Vivir como los íberos

Vivir como lo hacían los íberos en el año 450 a. C. es posible. Y lo es gracias al Museo de la Ciudad de Benicarló (Mucbe), que entre sus actividades culturales para el verano prepara dos visitas teatralizadas para conocer tanto la historia de la localidad como el yacimiento íbero del Puig de la Nau, una joya arquitectónica datada de esta época y que permite al visitante retroceder en el tiempo para convertirse en un guerrero íbero. Con sólo 24 horas de diferencia, ambas propuestas tendrán lugar los días 6 y el 7 de agosto, respectivamente. Son gratuitas, destinadas a todo tipo de público y se valen tanto de una asociación especializada en recreación histórica como de los propios vecinos de la localidad para contar la vida y progreso del municipio desde la prehistoria hasta la Guerra Civil.

La primera de las actividades, la que tendrá lugar el 6 de agosto, es la visita al centro histórico de Benicarló. El paseo por el pasado de la localidad castellonense recorre ocho escenarios y enclaves del casco antiguo de la ciudad en los que poder disfrutar de un período de la historia concreto. La iniciativa se inicia en la Iglesia de San Bartolomé. El enclave sirve para ahondar en la vida de los íberos que poblaron Benicarló. El comercio, el antiguo puerto de desembarco y las llamadas 'Rocas de la barbada' se explican en esta primera parada.

Cerca de la iglesia, en el Carrer Ample se desentrañan los secretos de la antigua alquería árabe de 'Ben-gazlum' o 'Ben-gazló'. Apenas unos metros después, los asistentes podrán ser testigo de la historia de los primeros pobladores cristianos, el otorgamiento de la Carta Pobla por parte de Jaume I y la independencia del término de Benicarló del Castillo de Peñíscola. El edificio gótico, antiguo ayuntamiento, sirve a través de la recreación para conocer la guerra de les Germanies.

Seguidamente, la visita se para en el Convento de San Francisco, del siglo XVI, para mostrar la vida de los franciscanos que vivieron en la ciudad. La antigua prisión, también del siglo XVI y ubicada en la Calle Mayor, permite conocer los acontecimientos de la guerra de Sucesión. Una antigua casa tradicional benicarlanda de la Calle San Cándida traslada al público al siglo XX para narrar los acontecimientos de la plaga filoxera y el fin de la producción del vino Carlón en los inicios del siglo pasado. Como último espacio, en el Carrer de Sant Joan se desvelará cómo vivió Benicarló la Guerra Civil Española. Frente al edificio de Correos del municipio, se recrearán pasajes de la historia más reciente del país.

Por otra parte, comer los alimentos típicos de los íberos, saborear el especial vino reducido con agua y miel que bebían los antiguos habitantes del yacimiento del Puig de la Nau e, incluso, asistir a uno de sus rituales funerarios se hace realidad con la segunda visita programada por el Mucbe. La actividad del poblado íbero traslada al público a este enclave situado en la localidad. Los participantes de la iniciativa serán recibidos por el Régulo, -el líder del poblado-, y los guías para recorrer la vida y costumbres de estos ciudadanos. Expertos y aficionados en recreación histórica son los encargados de acompañar al público a la casa del ceramista y explicarles cómo se utiliza este material en aquel momento. La confección de los telares, la construcción y decoración de las casas de la época, como se desarrollaba el comercio en lo que se hacía llamar la bodega o los hornos de la alimentación. En este apartado, el visitante podrá degustar productos típicos de la época, saber cómo se elaboraba el pan e, incluso, sus rituales a la hora de la comida. La visita recorre espacios como la antigua plaza de armas y la muralla, en la que los guerreros íberos se defendían de los posibles ataques. También se podrá acceder a la casa del Régulo.

Como último paso de la ruta, la recreación histórica finalizará en el templo sagrado de los habitantes de la zona, se conocerán sus ritos y su forma de vivir la religión y se podrá asistir a la escena del enterramiento del hijo del Régulo. Allí, se podrá ser testigo del ritual de llevar al fallecido en procesión hasta la pira funeraria, observar una recreación de la incineración del cuerpo, el banquete funerario y el enterramiento.