Borrar
Los jugadores del Barça, tras el gol encajado ante el Leganés.
Pánico en un Barça que ya no puede ocultar su crisis
fútbol

Pánico en un Barça que ya no puede ocultar su crisis

Todo lo sucedido ante el Leganés, dentro y fuera del campo, deja claro que el 4-0 de París fue mucho más que un accidente y lo más preocupante es que Messi no celebrara el gol del triunfo

P. RÍOS

Lunes, 20 de febrero 2017, 16:56

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Ahora sí. Los ingredientes habituales de una crisis, por lo menos en la historia del Barça, ya se han instalado en el Camp Nou. Fútbol pésimo cinco días después de la debacle europea en París; sufrimiento para ganar de penalti en el último minuto al modesto y recién ascendido Leganés; media grada coreando el nombre de Luis Enrique y la otra media silbando para silenciar ese arrebato de cariño, más o menos espontáneo, al técnico; bronca a un señalado André Gomes, esta vez sin divisiones en la grada; el crack del equipo, Messi, que no celebra el gol de la victoria; un exhistórico como Dani Alves diciendo en ABC que la directiva no se entera de nada; un presidente, Josep Maria Bartomeu, asegurando que todo va bien, ¡incluso la sección de baloncesto!; y un expresidente, Joan Laporta, que sale de su propia caverna para pasar factura oportunista. Todo bien removido en la coctelera y el resultado es el momento de incertidumbre, incluso pánico, actual.

Con un partido convincente ante el Leganés, algo que el Barça tenía en la mano tras el 1-0 de Messi en el minuto 4, esa sensación de catástrofe inminente no existiría. Aunque hubiese sido una falsa percepción, ya se estaría hablando de los primeros cimientos colocados de la remontada ante el PSG o del mejor ánimo para jugarse la Liga el próximo domingo en el Vicente Calderón a las 16.15 horas. Los primeros seis días seguidos sin partido intersemanal de 2017 hubieran servido para preparar a conciencia lo que viene. O por lo menos para engañar diciendo que eso es lo que estaba ocurriendo. Sin embargo, ahora la semana parece eterna, con demasiadas horas para polemizar y analizar si lo que está sucediendo es algo más que un problema de confianza deportiva tras el 4-0 ante el PSG en la ida de los octavos de final de la Liga de Campeones.

De todo lo comentado, más incluso del hecho de comprobar que el Barça ha entrado en un juego depresivo, lo que más preocupa es que Messi no celebrara el 2-1 en un momento en el que la directiva del Barça insinua contactos discretos con su padre, Jorge, para la renovación de un contrato que acaba en 2018. Esta temporada puede acabar mejor o peor, por lo menos con la disputa de la final de Copa frente al Alavés asegurada, pero si el '10' no sigue nadie podrá evitar que se intuyan más años de oscuridad. Y si eso ocurriera, Bartomeu ya puede ir pensando en desalojar su despacho en las oficinas del Camp Nou. Todo eso lo sabe Laporta y por eso sobrevuela la escena con las garras afiladas.

Bartomeu, por cierto, también afirmó que «no hay Plan B para Luis Enrique porque queremos que siga». En este caso, nadie puede apostar por la continuidad de un técnico a quien se le lee en la cara su decisión de no renovar al término de esta temporada. Pero si el sustituto convence al entorno azulgrana, incluso puede ser beneficioso para la actual junta directiva. De momento, el técnico reclamó los pitos para él, no para los jugadores. Puede estar tranquilo. Si no mejora el juego o se pierde ante el Atlético, los tendrá.

Por allí apareció el secretario técnico, Robert Fernández, admitiendo que «hay que recuperar a André Gomes». Fue una apuesta cara del club disfrazada de oportunidad de mercado, acabó desplazando sin mérito aparente a Rakitic de la titularidad y ahora, ya señalado por la afición tras sus últimas actuaciones, juega sin la autoestima necesaria. Y lo peor para el Barça es que no es el único que necesita una visita al psicólogo deportivo. Sergi Roberto se ha bloqueado totalmente en su reconversión como lateral derecho y ante el Leganés volvió a fallar en el gol rival. El propio Rakitic, ya sea por la falta de confianza del técnico o por su estado de forma real, es una sombra del que fue. Fichajes como Digne y Alcácer son cada vez más irrelevantes. Y ya nadie cree que con Busquets (sancionado el pasado domingo) e Iniesta (todavía sin ritmo ni chispa tras su lesión) se vaya a arreglar la situación tras lo visto en París con los dos de titulares. Sólo están cerca de un nivel normal Ter Stegen, que evitó varios goles cantados del Leganés, y el tridente. Messi, Luis Suárez y Neymar fabricaron los dos goles de la victoria incluso en un mal día. Con el balón siguen intimidando. Otra cosa es que cuando no lo tienen respondan a las órdenes de Luis Enrique respecto a la presión y al posicionamiento táctico.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios