supremo y revoca la decisión de los magistrados catalanes. La decisión dependerá de lo que haga el alto tribunal en la misma causa del 9-N que juzga a Francesc Homs, aforado ante esa instancia judicial por su condición de diputado nacional. Mas lo está ante el Tribunal Superior catalán como parlamentario autonómico. El expresidente puede recurrir sus dos años de inhabilitación ante el Supremo, pero se encuentra ante el dilema de hacerlo sin conocer la sentencia a su excolaborador en la Generalitat, que puede ser desde absolutoria o una pena mayor que la que le ha impuesto el Superior de Cataluña.

Haga lo que haga, su futuro político, que ya era sombrío por las malas expectativas electorales del PDeCAT, parece abocado a la nada. Su caso encaja en el refrán chileno del "capitán Araya, embarca a su gente y se queda en la playa". En las puertas del referéndum o de unas elecciones que la Generalitat intentará que sean sustitutorias de la consulta no podrá ser protagonista en el último duelo después de haber llevado a su partido, primero Convergència y ahora PDeCAT, a una aventura secesionista iniciada en 2012 que no estaba en los genes del nacionalismo moderado y posibilista que encarnaba su organización política. Una incursión en el mundo independentista que además ha resultado muy cara para un partido que era la fuerza más votada y que ahora anda perdida en posiciones secundarias. Llega a la hora de la verdad con la nave haciendo aguas y sin capitán (Puigdemont ya ha anunciado que no será el candidato).

Pero la sentencia tiene otra lectura para los gobernantes catalanes. Si con errores formales por parte del Constitucional la celebración el 9 de noviembre de 2014 de una farsa de consulta ha sido castigada con dos años de inhabilitación para el entonces presidente de la Generalitat, ahora que la corte de garantías se ha esmerado en dejar muy claras sus decisiones anulatorias de las resoluciones soberanistas un juicio por convocar el referéndum sería mucho más severo con sus eventuales organizadores. Puigdemont, su vicepresidente, Oriol Junqueras, y sus consejeros se tentarán mucho la ropa antes de dar un paso prohibido y con castigo asegurado en los tribunales.

Un escenario que coloca al proceso soberanista en un callejón con muy mala salida. La CUP ya aboga por la desobediencia, pero no parece que esa vaya a ser la respuesta del Gobierno de la Generalitat ni de Junts pel Sí, aunque en caliente, en los primeros momentos, los excesos verbales están asegurados.

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