La red social valenciana que quiere devolver la vida a los pueblos
Puebli, la app que revitaliza la España vaciada, conecta generaciones y servicios en pueblos pequeños
En la España interior, donde las plazas vuelven a llenarse los fines de semana y en verano, pero entre semana manda el silencio de una ... región vaciada y envejecida, una app nacida en Titaguas está buscando una respuesta sencilla a un problema complejo: cómo organizar la vida del pueblo para que corra mejor la voz, se conecte a sus gentes y las generaciones caminen juntas. Se llama Puebli, y su fundador y CEO, Alex Escribano, lo resume con una frase: «Puebli es una red social para los pueblos».
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La propuesta, que arrancó como una app local para las fiestas de Titaguas y acabó escalando a un producto para pueblos de toda España, combina algo tan rural como las pandillas, los bandos o el tablón del ayuntamiento con una interfaz digital cuidada para que la usen igual «un chaval de 18 que una persona de 80 años».
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La chispa saltó en el verano de 2024. Escribano, de Titaguas, formaba parte de la comisión de fiestas y tuvo una intuición: «Se me ocurrió la idea de hacer la primera red social para Titaguas, y la hice». La acogida excedió cualquier expectativa: «Fue todo un éxito. Se posicionó en el ranking del App Store, en el número 60, todo con un pueblo de 400 habitantes». La versión era mínima comparada con lo que hoy es Puebli, pero demostró una verdad: cuando la información del pueblo está en un único lugar, la gente responde.
Ese fue el germen de la idea. La app dejó de llamarse como el municipio para convertirse en Puebli, «una aplicación para todos los pueblos de España», donde cada usuario elige el suyo al entrar y accede a todo lo relevante sin perderse entre webs municipales, canales de WhatsApp o perfiles dispersos. El lanzamiento oficial llegó en julio de este año con cinco localidades de la provincia de Valencia: Titaguas, Chulilla, Benagéber, Villar del Arzobispo y Pedralba.
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Los números hablan por sí solos. En una población censada conjunta de 8.000 habitantes, Puebli suma ya 2.500 usuarios y más de 1.700 activos al día, con más de 400 publicaciones generadas por los propios vecinos. «Estamos muy contentos. La gente ha entendido muy bien cuál es el valor que ofrece», afirma Escribano, que ya trabaja para incorporar 14 pueblos más del Alto Turia y la Serranía y abrir nuevas zonas de la provincia.
El corazón de Puebli se organiza en ocho módulos pensados para la vida cotidiana de los pueblos. Por un lado, una sección concentra los bandos del ayuntamiento y los avisos de los comercios locales; en otro, se reúnen eventos programados por asociaciones y negocios, desde el calendario festivo hasta, por ejemplo, el día del libro en la librería local. A ello se suma un módulo de coche compartido, «como blablacar», que facilita subir y bajar del pueblo en comarcas donde el transporte público es «bastante malo y a veces inexistente», con un impacto directo en el bolsillo de quienes viajan con frecuencia.
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Otra funcionalidad de la app actúa como un Wallapop de proximidad para la compra y venta de segunda mano. Además, la aplicación también canaliza ofertas y demandas de empleo tan diversas como un servicio de limpieza a domicilio o un puesto de oficinista en el ayuntamiento. En otra sección se encuentra el equivalente local a Idealista, vecinos y propietarias publican alquileres y ventas, pieza clave para fijar población. Asimismo, cuenta con una guía local que funciona como unas «páginas amarillas» del municipio, con teléfonos, horarios y enlaces de servicios y comercios esenciales, desde la farmacia al propio ayuntamiento o la asociación de fiestas. Y, por último, la app también ordena los puntos de interés turístico y sus descripciones con una pequeña galería, mostrando lo mejor del pueblo desde dentro.
Todo convive en un único espacio que, además, incorpora una capa social con perfiles de vecino, comercio, asociación o institución, galerías de fotos, amistades y —muy propio del entorno rural— la posibilidad de crear pandillas o cuadrillas con muros privados, para que la identidad local también se exprese en digital.
