El Ayuntamiento acelera las obras en la fachada del instituto de Abastos para que esté listo para la vuelta a las clases

Las vallas metálicas del recinto han sido restauradas y han recuperado su color original, el verde carruaje. Muchas de ellas se encontraban dañadas por los golpes de balones en la parte del patio del instituto. El trabajo también se centra en la fachada del centro escolar, que estaba desconchada y con humedades. El objetivo es que los jóvenes vuelvan en septiembre con normalidad y puedan disfrutar de unas instalaciones limpias, renovadas y fuera de peligro por desprendimientos, por ello, este agosto los esfuerzos estarán dedicados a esta parte.

La alcaldesa en funciones del Ayuntamiento de Valencia, Julia Climent, ha visitado este jueves el avance de los trabajos de construcción. Ha calificado la obra como «muy necesaria» por los daños que había sufrido el edificio por el paso del tiempo. «Las obras avanzan según lo previsto y estamos contentos», ha informado la concejala.

La instalación del lucernario ha provocado el cierre de una de las piscinas de las instalaciones deportivas. Según Climent, la intención es afectar en su funcionamiento lo menos posible e intentar que al menos una de las dos piscinas permanezca abierta.

De este modo, el polideportivo de Abastos de Valencia ha clausurado de forma temporal una de las dos piscinas y el spa de la zona de agua del 4 al 17 de agosto.

Esta medida se ha tenido que tomar porque es necesario hacer una parada técnica para reparar el amplio lucernario que tiene la instalación en el techo.

Desde la empresa que lleva la gestión de este complejo deportivo en precario, ya que la concesión lleva años caducada y a la espera de que salga la nueva licitación, explican que ahora se cierra una de las dos piscinas y el spa para que se actúe en la parte acristalada del techo de esa zona, pero se dejará otra de las piscinas en uso y cuando se acabe en una parte se clausurará uno de los vasos de agua y se abrirá el otro.

En principio, en el plan de obras, se contemplaba que en este periodo estival estuviera el complejo deportivo cerrado, pero dado que la empresa ha seguido prestando servicio en verano, se ha tomado la decisión de cerrar primero una piscina y luego la otra, cuando se termine en la mitad del recinto.

Cabe recordar que en la zona de aguas del complejo de Abastos hay una piscina de 50 metros y otra de 25, que es donde se hacen actividades como las de aquagym.

Estos trabajos en el lucernario incluyen la limpieza de los cristales, la reposición de gomas de unión y también la reposición de algunos cristales rotos.

En cuanto al problema del edificio por la presencia de palomas, cuyos excrementos han sido uno de los motivos por los que se encuentra tan dañado el recinto, ha asegurado que se prevé una «colaboración con Bienestar Animal para instalar los mecanismos que ellos consideren necesarios». El proyecto técnico contempla la instalación de un sistema inhibidor por ultrasonidos para ahuyentarlas.

Otra cuestión que queda por abordar son las personas sin techo que viven en las inmediaciones de la infraestructura. Antes de las obras ocupaban la parte de las calles internas resguardadas por el techado que sobresale de la fachada y el pasaje central. Ahora, debido a los precintos de seguridad de las obras, solo ocupan la primera de las opciones enumeradas y son mucho menos numerosos. Sus pertenencias son dos colchones y pocas mantas que hacen, del suelo a cielo abierto, su casa.

La ejecución de las obras, iniciadas en mayo por la empresa Compañía Levantina de Edificación y Obras Públicas, cuenta con un presupuesto de 1,5 millones de euros. Está previsto que terminen justo un año después de su comienzo, en mayo de 2026.

La actuación se centra en cinco ámbitos: fachadas, pasaje, cubierta del lucernario, pavimentos exteriores y hall. Se llevarán a cabo reparaciones de fisuras, eliminación de humedades por escorrentía en las fábricas y ornamentos de piedra, y reparación de desprendimientos de cornisas, aleros y molduras.

El edificio es uno de los más emblemáticos del barrio de Arrancapins y está catalogado como Bien de Relevancia Local. Fue diseñado por el arquitecto Javier Goerlich Lleó en 1940 y se terminó ocho años después, por lo que tiene una antigüedad de 77 años. El inmueble ocupa dos manzanas completas y está rodeado por calles interiores separadas del exterior por una gran verja de hierro con pilastras de piedra caliza.