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Maestro. El nuevo director de la Orquesta de Valencia, Ramón Tebar, en el Palau de la Música. Irene Marsilla
Ramón Tebar: «Sí puedo compaginar Les Arts y el Palau de la Música. Me comprometí con Livermore y él lo sabe»

Ramón Tebar: «Sí puedo compaginar Les Arts y el Palau de la Música. Me comprometí con Livermore y él lo sabe»

El nuevo director de la Orquesta de Valencia, elegido para sustituir a Yaron Traub, asegura que con «organización y buena voluntad» puede dirigir en ambos auditorios

NOELIA CAMACHO

VALENCIA.

Sábado, 9 de septiembre 2017, 21:20

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Durante la entrevista, cita al maestro Karajan en repetidas ocasiones. Su discurso no sólo está lleno de planes para la Orquesta de Valencia sino que también tiene tintes románticos. Como cuando habla de que la música no es elitista o enarbola las virtudes de Valencia, su tierra. El director Ramón Tebar lleva apenas una semana al frente de la Orquesta de Valencia (OV). Sólo ha podido «tener una pequeña toma de contacto» con los miembros de la formación, pero ya les ha explicado las líneas básicas de los cuatro años en los que tomara la batuta. Pero Tebar no va a dedicarse en exclusiva a la agrupación valenciana. Ni mucho menos. Es director en la Florida Grand Opera, la Opera Naples y la Palm Beach Symphony y, además, es el principal titular invitado en Les Arts. Su nueva responsabilidad es «difícilmente compatible» con sus funciones en el coliseo Reina Sofía. No son sus palabras, corresponden al intendente Davide Livermore, que se refirió así en una entrevista para LAS PROVINCIAS. Sin embargo, el maestro Tebar rechaza tal afirmación. «Sí puedo compatibilizarlo. Me quedan dos años de contrato y lo voy a cumplir», afirma con rotundidad.

-Lleva una semana en el Palau. ¿Cómo ha sido el recibimiento?

-Muy bueno. Empezando a poner en marcha la maquinaria.

-¿Qué orquesta se ha encontrado?

-Pues no la he dirigido aún. Pero a los intérpretes que he saludado los veo frescos, con las pilas cargadas después del verano. Eso es muy positivo.

-¿Se les ha pasado ya el enfado? Muchos de ellos criticaron que no se les había anticipado su nombramiento antes de hacerlo público...

-Yo ese enfado no lo he sentido. Creo que eran la minoría. Lo que pasa es que eso trasciende. Personalmente, no lo he notado. Al revés, todo ha sido muy positivo. Tienen muchas ganas de hacer cosas, de hablar del futuro y de hacer este camino juntos.

-Dijo en su presentación que la OV debe mirar más a España y al extranjero. ¿Cómo va a lograrlo?

-En primer lugar, debe estar España. Llama mucho la atención que las orquestas siempre quieran ir a China, a Australia, a Rusia... Parece que, cuanto más lejos, más internacional. Pero a veces nos olvidamos que es ir a ese lugar y no regresar en años. La última gira de la Orquesta de Valencia fue hace siete años. Para mí hay que hacer una especie de rodaje. Y eso empieza por darnos a conocer en España. Tenemos que trabajar en que la Orquesta salga de Valencia, vaya a Castellón y Alicante más asiduamente. También a los pueblos de la Comunitat. De ahí a Madrid, Barcelona, a la cornisa cantábrica, al sur... Eso es lo que nos va a dar el rodaje para cuando queramos tocar en Rusia, China o Alemania.

-¿Va a llegar ese momento? Usted lo ha dicho, hace años que la formación no se marcha de gira. ¿Hay medios suficientes con unos presupuestos públicos resentidos por la crisis?

-Hay que crear las oportunidades. Cuando no tenemos un nombre lo suficientemente atractivo como para que se nos invite fuera, habrá que invertir. Pero, mientras tanto, hay que mostrar que tenemos grandes solistas, que llevamos repertorios que llaman la atención. Tiene que haber un momento de partida. Obviamente, aquí se han hecho cosas. Pero hay que mejorarlo.

-No sé si esa es una de las carencias que ha notado en la formación. ¿Su nombramiento va a ser una revolución? ¿Qué necesidades tiene la Orquesta?

-Espero que no sea una revolución. Quiero que sea una potencialización. Creo que la Orquesta ha hecho bien muchas cosas. No hablo de carencias, sino de mejorar algunos aspectos. Yo estuve aquí como músico en 2003 y 2004 y el recuerdo que tengo de hace quince años a cuando debuté en 2016, es muy positivo. En aquel momento, no había tanto respeto a los maestros, se hablaba en los ensayos... Mi sorpresa es que encontré sangre más fresca, gente nueva, una atención fantástica en los ensayos y muchas ganas de hacer música. Eso es lo que espero potenciar, que esa sea la base para no solo yo, sino cualquier solista o director que venga a trabajara, se encuentre cuando venga. Hablamos de una formación seria, amistosa también pero que sea rigurosa y estricta en lo musical. Para mí un escenario es algo sagrado. No se hacen debates políticos ni sindicales en él. Si hay problemas, nos reuniremos en otras salas. Si hay que protestar o reclamar o reivindicar un derecho, si es justo, lo haremos. Pero no en el escenario. Ahí se hace música y arte.

«No siento que ahora estoy del otro lado. Cuando hablo de Les Arts, lo hago también de mi teatro, de mi casa»

-Le insisto. ¿Esa es una de las carencias de la Orquesta?

