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Para muchas personas, jugar semanalmente al Euromillones es una rutina cargada de ilusión. Marcar siempre los mismos números se convierte casi en una superstición, un hábito donde el azar y la esperanza se entrelazan. Pero en esta ocasión, ese sueño se ha convertido en una pesadilla amarga para una estudiante británica, que vio cómo se esfumaba la posibilidad de hacerse millonaria de un día para otro por un descuido tan sencillo como habitual: no tener saldo suficiente en su cuenta para confirmar la apuesta.
Rachel Kennedy, una joven universitaria del Reino Unido, llevaba semanas apostando a la misma combinación numérica: 6, 12, 22, 29, 33, con las estrellas 6 y 11. Esa jugada, repetida durante cinco semanas consecutivas a través de una aplicación móvil de lotería, coincidió exactamente con los números ganadores del sorteo del Euromillones del 26 de febrero de 2021, en el que el bote alcanzaba la cifra récord de 210 millones de euros. Sin embargo, su alegría inicial desapareció en cuestión de segundos al comprobar que su participación no había sido validada: no había fondos en su cuenta para cubrir el coste del boleto y, por tanto, no se llegó a procesar la apuesta.
La estudiante explica que al recibir el aviso en la aplicación, creyó haber ganado. Incluso, al ponerse en contacto con la plataforma, recibió una felicitación. «Fue realmente devastador. Llamé a la empresa pensando que había ganado y me felicitaron, pero luego vieron que el billete no se había pagado», confiesa Rachel, según recoge el diario británico 'The Mirror'.
El fallo, según ha explicado la joven, fue no comprobar que el sistema había rechazado automáticamente la apuesta por falta de saldo. Nadie —ni ella ni su pareja, con quien compartía la ilusión del juego— se percató a tiempo de la omisión. Aquel descuido permitió que un ciudadano suizo, que sí selló correctamente la jugada, se llevara íntegramente el multimillonario premio.
Aunque la joven reconoce que la situación está siendo «dolorosa», también ha afirmado que intenta mantenerse positiva. No es fácil digerir que, por una simple notificación no leída y una cuenta vacía, se ha escapado entre los dedos la posibilidad de cambiar su vida por completo.
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