El campeón que decidió ser ciclista mientras iba a por trigo
Bernardo Ruiz es el ganador de la Vuelta más longevo
M. RODRÍGUEZ
Lunes, 17 de agosto 2015, 00:10
A principio del siglo XX, los campeones no se preparaban, surgían de la adversidad. No eran tiempos para enviar a un hijo a un centro de alto rendimiento porque apuntaba maneras. Cada miembro de la familia debía arrimar el hombro para garantizar el sustento diario. Desde bien niño, Bernardo Ruiz iba en bicicleta a comprar grano. «Trigo, cebada... estaba acostumbrado, tenía que traer casi a diario», recuerda el ganador de la Vuelta de 1948, el más longevo.
Aquello fue su entrenamiento. A golpe de pedalada, de sufrimiento por el lastre que implica tener que llegar a casa cargado y luego tener que ayudar en otros quehaceres, sin darse cuenta se fue forjando una de las grandes leyendas del ciclismo español. Su irrupción en la alta competición fue también casual. En una carrera organizada en el sur de Alicante. «Iban hacia Elche, Santa Pola, Torrevieja... yo me marché detrás de ellos y casi llego antes. Me dije: '¡Si ellos pueden, yo también!».
Bernardo Ruiz tiene a sus 90 años una lucidez extraordinaria. Es capaz de recordar etapa a etapa la Vuelta que ganó en 1948 en una batalla con Dalmacio Dalgarica. El alicantino dio el golpe definitivo camino en la jornada que partió desde San Sebastián camino de Bilbao. Se escapó con su compañero de equipo Emilio Rodríguez. «Ya no nos pudieron echar mano», subraya orgulloso. De ahí, al césped del Santiago Bernabéu, donde se coronó como campeón de la carrera y maillot de la montaña: «Fue una llegada espectacular, en el centro del estadio».
Eran también otros tiempos de la Vuelta, que dejaba imágenes de ciclistas con las cámaras de repuesto colgadas al hombro o vídeos de los propios corredores arreglando un pinchazo. «¿Fisios? (risas) ¡Entonces no había de eso! Para ganar una etapa de 200 kilómetros, antes tenías que hacer 400. El entrenamiento era hacer 120 kilómetros diarios. Salía de mi pueblo y elegía entre derecha e izquierda. Para Murcia o a Elche. Al final, la distancia era la misma», señala Bernardo Ruiz.
Al final, la bicicleta con la que iba a comprar grano le sirvió para tener una vida mejor. Recordado por su triunfo en la Vuelta a España, admite que le hizo más ilusión imponerse en la de Cataluña. «Tenía más tradición. Cuando empecé yo iban por 20 ediciones y la Vuelta llevaba menos de 10», indica Bernardo Ruiz. Además, en su época había dos federaciones, una afincada en Barcelona y la otra en Madrid. Como él tenía licencia de la primera, no le permitieron correr la Vuelta en 1945 y 1946: «Entonces ya había líos entre federaciones...»
Ganar la Vuelta le dio «un dinerillo». 17.000 pesetas de la época, que como admite Bernardo Ruiz, «no estaba nada mal». Sin embargo, donde hizo fortuna fue en el Tour. Pisar el podio de París le convirtió en leyenda -fue el primer español en conseguirlo-, pero sobre todo le permitió elevar su patrimonio: «La verdad es que donde hice dinero fue a raíz de ir al Tour. Aquello me permitió comprar una casa y una finquita».
Tuvo que trabajárselo, eso sí. Se impuso en dos etapas en 1951 y logró el citado podio de 1952. A golpe de pedalada. Como hizo desde niño cuando llegaba antes que nadie en las carreras celebradas en Orihuela. Como cuando iba hacia casa cargado de sacos de trigo. Después de aquello, puertos como el Tourmalet le infundían respeto, pero nunca podían darle miedo.