«Queremos que se haga justicia, no me creo que Bea subiera en chanclas a la montaña»
Amigos y familiares de la joven hallada sin vida en Oliva tras 53 días desaparecida dudan de la hipótesis de la muerte accidental después de que la Guardia Civil le confirme a sus padres que los restos encontrados en el paraje de la Cruz son de su hija
Se acabó la incertidumbre y estos 54 días de angustia. Aunque estos sentimientos den paso ahora al dolor y la incomprensión de una familia, la de Beatriz Guijarro, rota al conocer, tras ser debidamente informada por la Guardia Civil, que los restos mortales hallados en la tarde de este pasado miércoles en la montaña de La Creu pertenecen a la joven de 29 años desaparecida desde el pasado 9 de agosto. «Queremos que se haga justicia, no me creo que Bea subiera en chanclas a la montaña», aseguran desde el entorno de la joven.
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Los investigadores de la Guardia Civil habían convocado en la tarde de este jueves a la familia más directa de Beatriz para que acudieran al cuartel de Gandia donde informarles de forma presencial de los hallazgos y la identificación del cadáver de su hija y hermana. Con ello querían poner fin a este sufrimiento de no saber dónde estaba y que había sido de ella, que los ha martirizado durante todos estos días.
Pero ahora empieza otro sufrimiento, al saber y asumir que Bea está muerta y las extrañas circunstancias que rodean su fallecimiento y el hallazgo de su cadáver, en una zona que había sido peinada y registrada tanto antes como después del incendio ocurrido el pasado 4 de septiembre. La familia pide ahora respeto a su duelo y que se les deje en paz en estos duros momentos.
Sobre la hipótesis de que haya muerto de una caída accidental tras subir a la montaña, desde el entorno de la joven no acaban de creerse dicha posibilidad. "No me lo creo, la conozco, ella no subiría por ahí y menos aún con chanclas, se cansaba enseguida", argumentan dado lo escarpado de la zona.
Tampoco les encaja que se haya encontrado ahora el teléfono móvil, uno de los indicios que apoyan la tesis de la muerte accidental, cuando ya se estuvo buscando precisamente en esa misma zona al dejar de dar señal al mediodía del 9 de agosto en el repetidor que cubre la zona calcinada de la montaña y los alrededores de la casa de la última persona que la vio con vida.
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Este sospechoso, interrogado en varias ocasiones por los investigadores, permanece encerrado en su domicilio y no quiso hacer ningún tipo de declaración. "El que algo esconde, algo teme", indican desde el entorno de la joven fallecida.
Horas de incertidumbre
Oliva amanecía este jueves taciturna y bajo una montaña de dudas. Y los que peor lo están pasando son los familiares de Beatriz Guijarro, la joven de 29 años que desapareció el pasado 9 de agosto en extrañas circunstancias tras quedar con un supuesto amigo en la parte alta del municipio. El hallazgo en la tarde de este miércoles, en una zona de vegetación en la montaña de La Creu, de los restos mortales de una persona carbonizada y las sospechas, ya confirmadas, de que se tratara de Bea dada la proximidad al lugar en el que fue vista por última vez, han generado entre los amigos de la joven y muchos vecinos de la población una sensación de incertidumbre y desasosiego en busca de respuestas.
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La primera de ellas, y la más importante, es la confirmación oficial de que el cuerpo encontrado por unos senderistas -fue una mujer que caminaba con su perro la que dio la voz de alerta- es el de Beatriz. Dado el estado que presentaba el cadáver, deteriorado por la acción del fuego y el paso de los días -el próximo día 9 hará dos meses de su desaparición- los forenses del Instituto de Medicina Legal de Valencia deberán determinar mediante ADN y/o análisis odontológico la identidad de los restos mortales encontrados, cuyo hallazgo adelantó en exclusiva LAS PROVINCIAS.
Los investigadores del equipo de Policía Judicial de la Guardia Civil de Gandia trabajaban desde primera hora con la hipótesis clara de que se tratara de la joven desaparecida en Oliva, madre de dos pequeños de seis y ocho años, tras encontrar elementos en el lugar del hallazgo que hacían pensar que fuera Bea. Por ello, en la misma tarde del miércoles se le pidió a los familiares que trajeran un cepillo de dientes de la joven para cotejarlo con las muestras recogidas y confirmar que el perfil genético coincide, prueba irrefutable de su identidad.
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«Cuando nos han dicho que han encontrado un cadáver quemado en la montaña se me ha removido todo el cuerpo», confiesa con un nudo en el estómago un familiar de la joven. La familia pide respeto y prudencia con las especulaciones y solo esperan en vilo noticias de las Guardia Civil. El padre de Bea, la pareja de este -que la ha visto crecer también como su segunda madre-, su hermano y su novia, acudieron esa misma tarde al lugar para saber de primera mano si era ella o no y acabar por fin con este sufrimiento. El hermano incluso subió por el lateral derecho de la montaña cuando ya estaba anocheciendo para tratar de hablar con los agentes y confirmar si como temían, y se resistían a creer, Bea está muerta.
La segunda pregunta que atormenta a los familiares y amigos de la joven son las causas de su muerte. Agentes del grupo de Homicidios de la Comandancia de Valencia, que se han hecho cargo ya del caso, han acudido de buena mañana a la zona junto al equipo de Criminalística en busca de vestigios que permitan esclarecer todo lo que envuelve a este extraño caso.
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«Es imposible que si es Bea haya muerto de forma accidental, no me lo creo, es todo muy raro», aseguraban por la mañana desde el entorno de la joven ante una de la hipótesis con la que trabaja la Guardia Civil. Los vecinos del barrio el Pinet, donde fue vista por última vez Bea, y donde se ha producido el hallazgo del cadáver señalan lo extraño del caso. «¿Para qué iba a subir ella sola a la montaña a esas horas?», se pregunta Javi. Además, el punto donde se han encontrado los restos humanos está justo en la parte más alejada a la bajada de regreso al casco urbano. La familia tampoco encuentra sentido al lugar en el que ha sido encontrada la joven y que subiera ella sola hasta allí y los motivos que manejan los investigadores.
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