La vuelta a clase menos dura de la UPV: un aula que genera bienestar para que los alumnos estudien mejor
La Politécnica implanta la primera clase de España que optimiza elementos de arquitectura e interiorismo para que los estudiantes estén cómodos y aprendan mejor
La vuelta a las clases, este otoño, será menos dura para algunos de los alumnos de la Universitat Politècnica de València (UPV), que estrenarán una ... instalación pionera en España, para la que la universidad ha pensado, precisamente, en quienes la van a habitar la mayor parte del tiempo: los estudiantes y sus profesores. Y es que el aula del futuro ya es presente en esta universidad pública valenciana. En concreto, en un espacio de la Escuela Superior de Ingeniería Agronómica y del Medio Natural, que ha sido proyectada bajo los estándares de la arquitectura WELL, de la mano de la arquitecta de CU4 estudio Anna Ferrer, junto al equipo del Laboratorio de Neuroarquitectura de la universidad.
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Diseñada bajo los principios del estándar internacional WELL Building, este aula piloto ayuda a mejorar el aprendizaje y optimiza el rendimiento y confort del estudiantado y profesorado y fomenta la creatividad, el pensamiento crítico y la innovación. Para ello, se ha intervenido en el proceso de la obra desde la planificación y atendiendo a criterios científicos, ya cuantificados para aumentar el bienestar de los usuarios. «Si la gente supiera todo lo que nos puede afectar todo lo que tenemos en casa», explica Carmen Llinares, directora del Laboratorio de Neuroarquitectura de la UPV. Por eso, cuando el rectorado aprobó el proyecto para poder diseñar y construir un espacio siguiendo criterios de bienestar y con la validación mediante procesos cognitivos del método científico que han desarrollado, las cosas se comenzaron a hacer de una manera muy distinta a las obras tradicionales. Para empezar, porque en un primer momento, lo que se hizo fue un 'focus group' con los usuarios de ese espacio, para conocer las necesidades, las debilidades del lugar y el uso que se le daba habitualmente en las clases. Ahí, reunieron a alumnos, profesores, personal de administración de la escuela, de servicios, a la dirección de la facultad y hasta a grupos de emprendedores. Ahí surgieron usos de las clases, más allá de dar teoría o hacer trabajos de prácticas. Se habló de la necesidad de trabajar en equipo en determinados momentos de las asignaturas, de atender a la pizarra en otros, de hacer exámenes de asignaturas o de oposiciones. Incluso de usar el espacio para conferencias de otros temas.
Y a partir de ahí, se comenzó a diseñar la iluminación, el mobiliario, la gestión del espacio o su geometría, junto con el equipo de Anna Ferrer. Y empezaron con la aplicación del método de mediciones de parámetros cognitivos. Porque aquí todo se comprueba con ciencia. Se hicieron mediciones antes de que se reformara el espacio, para conocer las sensaciones que despertaba entre quienes se sentaban en los pupitres. Pero también entre los que estaban en la pizarra o limpiaban en espacio. Y por supuesto, también después, una vez estaba finalizado. Y ahí surgieron cosas tan básicas como implantar distintas temperaturas de color en la iluminación, porque no necesitamos los mismos estímulos para atender una explicación, que para fomentar la creatividad o para bajar el estrés durante un examen. O el mobiliario, que de la mano de ACTIU, se adaptó a la multifuncionalidad del espacio y a los gustos de los usuarios. En un inicio, por ejemplo, las mesas iban a ser blancas y las sillas azules. La realidad, después del test que se hizo con la compañía alicantina, acabó con mesas de acabado color madera y sillas de colores. «Al final, las sillas eran verde y coral y las mesas color madera, como los colores de la Escuela de Agrónomos sin haberlo pretendido», cuenta Carmen Llinares, que recuerda que el día que hicieron la primera presentación del aula con los alumnos estaban encantado. «El mobiliario les parecía divertido. Nos contaron que les rebajaba la sensasión de estrés». También se ha incorporado vegetación preservada, de la mano de la empresa valenciana Greenarea, lo que mejora la sensación de bienestar en interiores.
«Este aula es solo el principio. Es un proyecto piloto, pero representa una nueva manera de hacer, de aprender y de colaborar. Un modelo aplicable a otros espacios de la universidad y una fuente de inspiración para muchos proyectos educativos. Porque, cuando el entorno está bien diseñado, no solo mejora el aprendizaje: transforma la experiencia educativa por completo», ha añadido Anna Ferrer, arquitecta y socia fundadora de CU4.
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Pero, sin duda, una de las mayores sorpresas estaba escondida en un mural cerámico que, en su día, había vestido el hall de Agrónomos, en su etapa en Blasco Ibáñez. Esta obra de gran formato, realizada en técnica de socarrat con partes esmaltadas, representa una alegoría de los cultivos a lo largo de las estaciones del año y fue originalmente parte del edificio de la antigua Escuela Técnica Superior del Medio Rural y Enología. Firmado por Cillero, y con una posible autoría compartida con Javier Clavo, este mural ya estaba en una de las paredes del aula que se ha intervenido. Pero en uno de los laterales. Y fue una de las cosas por las que se preguntaron en la sesión del 'focus group' que se realizó al inicio del proyecto. Cuando preguntaron por el mural, la mayoría de alumnos y profesores ni siquieran habían reparado en él. La distribución, con las sillas frente a la pizarra y la obra de arte, en la pared lateral derecha, la había hecho pasar desapercibida. Ahora, se ha instalado en el frontal de la clase. Los alumnos dicen que la sesación es totalmente distinta. Que les da calidez, cuenta Carmen Llinares.
Junto al mural, el aula también ha ganado con su apertura al pasillo, con una gran cristalera, para conectar amabas zonas. Esa idea, por ejemplo, surgió de las conversaciones con emprendedores. «Para conectar la universidad con el mundo de la empresa», explica.
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En definitiva, el espacio se ha diseñado a partir de criterios científicos que relacionan el entorno físico con el funcionamiento de los distintos sistemas del cuerpo humano, como el sistema nervioso, endocrino o cardiovascular. Entre sus características más destacadas, este aula del futuro emula los cambios naturales de la luz solar para mantener los ritmos biológicos y mejorar la concentración y el descanso. Además, acústicamente está diseñada con geometrías y materiales que minimizan el estrés por el ruido y mejoran la inteligibilidad del habla. Incorpora también materiales saludables y una mejor ventilación, que garantizan una mejor calidad del aire y lo que se conoce como mobiliario activo, que fomenta el movimiento, reduce el sedentarismo y se adapta a diferentes usos docentes como trabajos en grupo, exposiciones o conferencias. E incluye otros elementos que favorecen estados emocionales positivos y bienestar psicológico.
Este curso, con la inauguración definitiva del aula y su puesta en funcionamiento, llegarán las mediciones posteriores, que se realizarán cuando el aula entre en uso, aunque ya se ha observado una mejora en la percepción de bienestar.
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