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Gemma Montilla en el aeropuerto antes de volar a Polonia. LP

Erasmus valencianos en vilo con los drones rusos en Polonia

Más de 300 universitarios de la Comunitat están a la espera de una respuesta por parte de sus centros de origen y de destino

Rosana Ferrando

Valencia

Sábado, 20 de septiembre 2025, 00:11

Polonia era, hasta hace poco, uno de los destinos Erasmus más atractivos para los estudiantes valencianos. Ahora, vive días de incertidumbre. El bajo coste ... de vida, la buena acogida de los extranjeros y las facilidades de sus universidades para los alumnos foráneos la habían convertido en una apuesta segura para pasar un cuatrimestre o un curso entero. Sin embargo, la irrupción de drones rusos en su espacio aéreo y la respuesta militar de Varsovia han encendido las alarmas. Entre las familias y jóvenes que ya hicieron la maleta ahora resuena la una pregunta: ¿Es seguro vivir junto a la frontera de una guerra que amenaza con escalar?

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La pasada semana se detectaron 19 incursiones de drones rusos, algunos de los cuales volaron a una distncia suficientemente baja como para cerrar cuatro aeródromos polacos temporalmente, incluido el principal aeropuerto de Varsovia. Nawrocki, presidente de la República de Polonia, declaró que cree que Moscú usó la pasada incursión para testar la defensa del país y los expertos añaden que logró datos sobre el 'escudo' de la OTAN.

La inquietud que suscita el acontecimiento contrasta con la normalidad que transmiten las instituciones. La Universitat Politécnica de Valencia (UPV) prevé que 113 alumnos estudien en 26 universidades polacas, la mayoría de ellos en Wroclaw, Varsovia y Cracovia. Desde allí, no se han emitido comunicados oficiales para sus usuarios y las clases continúan con absoluta normalidad después de lo ocurrido.

Tampoco en la Universidad Católica de Valencia (UCV) se perciben cambios para los 45 estudiantes que estudiarán allí. Remiten a las directrices de la Comisión Europea, que no ha enviado ninguna advertencia excepcional. No obstante, avisan de que sus alumnos tienen la posibilidad de renunciar y reincorporarse a su campus habitual en Valencia, sin que su entrada accidentada provoque desventajas en su currículo académico.

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La misma calma se repite en la Universitat Jaume I (UJI) de Castellón, 44 personas que estudian allí tienen la intención de volar a Polonia en los próximos días. Desde el centro insisten en que, mientras el Ministerio de Asuntos Exteriores no desaconseje viajar, no hay motivo para frenar las movilidades. El propio Ministerio, desde la Embajada de Varsovia, asegura que la situación en el país es de «completa normalidad» y recuerda a los estudiantes que estén atentos de las recomendaciones oficiales y a los canales de emergencia consular.

Desde la Universidad de Alicante (UA), que enviará a 71 jóvenes, también se defiende la continuidad del programa: «Hay normalidad absoluta, Erasmus no ha quedado afectado de ningún modo» afirma la vicerrectora de Relaciones Internacionales, Rosa María Martínez. La Universidad Miguel Hernández (UMH) cuenta también con 33 estudiantes en esa situación.

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Mientras las instituciones llaman a la calma, las emociones son contradictorias en las casas valencianas. Gemma Montilla, estudiante de tercero de Psicología, resta dramatismo al asunto: «Sé que no va a caerme un dron en la cabeza, la gente es muy alarmista». Su madre, sin embargo, admite el miedo: «Estamos muy contentos porque se va para cumplir un sueño, pero no deja de dar respeto. Además de ser joven y no conocer el idioma se le suman las tensiones entre Rusia y Polonia».

Marina Morant, también de Psicología, reconoce que el temor lo sienten más en su entorno que ella misma: «Yo estoy tranquila, pero mi familia, no tanto». Tanto ella como Sonia Aguilar, que estudia Magisterio, cogen el vuelo el día 24 para empezar las clases el 1 de octubre. Su familia está dividida, sus padres la animan a dar el paso pero su hermano y su tío creen que debería quedarse. Ella pretende irse y si sucede algo, coger un vuelo de vuelta a España. No quiere renunciar a la experiencia que ha planeado durante todo el verano, además, ya ha pagado el alquiler de un mes en el país del este de Europa.

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Sonia estudiará en Krosno, aunque vivirá en Cracovia, a apenas 132 kilómetros de la frontera con ucrania. La ciudad de Leópolis, ya en territorio de guerra, está más cerca de su destino que Valencia de Alicante. Pese a ello, asegura que quienes están allí transmiten tranquilidad: «Dicen que todo sigue igual, que se ve seguridad en las calles y que no pasa nada raro».

De momento, las universidades valencianas insisten en que no existen restricciones y que la situación está bajo control. Pero en la mente de los estudiantes y, sobre todo, de sus familias, sigue flotando en la misma pregunta: ¿Es seguro vivir junto a la frontera de una guerra que amenaza con escalar?

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