La vuelta a la rutina de las familias Girón y Durán
El inicio de septiembre es sinónimo de regreso a la ciudad para retomar las obligaciones laborales e iniciar el periodo escolar tras las vacaciones estivales
Rosana Ferrando
Valencia
Domingo, 31 de agosto 2025, 18:53
El verano se acaba y, con él, los días largos de playa, las excursiones y las sobremesas sin el sonido de las manecillas del reloj ... que marca el paso de las horas, porque, en vacaciones, a nadie le importa si son las tres o las cuatro de la tarde. Septiembre trae consigo la conocida como 'cuesta': mochilas nuevas y uniformes preparados para quienes estudian; la vuelta al trabajo y el sonido incesante de las ciudades para los más mayores. Para muchas familias, el pasado fin de semana fue el regreso que marcó el fin de la temporada estival. Ahora toca preparar el nuevo curso y, con ello, reorganizar horarios, retomar rutinas y adaptarse de nuevo a la vida urbana después de semanas de desconexión.
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Aunque no todo en septiembre es cuestión de meros cambios. A ello hay que sumarle el reajuste económico, tras el gasto de las vacaciones y el desembolso del material escolar. Además, a todo esto se suma el reto emocional. Hay niños que cambian de etapa escolar, y eso supone nervios y estrés. Muchos padres reanudan trabajos intensos y deben gestionar sus horarios para poder equilibrar la agenda laboral con la personal. El contraste entre la calma del verano y la velocidad del día a día provoca un pequeño shock que, poco a poco, da paso a la normalidad.
En Campanar, la familia Girón ya ha hecho la transición. Miguel e Isa regresaron a Valencia junto a sus hijos, Javier y María, tras pasar las vacaciones en Jávea. Ahora, quieren centrarse en encarar septiembre. Isa vuelve a su puesto de subdirectora de una residencia para mayores, mientras que Miguel retoma su trabajo en una pequeña empresa de marketing digital. Para los jóvenes, la vuelta también tiene su propio peso: María continuará sus estudios de ADE en la Universidad de Valencia y deja atrás sus días en Burriana, donde ha pasado sus días como monitora en un campamento de vela. Javier iniciará una nueva etapa escolar, ya que empieza el bachillerato tecnológico el próximo ocho de septiembre en el colegio Jesús-María.Lo que más le cuesta a la familia de cuatro, confiesa Javier, que tiene 16 años, es madrugar después de pasar varias semanas en las que no era necesario levantarse pronto. «En verano nos levantamos casi todos los días tarde, así que ahora toca batallar contra el despertador por las mañanas», comenta el chico.
La familia Durán-Solís, en el barrio de Ayora, también vive su propio regreso. Manuel Durán vuelve hoy a la rutina de trabajo. Se sube a su camión a las siete de la mañana cada día y no llega a casa hasta las cinco de la tarde. Su mujer, Fátima, forma parte del personal de seguridad de una tienda de material de obra. Han dejado atrás las aguas transparentes y calmadas de Roquetas de Mar, en Almería, para volver a Valencia.
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Tienen un hijo pequeño, Keanu, de cuatro años. La ilusión que nace de la inocencia hace que afronte el curso escolar con unas ganas exacerbadas. Septiembre es sinónimo de rutina y de reencuentros con compañeros y maestros que también han estado fuera de la ciudad durante este verano.
La familia Durán, se enfrenta a un dilema, al igual que muchas otros padres de niños pequeños: la conciliación laboral. No es solo reincorporarse al trabajo después de desconectar, también hay que cuadrar horarios para poder estar presentes en el día a día del pequeño. Esto muchas veces implica pedir favores a los compañeros para que les cubran o les cambien turnos.
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Por suerte, en su caso, cuentan con las dos abuela que pueden cuidar del niño cuando a ellos les es imposible. Lo recogen del colegio, le hacen la merienda y lo llevan al parque hasta que sus padres llegan a casa. «Lo más importante es organizarnos bien para que Keanu nunca sienta que le falta nada», explica su madre.
Aunque cada hogar tiene sus circunstancias, todas las familias coinciden en que septiembre se convierte en un ejercicio de organización y paciencia. La planificación de comidas, las extraescolares, los turnos de trabajo y los imprevistos se convierten en un auténtico rompecabezas. Los nuevos propósitos pueden ayudar a sobrellevar el síndrome postvacaional y el estrés de la vuelta. Sobre todo los gimnasios se convierten en auténticos canalizadores de aspiraciones y reciben a aquellos que piensan que septiembre es el 'nuevo enero'.
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Las dos familias, como la mayoría de las que han vuelto este último fin de semana de agosto, comparten un sentimiento: nostalgia estival y la necesidad de reacomodarse lo antes posible a la vida urbana. El calor todavía aprieta en Valencia, el ruido del tráfico y las prisas contrastan con la calma de las vacaciones. Sin embargo, septiembre también trae nuevas oportunidades: estudios, proyectos laborales y el reencuentro con amigos, familia y vecinos. Porque al final, el gran regreso no solo es volver, sino empezar de nuevo.
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