Triple duelo seguido con el Rayo en Copa

Después de tres campañas seguidas alcanzando y perdiendo la final de Copa, el Valencia intentó un nuevo asalto al trofeo del K.O. El ejercicio 72-73 presentaba una novedad relevante en el calendario. Las primeras rondas se disputaban entre semana, intercaladas con las de Liga, un cambio novedoso que rompía con la tradición de disputar la Copa al finalizar el campeonato de la regularidad. El sorteo deparó que el reciente triple subcampeón se las viera con el Rayo Vallecano en su debut. El primer partido se programó para la noche del miércoles 7 de febrero. La cita llegaba en un momento complejo. Las huestes de Di Stéfano acumulaban cinco jornadas ligueras sin conocer la victoria con una derrota y cuatro empates, de ellos, tres sin goles. Lo mejor fue, sin duda, el logrado en el Camp Nou.

El conjunto vallecano ocupaba la posición de colista en su categoría. Curiosamente, el Mestalla que militaba también en Segunda –desde entonces el filial no ha vuelto a competir en esta categoría– logró una victoria en casa por 2-1 con goles de Víctor Soler –que dio el salto al primer equipo al concluir la campaña– y Carbonell ante los vallecanos. En el campo de los madrileños hubo empate a uno con tanto de Sancayetano, extremo que ascendió al Valencia en el verano de 1975.

Alfredo di Stéfano no pudo contar con los lesionados Lico y Pellicer, y optó por reservar al delantero Quino para el estreno en la Copa. El entrenador argentino presentó un once de garantías y acertó porque el Rayo fue superior y puso a prueba a la zaga valencianista integrada por Sol, Barrachina, Aníbal y Antón que hubo de multiplicarse, al igual que el guardameta Abelardo. En el descanso, el defensa Arango relevó al delantero ‘Gitano’ González, prueba evidente de cómo pintaba la situación. El único gol de la noche llevó la firma de Pep Claramunt a diez minutos para el final. Encarrilada la eliminatoria, la vuelta se resolvió sin apuros. Antes del descanso el Valencia vencía por 3-0 con los goles de Valdez, Pellicer y Quino, todos en apenas un cuarto de hora. En la reanudación llegó el único gol visitante.

Un año después, se vuelve a repetir la historia aunque con matices. Esta vez, el duelo se disputa con la Liga acabada y el Valencia en una mediocre décima posición. La Copa se presentaba como una tabla de salvación. El cruce con el Rayo correspondía a los octavos y el de ida se disputó en Mestalla. En las filas valencianistas debutó Juan Planelles y el desarrollo del encuentro fue calcado al del ejercicio anterior. Bajo una lluvia torrencial, el miércoles 29 de mayo a las diez y media de la noche –como mandaban los cánones de la época– los locales se pusieron con un claro 3-0 a los diez minutos de la segunda mitad. Víctor inauguró el marcador en el primer tiempo y Quino lo amplió antes del descanso. Al poco de la reanudación, de nuevo marcó Quino. El Rayo logró su gol en las postrimerías.

Cuatro días después, domingo a las doce del mediodía, se vuelven a las caras en Vallehermoso. Todos agradecen que se juegue con luz solar, aunque el terreno de juego sigue siendo un patatal. Unos energúmenos provocaron un incidente en la víspera al incendiar de forma deliberada una parte del tartán de la pista de atletismo. El Valencia no da opciones y sufre menos que en la anterior visita. Planelles se estrena como goleador poco antes del descanso. Claramunt y Sergio marcan con un minuto de diferencia en los compases finales. Faena de oficio.

Nadie daba crédito cuando al año siguiente el sorteo volvió a emparejar por tercera vez consecutiva a los dos equipos en el debut de los valencianistas en la Copa. Para creer en brujas. La tercera eliminatoria en tres años seguidos tenía nuevos protagonistas en los banquillos. El yugoslavo Ciric dirigía al Valencia en lugar de Di Stéfano mientras que el uruguayo Héctor Núñez había reemplazado a Olmedo en el club de Vallecas. La ida en Vallehermoso, entre semana, por la noche y con mucho frío fue lo más parecido a una montaña rusa: victoria visitante por 3-4. El Valencia fue siempre por delante en el marcador y llegó a tener dos goles de ventaja en varias fases del encuentro: 0-2, 1-3 y 2-4. Los tantos fueron obra de Sergio por partida doble, Pep Claramunt y González. En Mestalla se cerró la serie con el único resultado positivo para el Rayo: empate a uno.