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Geena Davis, durante una competición de tiro con arco.
Cuando Thelma quiso ir a Sídney
HISTORIAS OLÍMPICAS

Cuando Thelma quiso ir a Sídney

La actriz Geena Davis alcanzó las semifinales de la clasificación de Estados Unidos para los Juegos Olímpicos del año 2000 sólo tres años después de obsesionarse con el arco

Javier Bragado

Martes, 16 de agosto 2016, 16:39

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Hasta el año 1992 lo más parecido a una escena de acción que había rodado Geena Davis había sido conducir hacia un precipicio. No le iba mal. Un premio Oscar por El turista accidental y una candidatura por Thelma y Louise destacaban en su curriculum. Además, su historial deportivo se limitaba a las vallas y el salto de altura en la universidad, «las competiciones para altos», según recordaba con su habitual sentido del humor la actriz norteamericana que mide 1,83 metros en una entrevista del New York Times.

Sin embargo, de manera progresiva, la artista de Massachusetts comenzó a encarnar papeles en películas de acción como La isla de las cabezas cortadas o Memoria letal, por lo que aprendió algo de taekwondo, esgrima, patinaje y montó a caballo. Antes de ser la famosa Thelma ya hubo algún síntoma. «Siempre he sido lo contrario a atlética y estaba segura de que era muy descoordinada hasta mi papel en Ellas dan el golpe, cuando tuve que aprender a jugar al béisbol. Los entrenadores me decían algo así como 'Lo estás pillando muy rápido', y yo pensaba: '¡Tenía una habilidad atlética sin descubrir!», explicó a The Huffington Post. Finalmente, la epifanía surgió al ver al californiano Justin Huish colgarse dos oros en tiro con arco en los Juegos Olímpicos de Atlanta en 1996. «Parecía divertido y me inspiró para echarle un vistazo. Conocí a Justin a principios de 1997. Me acogió como su entrenador y esa primavera empecé con las lecciones», develó Davis.

La actriz tenía 40 años cuando disparó sus primeras flechas. Sorprendentemente, pronto progresó porque entrenaba en los descansos de los rodajes y le dedicaba mucho tiempo. Compitió por primera vez a los seis meses en Australia contra arqueros de élite. «Para alguien que es relativamente novato con sólo tres años de experiencia en el deporte, es muy buena. Pero habría sido vergonzoso perder con ella», reconoció la bronce olímpica Alison Williamson un tiempo después sobre su duelo el torneo.

La mejora de Geena Davis le permitió incluso alcanzar las semifinales de la fase que otorgaba las plazas de Estados Unidos para acudir a Sídney 2000, una experiencia inolvidable. «La única vez que he estado nerviosa como una loca en mi vida fue en los 'trials'. Nadie sabía que yo estaba compitiendo en aquella época. Había recorrido todo el país, había ido al torneo nacional y a nadie le importaba o lo había hecho público. Los arqueros son muy relajados. Pero cuando me clasifiqué para los 'trials' la gente lo descubrió. De repente, había 50 equipos de noticias en los ensayos. Y los 50 estaban detrás de mí. Y esos arqueros famosos, antiguos olímpicos o lo que fueran, todos detrás de mí. Cada vez que hacía alguna cosa, aunque fuera muy sencilla como coger una flecha... Click, click, click», confesó a The Hollywood Reporter. «Y la peor parte es que debería haber practicado con mucha gente observándome porque aquello fue horrible», reconoció años después sobre una competición en la que acabó en la posición 24 de 300. Thelma se quedó sin competir en Sídney porque sólo viajaban los cuatro mejores de la prueba.

Introspección

Después de aquella vivencia Geena Davis rebajó sus pretensiones deportivas y sus entrenamientos para dedicar más tiempo a su familia. «No estoy compitiendo actualmente, ¡pero siempre me quedará Tokio 2020!», bromeó recientemente una entrevista. Aunque se toma ausencias prolongadas, nunca ha abandonado el arco porque cambió su vida. «Fue algo importante cómo cambió mi percepción acerca de mi cuerpo y de mis habilidades físicas. De lo que no me di cuenta hasta que más tarde competí en torneos era que era tan satisfactorio», señala la ganadora de un Oscar por el papel secundario de Muriel Pritchet en El turista accidental. «Es exactamente lo opuesto a una crítica de una película, que es totalmente subjetiva. No importa cómo vayas en el torneo. Son los puntos, aciertas en la diana o no y eso es muy satisfactorio. Puedes mirar y contar en lugar de estar preguntando», defiende la artista. «Aprendes sobre ti misma. Pasas mucho tiempo a solas contigo practicando. Tienes que conocerte, cómo de calmada puedes ser, cuánto tiempo puedes concentrarte. Tienes que estar muy automotivada. Tienes que tener fe en ti misma y creer en tu capacidades. Es un área en la que nunca había profundizado», reflexiona la candidata a un Oscar como mejor actriz protagonista por Thelma y Lousie.

Geena Davis nunca ha olvidado ni escondido lo que le ha dado y aprovecha para apoyarlo y promocionarlo siempre que puede. Admite que su pasión le llevó a engancharse y a ser una fanática. Pero todavía hoy repite la razón por la que no se apartó del cine para apostar por el deporte de las flechas: «Tengo que seguir haciendo películas. Todavía no he conseguido mucho dinero con el arco».

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