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Orriols tiene varios locales cerrados por determinadas zonas del barrio. IRENE MARSILLA

Los vecinos de Valencia claman por los delitos

Orriols, Nou Moles y Benimàmet alertan del aumento de la delincuencia

Álex Serrano

Valencia

Viernes, 11 de junio 2021, 01:30

«Por la mañana está todo tranquilo. Pero por la noche... esto se complica». Habla un estanquero del barrio de Orriols. Como otros vecinos ... o comerciantes de este enclave al norte de la ciudad, no quiere identificarse. Hay miedo, no en todo el barrio, sino en el entorno de calles como Padre Viñas, San Juan Bosco, Daroca o San Juan de la Peña. Es uno de los distritos de Valencia donde más inseguridad sienten sus residentes, junto a otros como Marxalenes, Benimàmet o Nou Moles. Las voces en (casi) las cuatro esquinas de la ciudad insisten en que falta presencia policial para solucionar problemas de convivencia.

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Es en Orriols donde la situación es más acuciante. La reyerta de esta semana, en la que dos grupos de jóvenes se enfrentaron a palazos precisamente en los alrededores de la conocida como 'zona cero' del barrio, ha hecho que el problema supere las frontera que marca Primado Reig. El PP se ha dejado caer por la zona y el mes pasado el concejal de Protección Ciudadana, Aarón Cano, se reunió con los vecinos después de que le abordaran en la presentación del turno de tarde de UCOS de la Policía Local.

«Nos quedamos con los chavales cuando salen de clase para que no estén solos en la calle», dicen los profesores del colegio Marni de Valencia

«Por el día es una cosa, pero por la noche... el barrio cambia», dice un comerciante del norte del barrio de Orriols

Le trasladaron una situación muy complicada. Es la que se ve, incluso a primera hora de la mañana, en un barrio que tiene dos caras muy marcadas. Hasta las seis y media o siete de la tarde, según las fuentes consultadas, es un distrito tranquilo, multicultural, donde los supermercados halal conviven con total normalidad con colegios religiosos y las distintas etnias empastan sin más problemas. Tiene incluso lo que ha desaparecido (o casi) en el centro de la ciudad: comercio tradicional.

Pero cuando llega la noche, todo cambia. Por esas horas tardías del día es por lo que algunos portales tienen barrotes, en las tiendas no se puede pagar con tarjeta sin enseñar el DNI y en los colegios los profesores se quedan con los alumnos o dejan que esperen dentro de los centros si sus padres tardan en llegar. Así lo explica la directora del colegio Marni, Ana Marín, que señala que los problemas se dan «con una familia muy concreta». Reconoce, eso sí, que intentan en la medida de sus posibilidades que los niños no pasen tiempo solos enla calle. «Abrimos el colegio a las 7 para que los que vienen de más lejos esperen dentro», asegura.

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La Policía Nacional visita Nou Moles ante el aumento de robos

La Policía Nacional ofreció ayer por la tarde una charla en la sede de la Asociación de Vecinos de Nou Moles ante el aumento de los robos y los atracos en el barrio. Así lo confirmó la presidenta de la entidad, Casilda Osa, que asegura que los agentes tienen «identificadas» a dos personas que roban a los mayores acercándose a ellos de forma educada para quitarles la cartera cuando están despistados. Además, explica que en la esquina de la calle Burgos «hay un problema de acoso a las niñas que cruzan al colegio Sector Aéreo». «En una ocasión», dice, «llegaron incluso a tocarle el trasero a una». «A todo esto se une el problema del trapicheo de droga», lamenta.

Tal como explica un vecino que no quiere identificarse, los problemas tienen que ver con pisos okupados en varios edificios del barrio, incluidos inmuebles en los que en todos los pisos viven personas que no pagan ningún alquiler por ellos. «Son grupos organizados con chavales muy jóvenes de otras nacionalidades», dice este vecino. Pero, ¿es un problema racial? ¿Hay en Orriols, que es la sede de entidades como València Acull o Orriols Convive, un problema con determinados grupos de inmigrantes? «No depende de eso. Es cuestión de que son unos delincuentes, vengan de donde vengan», explican en un comercio del barrio.

La idea, poderosamente antirracista, también la representa Rafa Femenía, jefe de estudios del colegio Mercerator. A la pregunta, cándida, de si tienen alumnos inmigrantes y cómo se integran con el resto de estudiantes, responde casi con indignación. «Cerca del 70% provienen de familias inmigrantes. Son españoles pero sus padres son de otros países, y están perfectamente integrados», indica, antes de asegurar que, eso sí, «no son los mejores estudiantes». Claro que, hasta el momento, sacar un 5,5 no es delito.

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Tampoco se puede obviar, en cualquier caso, ciertos problemas con familias de determinadas etnias. Así lo indica Marín, la directora del Marni, que asegura que hay un clan de etnia gitana «que siempre causa problemas». «Hay dos niños, uno de ellos que llegó incluso a colarse en el colegio en bicicleta, que sabemos que son conflictivos», explica la docente. Estos problemas de convivencia, provocados por grupos de personas que hacen mucha vida de calle y que provocan que en determinadas vías «haya demasiado sitio para aparcar», como dice elocuentemente Femenía, se traducen en más suciedad, ruido y cierta sensación de inseguridad que los residentes no pueden sacudirse.

La Policía Local, por su parte, lo sabe. El concejal Cano asegura que tiene en marcha «un plan integral para Orriols», porque son conscientes «de que hay un problema de inseguridad en determinadas zonas del barrio, no en todo«. Lo cierto es que los residentes preguntados por este diario también aseguran que no es en todo Orriols, sino en un enclave concreto delimitado por las calles ya mencionadas. Conforme el barrio se despliega hacia el sur y en los alrededores de la ermita, o hacia el este, donde se encuentra el Ciutat de València o el Arena, los problemas desaparecen.

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Cano asegura, preguntado por este diario, que no hay un problema de seguridad en toda la ciudad. «Valencia no es insegura y hemos empezado las oposiciones para contratar más de 200 policías que saldrán a la calle a patrullar por la ciudad», destaca Cano, que además insiste en que los datos del anuario estadístico del Ministerio del Interior evidencian una rebaja del 1% en los delitos en la ciudad el primer trimestre de 2021 con respecto al mismo periodo de 2020. Algunos delitos, eso sí, como los robos en domicilios, han subido más de un 46%.

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