15 años sin piscina cubierta en Tavernes y su apertura se demora a 2024

15 años de espera. Este es el tiempo que llevan aguardando los vecinos de Tavernes de la Valldigna para estrenar la piscina cubierta. Los residentes en esta población que requieren de estos servicios tienen que desplazarse cada día a otras localidades como Xeraco, en la Safor, o Carcaixent y Cullera, ambas en La Ribera. La historia de esta obra está llena de fatalidades y siguen apareciendo complicaciones que impiden su apertura.

El gobierno actual de Tavernes, (Compromís y PSPV) tenía previsto acabar esta obra, que ha estado paralizada unos diez años, a finales de 2022 o principios de 2023, pero no será así. Si todo va bien, que es lo que dicen los políticos para no pisarse los dedos con las fechas, el complejo acuático abrirá en 2024. En el caso de Tavernes, el edil de Urbanismo, Josep Llàcer, confía en que la piscina esté a punto antes de que finalice este año, pero reconoce que a «cada paso que se da aparece un problema». Mientras que desde la oposición reclaman celeridad y que la obra se acabe cuanto antes y cumpliendo los parámetros de calidad, como ha indicado el edil Carlos Gimeno.

La piscina de Tavernes es uno de los grandes dolores de cabeza más grande que tiene el ejecutivo local en estas tres últimas legislaturas, justo cuando cambió el signo político en la localidad. En 2011 salió el PP y entró Compromís, apoyado en el PSPV en dos etapas. Las obras del recinto deportivo arrancaron en 2009 y en 2011 se paralizaron a falta de unos meses para las elecciones municipales de ese año. Fue el inicio de una década en la que no se podían dar pasos para acabar las obras, ya que la empresa constructora quebró y fue muy costoso resolver el contrato.

Por todo ello, pasaron diez años y no fue hasta 2021 cuando el actual gobierno anunció las obras de finalización del recinto, con una inversión de 800.000 euros. Pero las cosas no han salido como se esperaban y han aparecido más «complicaciones», como ha indicado Llàcer. «Esta contrata para finalizar la obra y ponerla en marcha salió con la previsión de utilizar muchos de los sistemas ya instalados y máquinas que colocó la anterior empresa antes de abandonar en 2011, pero ahora al intentar hacerlos funcionar no es posible».

Esto es lo que generará otro retraso. La obra tenía que haber acabado a finales de 2022 para que la piscina abriera a principios de 2023, pero Llàcer ha reconocido que no va a ser así. «Hay que reparar otras cosas que no estaban previstas y modificar el contrato con Monrabal, ya que esta constructora no hará todos los trabajos». Los funcionarios y técnicos están «haciendo un trabajo titánico, pero son muchos los problemas que surgen».

Por ello, se cambiará el contrato con la actual constructora, ya que esta mercantil tenía que hacer las certificaciones de obra y no lo hará. Por tanto, se sacará a concurso otra fase de los trabajos que permitirá, si todo va bien, rematar esta vez el complejo tras 15 años. El edil ha explicado que se pedirá un crédito, o al menos esa es la intención, de 600.000 euros para acabar la actuación. Hay que reparar sistemas de deshumidifación, que no funcionan; sustituir el de recogidas de aguas de la cubierta, que genera filtraciones, y cambiar el grupo electrógeno de emergencia, ninguno de ellos funciona.

Desde el gobierno local confían en tener listos el cambio de contrato con Monrabal, la modificación presupuestaria o la petición del préstamo y la licitación de la nueva obra. Todo esto estará como pronto entre los meses de julio y agosto, y será el momento de sacar a concurso los trabajos. Por ello, no se espera que la actuación pueda estar acabada antes de 2024, aunque Llàcer espera que sí.

Sin embargo desde la oposición ven las cosas de otra manera, el edil no adscrito y miembro de la lista del PP a las elecciones de mayo Carlos Gimeno ha precisado que esta obra es «necesaria y que hay que acabar bien y cuanto antes». El concejal ha explicado que este gobierno está necesitando mucho tiempo para acabar una obra, que en 2011 estaba ejecutada al 99%. «Sólo quedaba aplicar un tratamiento ignífugo al sótano, que costaba 300.000 euros».

Gimeno ha indicado que el complejo es muy necesario ya que contempla una piscina climatizada y otras dos, una de SPA y otra terapéutica. Hay dos salas deportivas, pistas de pádel y cafetería. «Es una obra imprescindible en Tavernes que hay que culminar». El edil ha explicado que el recinto sufrió vandalismo durante los primeros años en los que estuvo cerrada tras construirse y no entrar en funcionmiento.

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