Valencia Club de Singapur

En Singapur nada se cuestiona. Ordeno y mando. Peter Lim llamó a su despacho a una de sus empleadas y la envió a Valencia a presidir el club que había comprado. Layhoon no había visto jamás un partido de fútbol. Pero la servidumbre al jefe se impuso. Fue una etapa nefasta. Pero entre sus pretensiones, no conseguidas, estaba tener a su lado a una persona con raigambre entre el valencianismo. En una visita a las instalaciones de LAS PROVINCIAS desveló que el elegido era el malogrado Jaime Ortí. Pasó el tiempo y la idea se marchitó. La ejecutiva volvió a la empresa matriz de Peter Lim tras quedar condenada por pedir perdón tras una mala temporada. Meriton eligió a un diplomático para sustituirla. Ni se planteó encontrar a alguien con sentimiento valencianista. El Valencia es mío y será mi gente quien la gestione. Con el paso de los años la tendencia se ha ido acusando. Tanto que en estos momentos no hay ninguna persona nacida en la tierra en el consejo de administración del club. Con la dimisión de Zaragosí, sólo Juan Sol –que aún no ha retomado la actividad en el club tras las dolencias que llevaron al hospital– resiste entre nombres desconocidos. Este es el resto de hombres que componen el órgano que representa a la institución: Anil Murthy, Kim Koh, Chang See Hiang, Alvin Yeo, Chiang Chie Foo, Ng Ser Miang, Raymond Cheah y Khojama Kalimuddin. Y si decide sustituir a Zaragosí, el elegido no será de Benetússer.

Pero no sólo el consejo está acaparado por singapurenses. También los cargos de mayor responsabilidad en el Valencia. El presidente es Anil Murthy, su oficina está representada por Sean Bai y Teo Swee Wei, el otro consejero con función ejecutiva es KimKoh, el responsable de la Academia es Sean Bai, el presidente de la Fundación del Valencia es Ng Ser Miang y el último en llegar, con cargo de jefe de administración –incluye comunicación y marketing–, es Joey Lim. Decían que llegaba para sustituir en el cargo a Kim Koh, pero en las últimas fechas ha llegado a representar al club por ausencia de Murthy e incluso ha sido el encargado de comunicar los últimos despidos, como fue el caso del anterior director de comunicación, Álex Navarro.

Todo un entramado dominado por Singapur, siempre bajo la mano ejecutora de Peter Lim. Nada importante se hace sin el conocimiento del jefe. A partir de ahí, en el club existe una clase media, donde sí hay responsables de área valencianos y valencianistas con muchos años de servicio a la entidad blanquinegra. Nombres como Jesús Paniagua (administración de fútbol), Javier Solís (área jurídica), Julián Suescun (recursos humanos), Inma Ibáñez (directora financiera), Jorge García (marketing) o Pablo Matilla (Fundación VCF) ocupan los despachos que sustentan el día a día de la entidad. Todos deben rendir cuentas a los superiores llegados del otro lado del mundo. A este grupo hay que sumar otros nombres, como los de Ricardo Arias, Miguel Ángel Bossio o Miguel Tendillo, elegidos como embajadores.

La 'desvalencianización' en la cúpula de la entidad es evidente. En las entrañas de la sede de Micer Mascó la preocupación va en aumento. Tras los últimos despidos, también se teme por el empequeñecimiento que sufre día a día el club. A nivel deportivo, fuera de Europa y en la medianía de la Liga, y a nivel social, enfrentado a la Federación, sin protagonismo en Europa y divorciado de la afición. Y lo peor es que se cree todo esto les importa poco a los dirigentes.

Por este motivo el valencianismo se ha activado con la creación de una plataforma opositora con Juan Martín Queralt como cabeza visible, con el objetivo final de que Meriton venda el club. El catedrático dijo ayer en CV Radio que espera sentarse con ellos y habló del precio del club: «Una cosa es lo que pagó y otra es lo que vale ahora. De eso se tiene que hablar. Yo espero que, desde ese conocimiento, se haga más fácil las relaciones que debemos tener con ellos«.