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Recreación con el nuevo diseño de uno de los nuevos restaurantes de la playa de la Malvarrosa. LP

Los chiringuitos que vienen en Valencia: más paelleros y salones y cocinas más amplias

En la planta superior de los restaurantes de la Malvarrosa se combinará el espacio cerrado y acristalado con terrazas al aire libre

Lola Soriano Pons

Valencia

Jueves, 18 de septiembre 2025, 00:31

Los nuevos restaurantes de la playa de la Malvarrosa serán la 'envidia' de los compañeros del sector, ya que van a cambiar los actuales locales ... azulados del paseo, por unos nuevos donde habrá muchos más paelleros y unas cocinas en algunos casos el doble de grandes.

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Será un espacio de trabajo amplio que todo hostelero podría desear. El presidente de la asociación de Hosteleros de la Playa de la Malvarrosa (Apholema), José Miralles, y otro de los veteranos, Javier Arnal, copropietario de El Bobo, explican que el diseño interior será personalizado.

En el local de Miralles y su hermana María Ángeles, por ejemplo, «vamos a pasar de una cocina de 50 metros cuadrados a una de 110. Como el fuerte de todos nosotros son los arroces, vamos a pasar de seis paelleros a doce». Contarán con parrillas abiertas para cocinar pescado a la brasa.

En El Bobo, que se derribará la semana que viene, tenían hasta ahora una cocina de sólo 35 metros cuadrados y van a llegar a los 90 «y pasaremos de tener cuatro paelleros a catorce», describe Arnal. Tendrán planchas industriales y hornos de cocción».

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Tienen claro que las paellas, en todas sus variedades, es el fuerte, «de hecho queremos que se nos conozca como la 'playa del arroz'», según Miralles.

Otro salto cualitativo será el de los comedores. «Tenemos permisos de usar la planta superior para comedor. En mi caso, como la cocina será mucho más grande que antes, el comedor de abajo será de 100 metros cuadrados, pero el superior tendrá 230 metros cuadrados».

Por su parte, Arnal describe que el»salón de la planta baja será de entre 100 y 120 metros cuadrados y arriba se destina todo a comedor. El 60% será cerrado y acristalado y un 40% de terraza al aire libre con parasoles».

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Recreaciones de los nuevos restaurantes de la playa de la Malvarrosa. LP

Este mayor espacio permitirá acoger más comensales. «Actualmente contando con la terraza de la planta baja tenemos sitio para 140 o 150 personas y con los nuevos locales podremos atender a entre 230 y 250 clientes», comentan desde El Bobo.

Cabe recordar que la inversión que van a hacer los hosteleros de la Malvarrosa es importante, entre 800.000 euros y un millón de euros y les quedan 20 años de concesión para amortizar el dinero invertido, ya que han transcurrido ya 10 años desde el inicio del acuerdo.

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Los nuevos locales contarán con aire acondicionado y calefacción, servicio que hoy por hoy no tienen. Pondrán placas solares en la cubierta con forma de sierra y los edificios estarán elevados 20 centímetros para prevenir posibles crecidas del mar y evitar inundaciones.

Aunque muden de piel, lo que no cambiará es el hecho de que en la mayoría de estos locales hay sagas familiares que han ido tomando el relevo. En el primero que se derriba, El Bobo, «somos ya tres generaciones las que hemos dado de comer paellas a los clientes. Empezaron mis padres, Vicente Arnal y Regina Gimeno, en 1966, cuando estaban los merenderos en la arena. Luego hemos seguido los hermanos Vicente y Javier, que en poco tiempo nos jubilaremos, y continúan mis sobrinos Javi y Sari y mi hijo Jaume», explica Javier Arnal.

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Ginés Navarro, por ejemplo, ya detalló en su momento que La Murciana, es el «más antiguo de la Malvarrosa. Empezó mi abuela Concepción Méndez, le siguió mi madre y ahora estamos nosotros y mi hijo, la cuarta generación».

En La Alegría de la Huerta, José Miralles, presidente del colectivo de hosteleros, detalla que en su caso, «empezó un primo gestionando el negocio, luego mi padre, Pepe Miralles, cogió las riendas, junto con mi madre, y ahora lo continuamos mi hermana M.ª Ángeles y yo».

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Vicente Gonzalo, del restaurante Luz de Luna, también explicó que cuando tenían el merendero en la arena «se llamaba El Manchego'. Lo gestionaban sus padres, Pedro Gonzalo y Vicenta Almodóvar. Durante el año guardaban la construcción en una barraca

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