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Mayores conectados
El relato habitual sobre la España vaciada se detiene en el envejecimiento. Escribano introduce un matiz importante: durante fines de semana y vacaciones «se llena de vida joven» que no aparece en el censo, pero que sostiene las comisiones de fiestas y la actividad. Puebli quiere juntar esas dos realidades. Por un lado, «mucha parte de nuestros usuarios son aquellos jóvenes que están en la ciudad, pero que aman al pueblo y quieren tener un ojo en el pueblo». Por otro, «hemos recibido muy buen feedback también de gente mayor», que consulta bandos, se entera de eventos y encuentra en la app un canal único.
La clave está en el diseño: botones grandes, flujos cortitos, que se vea todo muy claro y conciso, nada de textos largos. Un trabajo, dice, de «un año y medio» para que la app sea transversal: «Desde un chaval de 18 años hasta una persona de 80 años lo puedan usar de la misma manera». En los hechos, esto significa que para un mayor es más fácil descubrir que esa tarde hay charla en el centro social, que mañana pasa el podólogo o que el taller del pueblo cambia el horario; y que, si necesita bajar a la cabecera de comarca, puede coordinar un viaje compartido con un vecino de confianza.
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Un pueblo, una comunidad
Uno de los detalles que más gracia hace a los usuarios, admite Escribano, es el acceso verificado por pueblo. «Si el usuario es de Titaguas, le hacemos una pregunta secreta a la que solo la gente de Titaguas sabe dar respuesta». Lo mismo ocurre en Chulilla o en cualquier municipio activado. No se trata de levantar muros, sino de reforzar un sentimiento de pertenencia y que las conversaciones vecinales sigan siendo de proximidad, como en la plaza. En la práctica, el sistema aporta confianza: quien ofrece un empleo, un sofá viejo en el mercadillo o una plaza de coche compartido sabe que al otro lado hay alguien del mismo entorno.
Puebli intenta resolver un problema de escala: en un pueblo pasan «pocas cosas», comparado con la ciudad, pero están dispersas en «la web del ayuntamiento, un canal de WhatsApp, una cuenta de Instagram…». El resultado es descoordinación. «Lo interesante es que todas esas iniciativas estén viviendo en un mismo ecosistema digital y no tener 7 apps diferentes», sostiene el CEO. La propuesta no quiere sustituir lo existente, sino aglutinarlo: que los bandos lleguen a quien debe, que el calendario de fiestas se vea de un vistazo, que el comercio local tenga un escaparate común y que el boca a boca recupere su potencia apoyado en el móvil.
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Puebli ha entrado en septiembre en Lanzadera, el ecosistema de emprendimiento con sede en Valencia. La motivación, cuenta Escribano, fue tan personal como estratégica: «Siempre ha sido un sueño… sentirme arropado de esa gente que vive la vida profesional desde mis mismos ojos». La estancia trae «muchísima mentoría», formaciones y un espacio de trabajo «moderno, súper cuidado y con tecnología puntera». De momento no buscan levantar una ronda, pero dejan la puerta abierta a que el entorno facilite ese paso si llega el momento. Hoy, el foco está en crecer en pueblos y consolidar el uso.
Juventud que vuelve, mayores que se quedan
Hay una línea que atraviesa todo el proyecto y que lo acerca a los retos de la sección Los más grandes: cómo hacer que los mayores sean protagonistas de la revitalización rural. Puebli responde con funciones útiles y un interfaz amable; pero, sobre todo, con una idea de comunidad que no expulsa a nadie. Para un jubilado, la app es el tablón vivo donde informarse y participar. Para un nieto que estudia en la ciudad, es la ventana al pueblo y el lugar donde coordinar con su cuadrilla el próximo fin de semana. Para ambos, es una oportunidad de encontrarse en el mismo canal.
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La adopción temprana —2.500 usuarios sobre 8.000 censados en cinco pueblos, con 1.700 activos diarios— es un indicador de que el producto ha encontrado una necesidad real. Y el origen —una comisión de fiestas de 2024— recuerda que la innovación, también en lo rural, brota cuando alguien decide organizar mejor lo de siempre.
«Nuestro objetivo es introducir más pueblos, y que la aplicación tenga un valor real para la gente y se use», concluye Escribano. En un mapa que se vacía por el centro, Puebli aspira a ser una herramienta para que lo que queda —y lo que vuelve cada fin de semana— se sienta más coordinado, más visible y más cerca. Si el futuro de muchos pueblos pasa por coser generaciones, quizá esa costura tenga forma de app con pandillas, bandos y mercadillo. Y con botones grandes, por si acaso.
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