-Obviamente tiene que haber muchas cosas que arreglar. No sé si se podrá hacer en esta temporada en la que sólo dirijo dos veces. Ya en la 2018-2019, con diez conciertos, podré ver las debilidades y las flaquezas pero también las cosas que se han hecho bien y se han mejorado. Como decía antes, no vengo a ser un revolucionario porque esto siempre asusta. Las cosas que se han hecho bien hay que mantenerlas y potenciarlas. Vuelvo a insistir en la idea del 'marketing', en cómo vendernos. La calidad hay que trabajarla siempre, pero si hacemos las cosas bien y nos las quedamos para nosotros, deja de tener sentido. Debemos ser embajadores de nuestra cultura.

-Deduzco de sus palabras que valora positivamente el legado que el maestro Yaron Traub ha dejado después de doce años en la Orquesta... ¿Ha hablado con él?

-Con él he contactado y me gustaría hablar para que me dijera sus impresiones, si hay que incidir en algún aspecto, las debilidades que él detecta... Pero no nos hemos reunido. Por respeto, quería esperarme a septiembre, a que él terminara su periodo para contactar. Estamos pendientes de quedar.

-¿Esa rutina se había instalado en la Orquesta tras doce años bajo la misma batuta? ¿Entiende que ellos pidieran un cambio de director?

-Sí, sí. Lo he notado. Pero no porque no me recibieran bien cuando debuté en 2016, sino que lo digo porque, en general, pasa en muchas grandes orquestas del mundo. Estoy seguro de que esta formación no escapa a ello. Hasta yo me pongo retos cada semana. Somos unos privilegiados porque muy pocos podemos dedicarnos a vivir de la música.

-Traub va a seguir esta temporada dando varios conciertos. ¿Van a poder convivir?

-Por mi parte sí. Absolutamente. Ese es uno de los valores de la música. Si es posible que en una sinfonía puedan tocar juntos instrumentos tan diversos como un oboe y un violín, claro que es posible que dos maestros convivan. Debe ser así.

-Director en la Florida Grand Opera, la Opera Naples y la Palm Beach Symphony. Principal titular invitado en Les Arts y, ahora, director de la Orquesta de Valencia. ¿Cómo cuadra la agenda?

-Con buena organización. Yo soy un soñador y, por serlo, me estoy dedicando a algo que nunca pensé que podría. En mi familia no son músicos. Pero soy un soñador realista. Sé hasta donde puedo llegar.

«He contactado con el maestro Traub pero no hemos hablado. Podemos convivir esta temporada»

-Le hacía esa pregunta porque el intendente del Palau de les Arts, Davide Livermore, se refirió en una entrevista en este periódico a su nombramiento y dijo que era «difícilmente compaginable» con su labor en el coliseo. ¿Ha hablado con él? ¿Le ha sugerido que elija? Dentro de poco, además, va a dirigir allí 'Don Carlo'.

-Leí la entrevista. Yo a Davide lo aprecio mucho porque fue una de las personas que confió en mí para venir a mi tierra, como en su día lo hizo Ramón Almazán. Siempre se lo agradeceré. Lo primero que yo hice cuando me propusieron dirigir la Orquesta de Valencia fue consultarlo con él. Después de mi agente y mi esposa, él fue el siguiente en saberlo. En lo que respecta a compaginar, compatibilizo cosas más difíciles. Hasta ahora, mi actividad en Les Arts es dirigir una ópera, que suele ser un mes y medio de trabajo, y un concierto sinfónico. Bajo mi punto de vista, sí lo veo muy compaginable. Cuando hablé con Davide, él lo sabe, yo le dije: «estoy en Les Arts pero aceptar el proyecto de la Orquesta de Valencia me parece una oportunidad de sumar, de hacer más cosas». Hasta ahora tengo contrato para dos temporadas más.

-Entonces, usted no se ha planteado abandonar.

-Yo, por mi parte, y también se lo he dicho a él, quiero hacer honor a mi compromiso. Me gusta ser un hombre de palabra como estoy seguro que Davide también lo es. Nuestro compromiso fue, en un principio, por cuatro temporadas. Puede que él ahora lo vea difícil, pero yo no. Y con buena organización, todo se puede hacer.

-Y con buena voluntad por ambas partes.

-Absolutamente. Por mi parte está. Se lo he comunicado al intendente. Creo que podemos hacer grandes cosas juntos. De hecho, yo no siento que ahora estoy del otro lado. Cuando hablo de Les Arts, hablo también de mi teatro, de mi casa. Con buena voluntad y organización se puede llevar todo adelante.

-¿Y después de esos dos años de contrato?

-A partir de ahí sí que no hemos hablado. A mí me parece que los proyectos deben hacerse a largo plazo. Tanto aquí como en Les Arts como en los otros auditorios donde dirijo. Porque si no, no hay tiempo.

-Entonces, ¿le parecen pocos los cuatro años que marca su contrato con el Palau de la Música?

-Aún no me planteo términos de años. Si queremos hablar de resultados hay que tener en cuenta que esta temporada no es mía. La siguiente, es algo mixta porque ya había compromisos adquiridos. Hasta el tercer año, no podremos hablar de una temporada real. Pero la siguiente, será la última. Es difícil hablar del futuro y es cierto que, en cuatro años, no se puede valorar el paso de alguien por la Orquesta.

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