Dos jóvenes conversan en un parque. Jose Luis Nocito

Averigua cómo caerle bien a las personas con las que no tienes buena relación con este método psicológico

Lo que se conoce como «efecto Franklin» funciona pidiendo una pequeña ayuda que logra transformar la percepción del otro

Jaime Vázquez García

Viernes, 5 de diciembre 2025, 01:13

Aunque solemos ser generosos con quienes nos caen bien, la ciencia sugiere que ayudar o pedir ayuda a personas con las que no tenemos una conexión especial puede cambiar de forma sorprendente la manera en que nos relacionamos con ellas. Un conocido fenómeno psicológico, denominado «efecto Franklin», demuestra que realizar favores a alguien por quien sentimos indiferencia puede aumentar nuestra simpatía hacia esa persona.

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Un fenómeno social con siglos de historia

El término proviene de Benjamin Franklin, quien utilizaba pequeñas peticiones estratégicas para suavizar la tensión con sus adversarios políticos. Según recuerda la revista 'Forbes', en una ocasión pidió prestado un libro a un rival, y aquel simple gesto transformó por completo la relación, que pasó de ser distante a cordial.

Este curioso mecanismo también funciona a la inversa: solicitar un favor a quien no tiene una opinión del todo positiva sobre nosotros puede mejorar la percepción que tiene de nuestra persona.

La explicación psicológica: la disonancia cognitiva

El proceso está ligado a la disonancia cognitiva, que se produce cuando nuestras acciones no coinciden con nuestras creencias. Si no solemos ayudar a alguien que no nos cae bien, pero aun así lo hacemos, nuestro cerebro tiende a justificarlo asumiendo que esa persona quizá no nos resulta tan antipática como pensábamos.

La evidencia científica de este comportamiento fue demostrada en 1969 por los investigadores Jon Jecker y David Landy, quienes confirmaron que las conductas pueden moldear nuestras creencias con más fuerza de lo que solemos imaginar.

Lejos de ser una estrategia manipuladora, el efecto Franklin puede servir para construir relaciones más sanas y colaborativas. Los expertos recomiendan empezar con peticiones sencillas, repetirlas de forma ocasional y, sobre todo, actuar desde la sinceridad y la buena intención. Así es como se obtienen los mayores beneficios psicológicos de este fenómeno.

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